Los catasterismos de la Ciencia murciana
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El término es una manera de referirse al proceso a través del cual un personaje de la mitología clásica se transforma en una constelación u objeto estelarmesa para cinco ·
El término es una manera de referirse al proceso a través del cual un personaje de la mitología clásica se transforma en una constelación u objeto estelarSi en este momento le preguntara por ilustres personajes de la historia de la ciencia en España, ¿cuántos sería capaces de mencionar de memoria? Estoy convencido de que le han venido rápidamente a la mente alguno de ellos. Santiago Ramón y Cajal, Margarita Salas o ... Severo Ochoa son los más conocidos, aunque este último obtuviera el premio Nobel de Medicina con la nacionalidad estadounidense. Quizá también sea posible que le suenen los nombres de Miguel Servet, Jorge Juan, Celestino Mutis, Blas Cabrera, Torres Quevedo... Y seguro que conoce al cardiólogo Valentín Fuster que, en la actualidad, es nuestro investigador nacional más citado en la literatura científica.
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Pero no lo dejemos aquí y piense ahora en personalidades de la ciencia y la tecnología que nacieron en la Región de Murcia o estuvieron vinculadas de forma relevante con nuestra tierra. Hay dos colosos de la ingeniería a los que todos conocemos o deberíamos conocer en profundidad. Se trata de Isaac Peral y Juan de la Cierva, a los que debemos, respectivamente, la invención del submarino eléctrico y el autogiro. Ambos son reconocidos y admirados más allá de nuestras fronteras. Pero, ¿podemos citar más nombres?
Aunque no encajaría en la definición moderna de científico, es justo destacar al rey Alfonso X de Castilla, conocido como 'el Sabio', gran promotor de la astronomía de su época y de la que participó activamente. Hasta hay un cráter en la Luna, llamado Alphonsus, en homenaje a este monarca.
Puede que haya escuchado que José Echegaray, Premio Nobel de Literatura en 1904, pasó parte de su infancia en la ciudad de Murcia y la recordaba con cariño siempre que se la mencionaban. Echegaray fue uno de los mejores matemáticos españoles de su época. Otro insigne de las matemáticas, el riojano Julio Rey Pastor, afirmó sobre él: «Para la Matemática española, el siglo XIX comienza en 1865, y comienza con Echegaray».
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¿Alguien más?
El cartagenero Marcos Jiménez de la Espada fue uno de los zoólogos más prestigiosos en la Europa del siglo XIX. El biólogo José Loustau, primer rector de la Universidad de Murcia, aparte de su importante producción científica fue todo un renovador de la institución universitaria y consiguió su consolidación definitiva.
Si Santiago Ramón y Cajal es la voz más universal de la ciencia española, hay que mencionar que tuvo cuatro discípulos murcianos: Luis Calandre Ibáñez, Román Alberca Lorente, Luis Valenciano Gayá y Antonio Pedro Rodríguez Pérez. A Calandre se le considera como la persona que introdujo las técnicas modernas de la cardiología en nuestro país, Román Alberca y Luis Valenciano renovaron la psiquiatría murciana, y el ciezano Pedro Rodríguez dejó una amplia obra científica sobre histología, nutrición, neumología, endocrinología y medicina interna.
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Y tenemos a la bioquímica cartagenera María Cascales Angosto, la primera mujer que ingresó como académica de número en la Real Academia Nacional de Farmacia. Y también la primera mujer científica que pertenece al Instituto de España (IdeE).
El término catasterismo es un cultismo que proviene del griego y significa «colocar entre las estrellas». Es una manera de referirse al proceso a través del cual un personaje de la mitología clásica se transforma en una constelación u objeto estelar, pasando así al paseo de la fama de la bóveda celeste, al eterno recuerdo cósmico. No tenemos a científicas y científicos murcianos dando nombre a regiones del firmamento, pero sí que los tenemos más cerca, en avenidas, calles y centros educativos o sanitarios de nuestras ciudades y pueblos.
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Todos los nombres propios que acaba de leer denominan a uno o varios de estos emplazamientos de nuestro paisaje. Han pasado a la posteridad, como un catasterismo urbano permanente, para recordarnos su vida y obra. Pese a todo, algunos de ellos siguen siendo desconocidos, incluso para los que viven en una calle o avenida que lleven sus nombres.
¿Y hay más? Pues sí, y no son pocos. El Diccionario biográfico y bibliográfico de la Ciencia y la Medicina en la Región de Murcia (Editum, 2016), es una obra de 1.500 páginas en dos volúmenes, que recoge más de trescientas biografías de figuras murcianas de los siglos VII al XX, todas ellas con trabajos científicos publicados o patentes de reconocido interés. Han leído bien, más de trescientas biografías. Y faltan los protagonistas del panorama científico más actual, que no son pocos.
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La ciencia constituye el mejor instrumento del que disponemos para entender todo lo que nos rodea, pero también nos sirve para facilitarnos vivir más tiempo y con más calidad. Y aquellas y aquellos que lo han hecho posible, con sus nombres y apellidos, merecen su catasterismo.
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