Ciencia, transferencia y divulgación: de Faraday a López Nicolás

mESA PARA CINCO ·

Por las Conferencias Navideñas de la Royal Institution han pasado figuras tan relevantes como Carl Sagan, David Attenborough, Richard Dawkins y Desmod Morris

Domingo, 15 de mayo 2022, 08:25

Aclamado como el héroe científico de la clase media británica del siglo XIX, Michael Faraday fue uno de los personajes más brillantes de su época y ocupa un pedestal destacado en el Olimpo de la ciencia universal. Las contribuciones de Faraday fueron inmensas, descubrió compuestos ... orgánicos como el benceno y el etileno, estudió la licuación de los gases, describió la inducción magnética, estableció las leyes de la electroquímica y su nomenclatura, introdujo el concepto de líneas de fuerza... y un sinfín de logros relacionados con la química y la física que han tenido multitud de aplicaciones prácticas. Le debemos parte del mundo moderno que nos rodea.

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Pero su compromiso como divulgador y en favor de la promoción de la educación científica es menos conocido. De hecho, fue precisamente una conferencia de divulgación la que le cambió la vida. El 24 de febrero de 1812, Faraday asistió a una charla del fulgurante químico Humphry Davy en la Royal Institution, una organización fundada apenas una década antes con el fin de difundir el conocimiento científico y enseñar la aplicación de la ciencia en la vida común.

En aquel momento, Davy era toda una superestrella de la ciencia que llenaba las salas de la sede londinense de la Royal Institution. Y Faraday, apenas un joven aprendiz de encuadernador autodidacta de veinte años, con un origen humilde, algo que impidió su acceso a la educación elitista universitaria de la Inglaterra de principios del siglo XIX. Unos meses después, Faraday le hizo llegar a Davy un libro de 300 páginas con anotaciones de las conferencias a las que había asistido. Tal fue la impresión que le causó que lo contrató como ayudante. Humphry Davy (su fama era tan grande que hasta Mary Shelley se inspiró en él para crear a Víctor Frankenstein) aisló metales como el sodio, el potasio, el estroncio y el bario, identificó el cloro y el yodo como nuevos elementos químicos, inventó una lámpara de seguridad que salvó innumerables vidas en la minería, definió el carácter ácido de las sustancias químicas, descubrió las propiedades anestésicas del óxido de nitrógeno o gas de la risa... pero cuando le preguntaban por el mayor 'descubrimiento' de su vida, siempre respondía: Michael Faraday.

Si alguien representa en España el compromiso por llevar la ciencia a la sociedad, ese es el catedrático de Bioquímica y vicerrector de la Universidad de Murcia

En 1825, Faraday inició un proyecto divulgativo al que denominó Conferencias Navideñas de la Royal Institution, en las que cada año se presentarían temas científicos de la actualidad del momento dirigidos al público general. A día de hoy se siguen celebrando, y por ellas han pasado figuras de la ciencia y la cultura tan relevantes como Carl Sagan, David Attenborough, Richard Dawkins y Desmond Morris. En la celebrada en las Navidades de 2021, el tema abordado discurrió sobre cómo la Covid-19 ha cambiado la ciencia para siempre.

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Faraday participó en diecinueve conferencias navideñas. La última que pronunció, en 1860 y titulada 'La historia química de una vela', es toda una obra maestra de la didáctica de la ciencia. En todas sus intervenciones, Faraday se preocupaba por expresar en un lenguaje accesible el razonamiento tras cada descubrimiento científico, explicando cómo funciona la ciencia y su importancia para el progreso. Y siempre, con rigor y pasión.

Si alguien representa actualmente en nuestro país el compromiso por llevar la ciencia a la sociedad y el esfuerzo para mejorar el mundo que nos rodea a través de ella, como lo hicieron Faraday y otros tantos que le siguieron, este es José Manuel López Nicolás, catedrático de Bioquímica y vicerrector de Transferencia, Comunicación y Divulgación Científica de la Universidad de Murcia. Hace un par de semanas, López Nicolás tomó posesión como académico de número en la Academia de Ciencias de la Región de Murcia, donde, con un discurso titulado 'Estilbenos, encapsulación molecular y divulgación científica', nos regaló una emotiva charla con el resumen de su recorrido profesional y personal durantemás de treinta años de brillante carrera científica, excelente labor docente e inigualable trabajo en el mundo de la transferencia y la divulgación de la ciencia.

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Y en su disertación, tras una llamada a la obligación moral por el retorno del conocimiento a la sociedad, nos dejó este inspirador final: «Y esas personas libres, formadas, preparadas y difícilmente manipulables serán capaces de elegir de entre sus miembros a representantes que lleven a la sociedad en general, y a la ciencia en particular, al sitio que se merece. Esa es la sociedad que quiero para mi familia, para mis amigos, para mis compañeros, para mí y, muy especialmente, para mi hija... Y yo no dejaré de luchar por ella usando como arma el conocimiento científico». Toda una declaración de intenciones, las suyas, las de todos. Tomemos nota.

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