Lunes 25 de noviembre

El carpintero continúa haciendo pequeñas cosas en casa. Trabaja a cámara lenta. Comienza a ser una rutina.

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Toda la mañana en el despacho de la universidad. Tal vez sea porque el nuevo ordenador portátil te permite escribir sin reflejos, pero el caso es que te sientes cómodo y la mañana es productiva allí. También por la tarde. La luz apagada. El flexo encendido. Luz artificial. Sabes que no es buena para tus ojos, pero no importa.

Llega una pequeña mesa de mezclas para pinchar con el iPad. Te acuestas tarde probando el juguete. Continúas siendo un niño.

Martes 26 de noviembre

Clases durante toda la mañana. Estética sociológica y pensamiento marxista. Te demoras en la Escuela de Frankfurt y en su crítica al progreso. Pensamiento dialéctico: mirar las cosas siempre a contraluz, intentando hallar su contrario.

Por la tarde, grabas varias escenas para la serie que han comenzado a filmar Santos y Dani. Haces de ti. No logras meterte en el papel. No hay nada más difícil que imitarse a uno mismo.

Miércoles 27 de noviembre

Hoy, clase sobre Walter Benjamin. Te detienes en su obra. Explicas en clase por qué: porque es de lo que más sabes. Y te gusta compartirlo. Sin embargo, la clase te sale un desastre. Al menos, no tan bien como habrías esperado. No llegas a comunicar la pasión que sientes por Benjamin. Y piensas que tal vez es mejor no saber demasiado de algo para enseñarlo en superficie. Porque entras demasiado al detalle y no puedes plantear las líneas generales. Acabas con cierta tristeza. Por ti, pero sobre todo por Benjamin. Es como si tuvieras la responsabilidad de enseñarlo bien.

Al terminar, pasas a ver la exposición de Pablo Genovés en Art Nueve. Se inaugura mañana, pero ya está montada. Te interesa desde hace tiempo la obra de Pablo. Sus fotografías de catástrofes. A medio camino entre lo real y lo irreal. Es el pasado del futuro. La ruina por venir.

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Por la tarde, Aurelia e Isabel te comisarían la casa. Te dan ideas -muchas- de decoración. Pero al final, sois vosotros -Raquel y tú- quienes vais a vivir en la casa. Decís que sí a todo, pero después vais a hacer lo que os dé la gana.

Veis 'El hombre que mató a Liberty Valance'. Os habéis propuesto todos los miércoles una sesión de cine clásico. No habías visto este clásico de John Ford. Y ahora comprendes por qué es la película favorita de Javier Cercas. La idea de justicia. El héroe invisible. La ley frente a la fuerza. El choque de dos mundos. El tren y la diligencia. La naturaleza y el Estado.

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Jueves 28 de noviembre

Hoy celebráis San Eloy en Historia del Arte. Nunca has ido a la procesión ni a la misa, pero sí a la celebración. A la comida y después a la fiesta.

Los alumnos visten como si fuera Nochevieja. Tú te pones corbata.

Todo el mundo quiere aparecer en el diario. María y Noelia dicen que han ido a la comida para eso y que no se te ocurra no sacarlas.

Como siempre, la comida es pésima y lo único capaz de hacerlo todo tragable es el vino y la cerveza. Bebes demasiado y antes de salir del restaurante ya estás contento.

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Es un día de alegría. Después, en el Musik, te estrenas como DJ con Isabel. Habéis encontrado unas cabezas de tigre y gorila y os las ponéis como si fueseis Daft Punk. A los dos segundos te das cuenta de que dan mucho calor y no dejan ver bien la mesa de mezclas. Disfrutas de la sesión, de la posibilidad de dirigir la fiesta a través de las canciones. Pero eres consciente de que una cosa es poner música -eso lo sabe hacer cualquiera y es lo que hacéis- y otra bien diferente es ser DJ. Aun así, te despierta el gusanillo.

La fiesta es salvaje. Como una especie de fin del mundo. Todos contra todos. O todos junto a todos. Hay amor y amistad. Y poco a poco, conforme avanza la noche, va desapareciendo la gente. Lorena ya no está. Marta, que había rebuscado en tus bolsillos, tampoco. Todo se transforma en una nebulosa. Y al final de la noche, algunas cosas se te revelan. Por ejemplo, que Ignacio es un señor, en su sitio, elegante; que Amal y los chicos de la delegación son un encanto; que Isabel y tú sois unos suicidas, que aguantáis hasta el final; y que Mari Coco, vestida de rojo, es una señora.

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Te quedas el último y regresas a casa tarde. Has bebido demasiado. Aún no sabes cuánto.

Viernes 29 de noviembre

Te levantas con la peor resaca de tu vida. A finales de la mañana, tienes una entrevista en casa. El espacio del escritor. Cuando llega Nieves, la cabeza está a punto de explotarte. Te habla y tú apenas puedes atender. No sabes si tienes frío o calor. Estás mareado, pero intentas mantener la compostura. No cesas de beber agua. Pero no hay manera; el malestar continúa. A la media hora de entrevista, sientes un regusto amargo en la garganta que sube hasta la nuca. Dices que tienes que ir urgentemente al aseo. Y allí vomitas. Esperas un rato y regresas blanco. La periodista continúa la entrevista y tú no sabes si se ha dado cuenta de algo. Te quieres morir. Pero sigues contestando. No se acaba nunca. Diez minutos después, tienes que volver al aseo. Esta vez no llegas y el vómito comienza en el pasillo. Pareces un aspersor y estás seguro de que ahora sí que se ha oído. Cuando vuelves ya no sabes qué cara poner. Ella tampoco. Intenta ser amable, pero notas que tampoco está muy cómoda. Tú sigues blanco. Ella continúa con las preguntas sobre la casa y sobre tu rutina. A ti te explota la cabeza. Ya solo quieres que acabe. Pero sigue. Y tú vuelves al baño por tercera vez. Es la peor entrevista de tu vida. «La rutina del escritor, así todos los días», le dices en broma.

Cuando se va, te acuestas. No puedes comer. No te entra nada.

Por la tarde, presentas tu novela en Archena. Recoges a Manuel Moyano en su casa y le cuentas la resaca. Él te dice que también tuvo una época de grandes resacas y que afortunadamente salió de allí. Tú le contestas que te has prometido cambiar de hábitos. Siempre hay un punto de crisis, un instante de peligro y crees que esa entrevista ha sido el tuyo. Esa entrevista y el día de hoy. Porque sigues mareado y con la mente nublada. Aun así, por alguna suerte de milagro, en la presentación estás lúcido. Manolo te pregunta por la autoficción y tenéis una conversación de altura literaria. Él fue uno de los primeros lectores de tu manuscrito. Y tu novela le debe mucho a su aportación.

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En la cena con los miembros del Ateneo bebes agua y cerveza sin alcohol. No acabas de estar bien, pero ingerir alimento te reanima. Después, en el camino de regreso charlas con Manolo del diario. Del tuyo y del suyo. De lo que cuesta escribirlo, del tono y de cómo en realidad los dos lo concebís como obra, aunque cada uno lo enfoque de modo diferente. Pero sobre todo os interrogáis por el modo en el que cada uno contará este encuentro en su diario. Un 'crossover'. Un cruce de universos.

Sábado 30 de noviembre

Sueñas que alguien te salva. Es tan real que despiertas lloroso y melancólico. Aún tienes resaca y continúas mareado. Lees los suplementos culturales a cámara lenta.

Después de la siesta, te acercas al Musik a saludar a Rafa, que pincha esa tarde. Te tomas una cerveza sin alcohol, te subes un momento a la cabina del DJ y observas su destreza. Es un maestro. Hay que respetar la profesión.

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Llega Marta y, en ese momento, todo se vuelve extraño. Estás bajo de defensas y sales huyendo. No sabes cómo reaccionar.

Por la noche, os acercáis a la huerta a ver lo que tu sobrino ha hecho con la casa de tus padres. La última imagen que tenías era la de la demolición. Pero cuando entras allí ahora, se te quita la pena. Es una casa nueva. Y una vida nueva. Aunque lo han transformado todo, han conservado algunos objetos. Hay algo que aún pervive. Como el barco de los Argonautas. Piensas que a tu madre le gustaría. La casa se caía y la memoria se había transformado en ruina. Ahora en esa nueva casa la memoria late y es hermosa.

Después cenáis en el Yeguas. Tu hermano Emilio ya puede hablar con la prótesis. No lo dices, pero te emocionas cada vez que oyes su voz robótica.

No bebes nada. La cena te sienta bien.

Domingo 1 de diciembre

Escribes por la mañana el diario. Te sigue doliendo la cabeza. Dejas esbozada la promesa. Esto tiene que cambiar.

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