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1. 'Paisaje múltiple', una de las tres piezas de la artista plástica madrileña Elisa Ortega. 2. Pebeteros de resina con carga de Olga Rodríguez Pomares. 3. 'Al límite'. Detalle del óleo sobre lienzo de Perla Fuertes pintado en el año 2014. También se exhibe 'Agitados sueños'. 4. 'Cajas rotas III'. Obra de la escultora Ángeles Espinosa (Lorca, 1955). 5. 'Memoria recortable' de la cartagenera Virginia Bernal.

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1. 'Paisaje múltiple', una de las tres piezas de la artista plástica madrileña Elisa Ortega. 2. Pebeteros de resina con carga de Olga Rodríguez Pomares. 3. 'Al límite'. Detalle del óleo sobre lienzo de Perla Fuertes pintado en el año 2014. También se exhibe 'Agitados sueños'. 4. 'Cajas rotas III'. Obra de la escultora Ángeles Espinosa (Lorca, 1955). 5. 'Memoria recortable' de la cartagenera Virginia Bernal. GUILLERMO CARRIÓN / AGM

Un camino de corazón a corazón

Arquitectura de Barrio conecta hasta finales de mes las habitaciones propias de ocho mujeres artistas donde perviven los recuerdos de otras vidas

Miércoles, 14 de abril 2021, 01:16

Sobre las paredes inmaculadas de Arquitectura de Barrio (calle Julián Calvo, 6, Murcia) hay estos días ocho mundos interconectados. La misma llave de la curiosidad abre las habitaciones propias de ocho artistas plásticas y/o escultoras en '8', una muestra que reúne hasta finales de abril en el estudio-galería de los arquitectos Coral Marín y Enrique de Andrés creaciones de Carmen Baena, Virginia Bernal, Ángeles Espinosa, Perla Fuertes, Miriam Martínez Abellán, Elisa Ortega, Olga Rodríguez Pomares y Katarzyna Rogowicz. Cuentan De Andrés y Marín que la pandemia alteró la programación del espacio, y '8' es un reflejo de la fuerza del momento, del deseo de reunir en este hábitat consagrado a la arquitectura, al arte y al paisaje algunas obras que para estas artistas tienen un significado especial. Desde los horizontes en círculo de Carmen Baena (Guadix, Granada, 1967), evocando los versos de Jorge Guillén («horizontes en círculo/ se abren. ¡Cuántas pistas/ de claridad, tan altas/ sobre el nivel del día,/ zumban!»), dos piezas en acrílico, con hilo bordado y papel, que podrían ser perfectamente los mares enigmáticos de otros planetas, a la memoria recortable de Virginia Bernal (Cartagena, 1970), fragmentos de un pasado que vuelve, encerrado en las siluetas de una niña, a través de recuerdos de la infancia, objetos perdidos, experiencias del tránsito a la adultez.

En las 'Cajas rotas' de Ángeles Espinosa (Lorca, 1955), el acero corten y la tela metálica forman una épica maraña que baila sorprendentemente bien con sus sombras; siempre hay una puerta a otra dimensión, una relación sutil entre la geometría y la poesía.

Acariciarse o despedirse

Perla Fuertes, la pintora de Alhama de Murcia que carga en sus ojos con el sigilo del mar, presenta en Arquitectura de Barrio dos obras: 'Agitados sueños', terrible desasosiego el que acecha a la durmiente sobre una cama de ardientes crisantemos, y 'Al límite', dos almas vestidas al borde del precipicio queriendo acariciarse o despedirse, quién sabe, de todo.

Miriam Martínez Abellán (Cieza, 1978) es autora de cuatro collages, una técnica en la que alcanza metódicamente una verificable maestría. Aquí las manos nos sacan de nuestro frenético mundo y, como quien rapta un pájaro de su nido y muestra a otros su secreto, nos trasladan a una ficción con incandescencias perdidas en la que la mujer es la que siempre refulge.

Elisa Ortega (Madrid, 1964) recuerda al comisario, Pedro Manzano, a Gilles Deleuze, el gran filósofo heterodoxo, «lo múltiple es lo que está plegado de muchas maneras». Sus paisajes múltiples, formados a veces con colores lujuriantes sobre el cartón alechugado, resultan tan exóticos como las orillas de cualquier río africano.

De Olga Rodríguez Pomares (Elche, 1972), doctora en Bellas Artes, encontramos dos instalaciones que vienen a encontrarse con mundos antiguos. En 'Hay un camino de corazón a corazón' tenemos a cinco bustos femeninos de barro cocido, a modo de pebeteros, emulando a Tanit, la gran diosa de la fertilidad en la mitología cartaginesa, y a Deméter, diosa griega de la agricultura, «la diosa madre». Piezas en resina, confirma Manzano, con cargas extraídas de la propia naturaleza, componiendo un altar; unas veces con arroz, otras con semillas, otras con legumbres... En 'Fortalezas', un arco de triunfo de piedra natural de Bateig y metacrilato con personajes dibujados en vinilo, cariátides, figuras femeninas esculpidas, con la función de columna.

El mito de la mentira

Katarzyna Rogowicz (Polonia, 1971) da un uso alternativo a los paños de cocina en su serie 'Bajka' (cuento en su lengua materna), un políptico en el que elude como referencia cualquier posible verdad aprehendida y deja que la pintura, libremente, mienta. Pinocho, el mito que simboliza la mentira, es el punto de partida.

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