El artista conquistado por el Sol

Visitó la Región en dos ocasiones, y ambas, en sus dos últimos años de vida. Sin embargo, Murcia, su paisaje y sus gentes marcaron gran parte de su producción pictórica. Lo cuenta José López Almagro en el documental 'Eduardo Rosales y Murcia' que, el publicista y productor murciano (1988), estrenó ayer en la Filmoteca Regional. Su obra es el resultado de una honda investigación sobre la huella del pintor madrileño en la Región, así como del legado artístico que dejó en ella. Una tarea ardua pero satisfactoria que «cierra» el trabajo iniciado hace más de veinte años por el padre de López Almagro, Juan Antonio López, con la publicación del libro 'Eduardo Rosales en Murcia'.

«La primera vez que contemplé la obra de Rosales fue en el Museo del Prado. Era un niño, y quedé impresionado», recuerda López Almagro de aquel inicial encuentro con los cuadros del malogrado artista, fallecido con solo 36 años, y poco antes de cumplir 37 (Madrid, 1836-1873).

Conoció de Rosales por su padre. Él fue quien le presentó la obra del pintor, y desde entonces el interés por la figura de este ha sido constante en su vida. Director ejecutivo de la agencia murciana Grupo Graphic y la productora Two Hands Films, López Almagro abordó el documental 'Eduardo Rosales y Murcia' como un proyecto «personal y muy íntimo» con un doble objetivo: dar a conocer la vinculación del pintor con la Región y, al mismo tiempo, realizar «un pequeño homenaje a través del cine a los estudios que desarrolló mi padre».

El documental parte de un guion narrativo familiar que años atrás esbozó el progenitor de López Almagro y que este adapta al terreno audiovisual. La cinta se centra en las dos visitas que Rosales realizó a la Región en 1872 y 1873. El pintor, cuenta el autor del filme, llegó a Murcia invitado por Domingo Valdivieso. Ambos artistas, relata, habían coincidido en la Academia de Bellas Artes de San Fernando y posteriormente en Roma, «donde entablaron amistad». «Valdivieso le había hablado mucho de la Región y le recomendó su visita, sobre todo por el clima soleado». Para entonces, Rosales ya se encontraba enfermo de tuberculosis.

La invitación hecha por el pintor mazarronero se unió a una triste etapa en la vida del artista madrileño, marcada por el fallecimiento de su primera hija, Eloísa, y la feroz crítica, explica López Almagro, que recibió por parte de los entendidos de arte en la presentación de su obra 'Muerte de Lucrecia', en 1871. «Rosales –apunta el director del documental– fue un adelantado a su tiempo. El cuadro se aleja del estilo academicista, y este hecho no es comprendido por la crítica, que arremete duramente contra él, a pesar de que su pintura le valió una medalla de oro en la Exposición Nacional de Bellas Artes de aquel año». Todas estas circunstancias, sostiene López Almagro, deprimen a Rosales y le empujan a «cambiar de aires». «Decide, entonces, aceptar la invitación de su amigo Valdivieso».

El documental estrenado en la Filmoteca es un recorrido por las vivencias del pintor madrileño en la Región, las personas de las que se rodeó y las impresiones que se llevó de la ciudad a su llegada. «He podido acceder a cartas manuscritas que Rosales envió a familiares suyos en Madrid en las que expresa sus sensaciones tras la llegada a Murcia», detalla López Almagro, quien también ha conseguido grabar muchas de las «obras murcianas» que del pintor se conservan en la Región, todas ellas, a excepción de un dibujo a lápiz de la patrona de Murcia, la virgen de la Fuensanta, depositado en el Museo de Bellas Artes de Murcia (Mubam), aunque no a la vista del público, están en posesión de familias y coleccionistas particulares.

La obra que Rosales realiza en Murcia es, afirma López Almagro, abundante pero «muy desconocida». De modo que, «localizarla ha sido la gran dificultad de este documental», en el que el publicista murciano ha estado trabajando varios años.

«Gran parte de lo que quería hacer, era sacar a la luz toda esa obra que el pintor realiza en la Región». Recuerda López Almagro que es en Murcia donde el artista pinta por primera vez al aire libre, «animado por el buen tiempo». Hasta entonces «toda su obra la había realizado en estudio», apunta, aunque la huella de Rosales no solo se encuentra en la capital, sino que viaja a otros municipios como Totana o Fortuna, a cuyos baños termales el artista acudió, sostiene López Almagro, con el propósito de aliviar los síntomas de su enfermedad.

Concebido como un trabajo divulgativo en torno a un periodo concreto de la vida de Eduardo Rosales, el documental, de unos 35 minutos de duración, espera ser parte de la programación que con motivo del 150 aniversario de la muerte del pintor se lleve a cabo en 2023 en Madrid. Por lo pronto, su autor ya ha hecho los primeros contactos para que esto sea posible. Entre sus planes también figura la proyección de la cinta en instituciones académicas así como su inclusión en plataformas digitales.

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