Afinidades
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La floreciente amistad entre el gran poeta y dramaturgo alemán Goethe y su compatriota Johann Wolfgang Döbereiner, químico, demuestra la confluencia entre artes y cienciasMesa para cinco ·
La floreciente amistad entre el gran poeta y dramaturgo alemán Goethe y su compatriota Johann Wolfgang Döbereiner, químico, demuestra la confluencia entre artes y cienciasJohann Wolfgang von Goethe, el gran poeta y dramaturgo alemán, mantuvo una fiel amistad con su compatriota el químico Johann Wolfgang Döbereiner. Esta relación, que floreció durante la primera mitad del siglo XIX, constituye un ejemplo más de la necesaria confluencia entre las artes y ... las ciencias, un vínculo que Goethe, uno de los pensadores más destacados del Romanticismo, defendía con pasión.
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La Europa de principios del siglo XIX se caracterizó por un intenso y multifacético ambiente intelectual que dio lugar a una serie de transformaciones culturales, artísticas y científicas de gran relevancia. Este período estuvo marcado por una explosión de ideas que abarcaban diversas disciplinas, desde la literatura y el arte hasta la filosofía y las ciencias. El Romanticismo promovió la conexión con la naturaleza, la búsqueda de lo sublime y la expresión personal, lo que llevó a un renacer de la creatividad. Simultáneamente, se desarrolló una ciencia moderna que se distanciaba de los métodos estrictamente deductivos. Esta nueva ciencia se fundamentaba en la observación, la experimentación y la recolección de datos empíricos, marcando un cambio hacia un enfoque más riguroso y sistemático del estudio del mundo natural. En este contexto, figuras de la talla de Goethe y Döbereiner se movían en la frontera entre estas dos esferas.
Goethe, conocido principalmente por sus obras literarias como 'Fausto' y 'Las penas del joven Werther', tenía un profundo interés en la ciencia. De hecho, sus estudios sobre la óptica lo llevaron a desafiar las ideas de Isaac Newton con su propia teoría del color. Goethe criticaba la metodología de Newton, argumentando que esta se enfocaba demasiado en el aspecto fisicomatemático de la luz y no en la experiencia sensorial del color. Sin embargo, sus ideas no tuvieron un impacto significativo en el ámbito científico, ya que el enfoque empírico y experimental de Newton prevaleció en la ciencia moderna. A pesar de ello, la teoría de los colores de Goethe influyó en campos como la psicología y el arte, inspirando a figuras como Kandinsky, quien apreciaba su enfoque subjetivo de la percepción de los colores. Al mismo tiempo, Johann Wolfgang Döbereiner, profesor de química en la Universidad de Jena, hizo importantes contribuciones a la química del siglo XIX, siendo reconocido por sus estudios sobre la catálisis y, especialmente, por su propuesta de agrupar ciertos elementos químicos en triadas, aprovechando las similitudes en sus propiedades y pesos atómicos. Este concepto fue uno de los primeros pasos en la clasificación de los elementos químicos, sentando los precedentes para el posterior y definitivo desarrollo de la tabla periódica.
Goethe y Döbereiner se conocieron en 1810 y, hasta la muerte de Goethe en 1832, cultivaron un estrecho vínculo que los llevó a participar en numerosas discusiones sobre ciencia y literatura. Un año antes de conocerse, Goethe había publicado su novela 'Las afinidades electivas', donde el concepto químico de afinidad se utilizaba para explorar las relaciones humanas. La trama sigue a dos parejas cuya dinámica cambia al entrar en contacto unas con otras, provocando nuevas combinaciones románticas, de la misma manera en que los elementos químicos pueden reaccionar y formar nuevas sustancias. Goethe se inspiró en las ideas de Torbern Bergman, un destacado químico sueco del siglo XVIII, sobre la tendencia de ciertas sustancias a reaccionar preferentemente entre sí, un fenómeno que Bergman denominó como 'afinidad electiva', el término que inspiró a Goethe el título de su obra.
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Existe una historia curiosa que vincula a nuestros protagonistas con el aislamiento de la cafeína. En 1819, Friedlieb Ferdinand Runge, alumno de Döbereiner, acompañó a su maestro en una de sus visitas a la casa de Goethe. Allí, el joven mostró al poeta y naturalista sus investigaciones sobre la planta belladona. Runge aplicó extracto de belladona en los ojos de un gato y observaron el efecto de dilatación de sus pupilas. Goethe quedó impresionado con el experimento y le regaló a Runge una caja de granos de café, sugiriéndole que los analizara. A partir de este obsequio, Runge realizó una serie de experimentos que le llevaron a aislar y purificar la cafeína, convirtiéndose así en el primer científico en identificar este alcaloide tan solo un año después de su encuentro.
Johann Wolfgang Döbereiner falleció el 24 de marzo de 1849 a la edad de 68 años en Jena, ciudad donde había desarrollado la mayor parte de su carrera científica. Su tumballeva la inscripción «Consejero de Goethe, creador de la regla de las triadas, descubridor de la catálisis por platino».
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