Lunes 28 de diciembre

Escribes temprano. Un párrafo. Vas lento. Pero avanzas.

Publicidad

Entrenador a las diez. Se te hace cuesta arriba. Te pregunta si después no te sientes más fuerte. Más cansado es como siento, le dices.

Al despertarte de la siesta, tienes varias llamadas perdidas de tu hermano. Te imaginas lo que es antes de que te coja el teléfono: ha muerto tu tío Emilio, el tito de Almería, el único hermano de tu madre. Llevaba unos días en el hospital con insuficiencia respiratoria. Hoy su cuerpo no ha podido aguantar más.

Tu tío Emilio. A pesar de la distancia, venía todos los meses a ver a su hermana. Llegaba con su mujer, tus primos y una perra pequeñita, la 'Chispa'. Recuerdas sus estancias en casa. Y también las despedidas, los domingos por la tarde. La bolsa de cuero marrón sobre el poyo de la cocina.

Era el tío al que más querías, también con el que más roce has tenido. De él heredaste la pulsión lectora. Siempre tenía un libro entre manos. También la pulsión viajera y aventurera. Emigró a Alemania. Fue ferroviario, sindicalista, candidato a alcalde de Almería. «Has salido a tu tío, tienes culo de mal asiento», decía tu madre.

En los últimos años de su vida, escribió unas memorias para los hijos y sobrinos. 'Antes de que llegue el Alzheimer'. Ahí él también confesaba su cariño por el hijo pequeño de su hermana.

Casi todas las fotos que tienes de la huerta las hizo él, siempre con su cámara colgada al cuello. Suya es la foto de portada de 'El dolor de los demás'. Las imágenes de tu infancia están filtradas por su mirada. También muchas de las que tienes de tus padres jóvenes.

Publicidad

Recuerdas la devoción por su hermana. También por la huerta. Desde la muerte de tu madre, sin embargo, dejó de venir con asiduidad. Y siempre os achacó que era él quien venía y llamaba, nunca vosotros. Tenía razón.

Lo telefoneaste por última vez al principio del confinamiento, cuando parecía haber llegado el fin del mundo. Pero no volviste a llamarlo, ni fuiste a visitarlo a Almería. Sabes que cada persona muestra su afecto de modo diferente, pero tú eres tibio. Y te quedas ahora con mal sabor de boca. Siempre se arrepiente uno de todo lo que no ha dicho, el afecto no mostrado, las palabras bellas que han quedado sin pronunciar. Hoy te arrepientes. Cuando él no puede leer estos párrafos. Cuando ya nada tiene remedio.

Publicidad

Martes 29 de diciembre

Ha sido un año aciago, es cierto. Pero a veces en medio de la catástrofe llega también un poco de luz. Y la de este año ha brotado de los amigos. Entre ellos, el pequeño grupo del Eje. Hace un año os reunisteis por primera vez en El Yeguas. No imaginabais entonces lo que se venía encima. Tampoco imaginabais la amistad que se estaba forjando.

Hoy, desafiando a la canción, al lugar en el que fuisteis felices habéis decido volver. Allí os espera el cielo azul de la huerta. El día cristalino. La confianza en el futuro. Un chándal de tactel. La música de la amistad.

Publicidad

Miércoles 30 de diciembre

Resaca por la mañana. Hoy sí, y grande. Remontas a media tarde y escribes el diario.

Terminas de leer 'Wattebled. O el rastro de las cosas', el libro de Paco Gómez. Te maravilla y lo sientes muy cercano, especialmente lo que se encuentra en el corazón de la búsqueda que inicia el protagonista: la necesidad de situarse en el mismo sitio en el que alguien un día miró. Y también el regreso al lugar en el que algo se vio por primera vez, la vuelta al origen, para palparlo, para volverlo a sentir.

Con dolor de cabeza, avanzas unos párrafos de la novela. Un último giro que cierra el final de la primera parte. Es lo que te faltaba. El giro y una especie de 'cliffhanger', un enganche con la siguiente parte. Sabes que no es siempre necesario, pero te gusta introducir algo que, más que cerrar, abra al lector la historia por venir.

Publicidad

Jueves 31 de diciembre

Te levantas temprano y terminas de perfilar esa primera parte. Quieres terminar el año con algo cerrado.

Después, entrenador personal. Le dices que no te trate muy mal, que aún te dura la resaca. No te hace demasiado caso.

Llama tu hermano: ha muerto tu tía de Elche, la mujer del hermano de tu padre. Llevaba ya un tiempo enferma. También perdisteis el contacto con ella cuando murió tu tío. Ahora, una vez más, ya es demasiado tarde.

Noticia Patrocinada

Después, envías el diario y contestas los últimos mails del año.

No teníais pensado salir a dar una vuelta, pero queréis ver el ambiente de Murcia en este día. Yayo ha reservado una mesa en la terraza de El Amarre y os pasáis a saludar. No podéis evitar la tentación y os quedáis allí.

Al final de la comida llegan a pedir con el teclado y ponen los altavoces a mil junto a la mesa. Le dais unas monedas para que terminen cuanto antes. Es entonces cuando, sin saber muy bien por qué, te levantas y le dices al hombre que te deje tocar una. Lo recuerdas todo como en una nebulosa. De repente, estás delante del teclado con una base de pachangueo tocando una canción de Second. La gente tararea 'Rincón exquisito' y los dueños del teclado te miran con recelo.

Publicidad

Cuando te sientas de nuevo –previo lavado de manos–, tampoco tú puedes dar crédito. Un 'check' en la lista de cosas pendientes. Tocar el teclado de la cabra. Hecho.

Enseguida el vídeo se hace viral. Eres tímido y, sin embargo, a veces no tienes vergüenza ni sentido del ridículo.

Cenáis en casa, tranquilos. Raquel y tú. La música de fondo, la mesa puesta con cariño, el menú del Jota Ele, el vino, los dulces y el champán. Afuera, el mundo. Aquí, vosotros dos. Las campanadas en La 1, la emoción contenida y la experiencia del dolor de Ana Obregón, las felicitaciones, la nostalgia dichosa e irónica de Cachitos TVE. Y, antes de las dos, el pijama, un libro y la cama. Se parece mucho a la felicidad.

Publicidad

Viernes 1 de enero

Despiertas temprano, descansado. El concierto de año nuevo sin público te entristece y te sientas a escribir. Aunque sean dos párrafos, quieres empezar el año escribiendo, como una especie de conjuro, convocando la novela venidera.

Coméis en casa de tu cuñada. Mascarilla y ventanas abiertas.

Por la noche, veis 'Origen', la película de Nolan. No habías vuelto a ella desde que la viste en el cine y te vuelve a encandilar. Prácticamente no te acordabas de nada, solo sensaciones y escenas sueltas, pero no la trama y la complejidad.

Publicidad

Antes de acostarte, lees 'Una habitación en Bruselas', el libro de Chantal Akerman que ha publicado Tránsito. Es un libro delicado, como todo lo que publica esta pequeña editorial. Su catálogo es en sí mismo literatura, un edificio preciso y meditado que se va construyendo libro a libro. Es lo que ha creado la editora Sol Salama. Y es lo que hacen los grandes editores, escribir su gran obra a través de los libros de los demás.

Sábado 2 de enero

Concierto de Varry Brava y Don Flúor en la plaza de toros. Es el anuncio del festival FAN FUTURA. Al aire libre, distancia, mascarillas, sensación de seguridad. De nuevo, ves ahí el porvenir, el atisbo de lo que tarde o temprano acabará llegando. Y la posibilidad, mientras tanto, de una cultura segura.

Por la noche, veis 'Interestellar'. De nuevo, te emociona, aunque no tanto como esperabas. Es curioso, piensas, 'Interestellar' ganaba en tu memoria. Ahora, sin embargo, al volverla a ver, 'Origen' te resulta más emocionante y mejor hilvanada.

Domingo 3 de enero

'30 monedas', la rutina del domingo. Sigue apasionándote la serie.

Por la tarde, planificas el trabajo de enero. Tu intención es escribir un capítulo cada dos días, máximo cada tres.

Esbozas la estructura del primero de la segunda parte.

Publicidad

Veis 'La llegada'. De las tres 'revisiones' de estos días es la que más te ha gustado.

No sueles volver a las películas que has visto, tampoco sueles releer. Siempre caminas hacia delante. Pero este año, por alguna razón, te propones frenar. Necesitas mirar atrás. Parar un poco. Regresar a los libros, a las películas, a los lugares en los que has sido feliz.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Primer mes por 1€

Publicidad