El envolvente fondo marino de Kraser en Cartagena

Especies como el caballito de mar, la tortuga, el pulpo, la medusa, la estrella de mar, la ballena, o personajes de dibujos animados como el famoso Bob Esponja, forman parte del nuevo mural de Kraser (Cartagena, 1977) en el túnel de Gisbert. Una obra repleta de símbolos y con guiños al presente, pasado y futuro del patrimonio subacuático y al mundo marino de Cartagena. La pintura se encuentra por debajo del puente de la calle Gisbert, una ubicación que no solo se concibe como un puente de tránsito, más bien, «como un lugar lleno de vida –indica el artista– que te transporta a su propio interior, que te obliga a pararte a observar detenidamente».

El cartagenero presentó el lunes pasado un catálogo con imágenes del fotoperiodista Pablo Sánchez del Valle, que lo acompañó durante todo el itinerario creativo del mural. «Un proceso complejo –describe el autor– sin límites desde su comienzo hasta su finalidad». Durante más de un mes, Kraser estuvo trabajando casi diez horas al día, mientras cortaba el tráfico por debajo del puente, para poder realizar su intervención pictórica titulada 'Inflexión acuática'. «Es una pintura envolvente. Quiero que cuando uno esté allí, tenga la sensación de estar debajo del mar», expresa.

Con este proyecto el artista propone revalorizar el espacio elegido para la intervención y su entorno por medio de su rehabilitación a través del arte. Su intención es convertir el puente y la obra en un destino turístico-cultural, para los cartageneros y los visitantes de la ciudad portuaria. «Es un trabajo muy especial. Es una obra que para poder disfrutarla de verdad hay que verla en persona», señala. Los espectadores se van a encontrar rodeados de una extensa muestra de especies marinas vinculadas con el mar Mediterráneo y particularmente con la biodiversidad de la Región, como el erizo, el congrio, la morena, el pulpo, el calderón, la tintorera, el mero, el sargo común y sargo imperial, el pez aguja, el salmonete, el raspallón, el gallo gris, pez golondrina, la llampuga o sepias.

El mural recoge una serie de elementos que hacen referencia a la ciudad. Se representa la historia con la introducción de una representación del barco fenicio expuesto en el ARQUA y los hallazgos de ánforas en excavaciones submarinas. «Es cierto que el pecio se encontró en Mazarrón, pero creo que es un icono de la zona y esta es una manera de visibilizar la arqueología subacuática», anota. También hace referencia a la escultura clásica, representando al dios del mar, Poseidón.

¿Qué niño no conoce a Bob Esponja y sus aventuras en la ciudad del fondo marino llamada 'Fondo de Bikini'? A Kraser le interesa que los más pequeños también puedan disfrutar del arte. Por eso, en el túnel de la calle Gisbert, también ha pintado la 'Casa de la Piña' de Bob Esponja, con una altura fácil de alcanzar por los niños. «Se ha convertido en el rincón más buscado. La gente va con su niño para buscar la casa de Bob Esponja. Es gracioso y me hace mucha ilusión», detalla.

Kraser, seudónimo del artista José Jorge Nicolás Salas, introduce en su obra un guiño a la importancia de cuidar las playas de la Región de Murcia y a la contaminación que están sufriendo las costas en los últimos años, con la introducción del plástico de las latas de refresco colgando de un coral, que simbolizan «una sociedad frenética –describe– con visión a corto plazo y sin consideración por el medio ambiente».

«A pesar de todo los problemas de contaminación que observamos, la gente sigue sin tener escrúpulos. Sin caer en algo vulgar, con unas latas de óxidos o de veneno, quería hacer referencia a esos plásticos en los que se enganchan los pececitos», explica el creador.

Pronunciar las palabras 'mar' y 'contaminación' en la Región dirigen la conversación hacia la situación del Mar Menor. El cartagenero guarda muchos recuerdos de su infancia bañándose en las playas de la laguna salada más grande de Europa. «Me da un poco de pena. Los responsables deberían dedicarle más tiempo y gestionar esta cuestión para que se solucione lo antes posible», reclama.

Las creaciones de Kraser tienen un alcance internacional. Sus murales se encuentran en otros países europeos como Italia, donde pasa mucho tiempo trabajando, y es su siguiente destino una vez finalizada la obra de Cartagena. Cada vez que visita la Región aprovecha la ocasión para pasar tiempo con su familia y también disfrutar del clima mediterráneo. «Por el ambiente de aquí merece la pena quedarse un poco más», señala a LA VERDAD. También suele tener proyectos en Francia y ha realizado varios murales en Ucrania. Al comienzo de la guerra el artista no sabía qué sucedió con sus murales; tampoco consideraba que fuera el momento adecuado para preguntar. Ahora Kraser está más tranquilo al saber que sus cinco obras de gran formato siguen en pie.

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