Acuarela de Zacarías Cerezo sobre San Francisco de Borja, que estuvo atribuida por José Sánchez Moreno (sin documentación) a Nicolás de Bussy y en 2017 reasignó a Nicolás Salzillo el restaurador e investigador murciano Juan Antonio Fernández Labaña. Z. C.

350 años del nacimiento de Nicolás Salzillo

Murcia, tierra de adopción del padre del genial Francisco Salzillo, sigue sin hacer justicia a un artista apreciado en su tiempo por su inspiración y alta cualificación

ZACARÍAS CEREZO

Martes, 12 de julio 2022, 00:36

Se cumplen hoy 350 años del nacimiento (12 de julio de 1672, Santa María Capua Vetere, Italia) de Nicolás Salzillo, y sería una injusticia –una más– no aprovechar la ocasión de la efeméride para llamar la atención sobre la deuda de reconocimiento que tenemos con ... este escultor, al que con frecuencia nos referimos como «el padre de Salzillo», como si su único mérito hubiera sido engendrar a Francisco. El ensombrecimiento al que se le ha sometido como artista es difícil de justificar. El hecho de que su hijo Francisco le superara hasta alcanzar la genialidad no le resta ni un ápice de la inspiración y alta cualificación que alcanzó, hasta convertirse en un escultor apreciadísimo en su tiempo.

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Es cierto que Nicolás llegó a Murcia con una mediana destreza a pesar de haber completado, en el taller del napolitano Anniello Perrone, el periodo de formación de 8 años que le acreditaba como maestro de la escultura: no hay más que ver la rigidez de las figuras de la 'Última Cena', su primera obra murciana, ahora en Lorca. Pero parece como si los estudiosos lo hubieran enjuiciado a la vista de sus primeras obras y no hubieran valorado su evidente evolución a partir, sobre todo, de la influencia que asimiló de Nicolás de Bussy y otros.

Hasta tal punto se le ha ninguneado, que ni siquiera ha habido interés en averiguar sus orígenes, información necesaria para comprender al personaje y su obra; salvo el intento, tan honroso como fracasado, del doctor José Crisanto López Jiménez, que en 1963 viajó a Capua en busca del apunte de bautismo del escultor. Don José Crisanto no trajo la partida de bautismo, y en su crónica de aquel viaje hace atribuciones a Nicolás de dos obras de gran porte, en piedra, con las que se encuentra de sopetón en la fachada de la iglesia de la Annunziata de aquella ciudad. Y fue más allá: afirmó haber visto obras de Nicolás en Aversa, Caiazzo y Santa María Capua Vetere (Caserta, Italia). Nada de eso se ha confirmado.

Muchos errores se han cometido al catalogar su obra, el más grave fue la atribución de ciertas piezas a De Bussy

Lo anterior es una muestra de los muchos errores que se han cometido en la catalogación de las obras de Nicolás. Quizás lo más grave fue la atribución de algunas de sus imágenes a Nicolás de Bussy, como ha demostrado Juan Antonio Fernández Labaña: caso de San Francisco de Borja y San Francisco Javier. La primera es considerada «una obra maestra de la imaginería española» (Cristóbal Belda / Gómez Piñol), y fue atribuida por Sánchez Moreno a De Bussy, quizás porque era demasiado buena para admitir la autoría de Nicolás Salzillo.

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Antonio Mirra y Zacarías Cerezo, en un encuentro reciente en Italia. Z. C.

Emerger de las sombras

Lentamente, la figura del sammaritano (que no capuano, como se le llama) va emergiendo de las sombras gracias a la labor de gente que, desde la admiración sin límites a Francisco, vuelven su mirada a Nicolás en busca de sus valores, ocultos u ocultados, y de las claves estéticas que aplicó y que tan acertadamente aprovechó su hijo. Algunos ejemplos: en 2006, tras una investigación previa, encontré el apunte de bautismo del escultor en el duomo de Santa María Capua Vetere.

La noticia, importante para los murcianos porque nos sacaba definitivamente de dudas respecto a su fecha y lugar de nacimiento, fue más importante para su ciudad natal, porque supuso la recuperación de un hijo ilustre, olvidado durante tes siglos. Después siguió la investigación de Giovanni Laurenza: 'Nicola Salzillo en Santa María Capua Vetere' (UCAM), que nos ayudó a conocer el contexto en el que se crio y los posibles estímulos que le encaminaron a la escultura y, después, a Murcia; en 2017, por iniciativa de Fernando Esteban Muñoz, a la que me sumé, solicitamos al Ayuntamiento de Murcia que pusiera el nombre de Nicolás Salzillo a una calle, asunto que fue atendido por el equipo de Ballesta al año siguiente.

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«Hermanos italianos»

En este contexto de recuperación de la figura del escultor, cabe destacar el exitoso compromiso del restaurador e investigador Fernández Labaña (ya citado) de restituir a Nicolás las obras que realmente le pertenecen. También cabe reseñar la reciente refundación de la antigua Hermandad de Ánimas del Santísimo Cristo de la Paciencia, de la cual Nicolás Salzillo fue hermano mayor, además de autor de la imagen titular que, posiblemente, donó; así como el viaje que la Academia de Bellas Artes Santa María de la Arrixaca hizo esta primavera a la ciudad natal de Nicolás, en el que algunos académicos descendientes de Salzillo se encontraron con sus «hermanos» italianos de apellido Salzillo.

Queda mucho trabajo por hacer. Por justicia, merece la pena hacerlo y lo haremos, en su tierra natal y en la de adopción.

Antonio Mirra, Alcalde de Santa María Capua Vetere

Hay una conexión profunda que une Santa María Capua Vetere, ciudad natal de Nicolás Salzillo, y Murcia, su ciudad de adopción. Es por eso que queremos celebrar juntos el 350 aniversario del nacimiento del escultor, que dejó su amada tierra para nunca más volver.

La maestría que Nicolás demostró en sus extraordinarias obras despertó el interés de los estudiosos por su ciudad de origen y ello hizo posible que se iniciara un bellísimo intercambio cultural entre nuestra Santa María y vuestra formidable Murcia. Para nuestra ciudad, la historia de Nicolás Salzillo estuvo en el olvido durante tres siglos, hasta que una investigadora de Apulia, Isabella Di Liddo, reconstruye su proceso de formación en los talleres de escultura napolitanos y, casi simultáneamente, Zacarías Cerezo llega a nuestra ciudad para descubrir el lugar de nacimiento del escultor, sembrando en nuestra ciudad el germen de un gran interés por la figura de este extraordinario artista y su hijo, el genial Francisco.

Ahora tenemos el honor de custodiar celosamente la memoria y las obras de nuestro querido escultor, que fue murciano sin dejar de ser sammaritano.

Quiero saludar calurosamente a Murcia, nuestra ciudad hermana.

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