¿No estamos todos de acuerdo en qué debería regresar el Viaje de la Santísima Virgen y de San Juan a Éfeso después de la muerte del Salvador pintado por Germán Hernández Amores al MUBAM? Este cuadro, al que cariñosamente los murcianos nos referíamos como ' ... La Barca' era el icono que vertebraba las colecciones de pintura del siglo XIX del Museo de Bellas Artes de Murcia.

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Murcia en el siglo XIX es cuna de dos importantísimos pintores del siglo XIX, destacados a nivel nacional. Uno es Rafael Tegeo (Caravaca de la Cruz, 1798-Madrid, 1856), del que el MUBAM conserva algunos de sus cuadros más importantes, estando bien representado en sus colecciones. El otro es Germán Hernández Amores (Murcia, 1823-1894), representado con obras menores en las colecciones del MUBAM, mientras que el Viaje de la Santísima Virgen... duerme el sueño de los justos en los almacenes del Museo Nacional del Prado. Siendo este cuadro la obra maestra de su autor, ¿no estaría mejor depositada y expuesta en el Museo de Bellas Artes de Murcia, donde podría ser admirada y disfrutada por el público?

De Rafael Tegeo, al que actualmente en su localidad natal, Caravaca de la Cruz, se le está dedicando una exposición temporal, con el título 'El siglo de Tegeo' –en la Iglesia de la Compañía hasta el 4 de febrero–, el MUBAM conserva, y expone, cuatro obras, de las mejores de la producción del artista. No es el caso de Germán Hernández Amores, del que el museo sólo conserva y expone obras más discretas. Obviamente ninguna de ellas parangonable a 'La Barca', su obra maestra sin lugar a dudas y una obra que es la cima de la corriente nazarena en la pintura española, y que durante años estuvo prestado por el Museo del Prado, y fue piedra angular y emblema del museo murciano. Probablemente era el cuadro más icónico, el más admirado, el más querido, el que quedaba siempre en el recuerdo del visitante de nuestra institución.

Este cuadro fue pintado por Germán Hernández Amores en Madrid en 1862, y fue presentado a la Exposición Nacional de Bellas Artes celebrada ese mismo año. Gozó de gran éxito de crítica y obtuvo una primera medalla. Es adquirido por R.O. 14-1-1863 al autor en 30.000 reales con destino al Museo Nacional de Pintura y Escultura (popularmente conocido como Museo de la Trinidad). En 1865 viaja a Irlanda, para ser expuesto en la International Exhibition of Arts and Manufactures, celebrada en Dublín. En 1873 viaja a Viena para ser exhibido en el Pabellón Español en la 'Weltausstellung'. 14 años después de ser pintado, y 13 después de su adquisición por el Estado, mediante la R.O. 14-8-1876 es depositado en el Museo Provincial de Bellas Artes actual Museo de Bellas Artes de Murcia (MUBAM), donde se expondrá como la joya preciada que es. Mientras tanto la titularidad del cuadro va cambiando: en 1872 se extingue el Museo de la Trinidad y pasa al Prado, en 1896 se adscribe a los fondos del Museo Nacional de Arte Moderno, en 1968 tras la creación del Museo Español de Arte Contemporáneo –unificando los Museos Nacional de Arte Moderno y Museo Nacional de Arte Contemporáneo– pasa a sus colecciones, en 1971 los fondos decimonónicos del Museo Español de Arte Contemporáneo son adscritos nuevamente al Museo del Prado. Durante todos esos cambios de propiedad, 'La Barca' permanece tranquilamente en las paredes del museo murciano, abandonando solamente el cobijo de sus paredes en 1985 para formar parte de la exposición 'Arte en Murcia 1862-1985', instalada primero en el Museo Municipal de Madrid, y posteriormente en Murcia en la Sala de Exposiciones de San Esteban. Así va viendo transcurrir las horas, los días, los meses, los años disfrutando del cariño y la admiración de los visitantes del museo murciano. Hasta que, en 2001 por la O.M. 25-1-2001 se levanta el depósito del cuadro y se ordena la devolución al Museo del Prado. De sus 162 años de vida, 125 de ellos los ha pasado en la ciudad natal de su creador. Por lo tanto,y como dicen que el hogar se encuentra donde ha transcurrido la mayor parte de la existencia de uno y donde ha sido feliz, el MUBAM es su hogar, porque es donde ha pasado casi toda su vida, su casa.

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Actualmente el cuadro no forma parte de la colección permanente del Prado, sólo ha sido expuesto en algunas exposiciones temporales, la última en 2008 en el propio museo madrileño, esa fue la última ocasión hace 16 años ya, en la que el cuadro pudo gozar de las miradas asombradas y admirativas del público. Ahora sólo disfruta de la oscuridad y el silencio en los peines. Ha quedado relegado a la vida anónima y discretaentre las sombras de un almacén, al que sólo tienen acceso sus custodios.

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