DR. GARCÍA

Por Claudia, por todas: más compromiso

Mesa para cinco ·

Domingo, 27 de febrero 2022, 09:13

No todas las despedidas son iguales. Cuando unos padres entierran a un hijo, es difícil no sentir que una parte de tu vida se va en ese momento, sobre todo cuando la muerte llega de forma imprevisible, como en un accidente o en un asesinato. ... Como se dice, la pérdida de un hijo es antinatural: rompe la continuidad del rol parental y desarma el proyecto de futuro de esos progenitores. El duelo golpea entonces con añoranza, culpa y crudeza: el hijo sigue presente en recuerdos, anécdotas, fechas de (ya) no-cumpleaños y por supuesto, ausencias. Pienso mucho en los padres de Claudia Abigail estos días. Pienso en su dolor agudo, en ese sentimiento de vacío persistente y en lo desgarrador que resulta transitar un duelo patológico.

Publicidad

Claudia Abigail tenía 17 años y una vida que, con luces y sombras, merecía ser atravesada, exprimida, gozada. No pudo ser. No será. La joven fue asesinadapor su expareja, Johan Syven P.O, de 19 años, hace apenas unas semanas, en Totana. Los minutos de silencio, las declaraciones institucionales, los tuits de altos cargos políticos condenando los hechos o las concentraciones de las asociaciones feministas se sucedieron al unísono. Había que reaccionar, expresar de alguna forma, bienintencionada u oportunista, que eso no estaba bien, que aquello era una auténtica desgracia.

Las edades de víctima y victimario sobrecogían por su juventud. Los detalles de la agresión nos golpeaban por su frialdad y violencia. Muchos se preguntaban si nadie pudo intuir un final así, si se podía haber evitado... Pero subyacen, a su vez, otros interrogantes: ¿Se puede reducir esa conducta criminal a un mero eslogan: 'la maté porque era mía'?

Existe mucha sensibilidad social cuando hablamos de violencia en las relaciones de pareja, especialmente cuando la víctima es mujer y el agresor es varón. Jurídicamente, en España, esto se ha denominado 'violencia de género'. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, se habla mucho y cada vez más de que este discurso 'políticamente correcto' es poco correcto y que además, el abordaje social del mismo está siendo ineficaz.

Publicidad

En relación a ello, viene siendo un gran error creer que las únicas causas de riesgo para sufrir violencia en la pareja son los valores machistas y pertenecer al sexo femenino. Se trata de un discurso ideológico que, expuesto o no desde la buena fe, pasa por alto la complejidad de la conducta humana y la multiplicidad de factores de riesgo de la violencia en las relaciones de pareja o ex pareja. Asimismo, dicho discurso, también viene a contradecir algo que difícilmente se puede negar con los datos en la mano: la violencia en la pareja puede ser bidireccional, mujeres y hombres pueden ser a su vez víctimas y victimarios y no siempre se cumple el estereotipo social de que el varón tiene un papel activo y la mujer un papel pasivo en las relaciones de pareja.

Y sí, decir esto puede molestar, pero no viene a cuestionar que existen formas específicas de violencia contra la mujer y que se justifican en una cultura patriarcal como son, por ejemplo, los crímenes de honor o la mutilación genital femenina. De la misma forma, señalar que las actuales políticas de género se basan en un discurso ideológico y no basado en los estudios empíricos, tampoco niega las diferencias entre sexos en la violencia en la pareja o que son las mujeres quienes sufren los efectos más graves de la violencia como son la violación y el asesinato. Y, por si cabe la duda, no creo que la solución a este fenómeno esté en el populismo punitivo, como la prisión permanente revisable.

Publicidad

Ahora que se avecina el 8 de marzo me limito a recordar que pintar los bancos del parque de color violeta o creer que una charla de 50 minutos con adolescentes es un 'bálsamo contra el machismo' no es más que una anécdota. O, dicho de otro modo, se trata de intervenciones inefectivas, que no se fundamentan en un conocimiento profundo, objetivo y fundamentado de la realidad que pretenden prevenir o erradicar.

La visión sesgada de la violencia en la pareja, más allá de ahondar en el despilfarro público, supone desatender el problema y por ende, abandonar a las víctimas. Con esto, no se trata de negar la violencia contra las mujeres en el ámbito de la pareja o ex pareja, como expresan abiertamente muchos adalides de la ultraderecha. Hay que apelar a la responsabilidad y esto significa, apostar por la perspectiva científica y confiar en aquellos profesionales que basan sus actuaciones en la misma. Por Claudia. Por todas. Más prevención. Más investigación. Más compromiso. Ese es el mejor homenaje.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Infórmate con LA VERDAD: 1 año x 29,95€

Publicidad