ENCARNI HINOJOSA

¿Y si la amistad no siempre fuera un tesoro?

Mesa para cinco ·

Cuando la forma en la que te trata una persona te hace sufrir porque no respeta tus límites o te usa como un cubo de basura, ahí no es. Al menos, ahí no es una amistad confiable

Domingo, 5 de noviembre 2023, 08:03

A una buena amistad no la deteriora el paso del tiempo sino las malas conductas. Es obvio que hay relaciones que van y que vienen, así como temporadas en las que, en esos vínculos, sentimos que damos más de lo que recibimos. Esta situación no ... tiene por qué suponer un drama o vivirse desde la confusión emocional. En la amistad, como en el amor, hay etapas para todo: para conocerse de forma intensa y compartir el tiempo de forma entusiasta; y para aceptar que los cambios vitales suponen reorganizar a menudo las agendas, renunciar a algunas actividades compartidas y asumir las responsabilidades del día a día. Como le leí hace ya unas semanas a mi amiga Julia en su cuenta de Instagram, a veces el destino lo determina haber sacado un filete del congelador por la mañana y ya no poder quedar a comer con una amiga.

Publicidad

A partir de los 25 es normal que se vaya reduciendo la pandilla, aunque es en la treintena cuando quizá más conscientes somos de ello. Empezamos a trabajar de forma regular, pasamos de vivir con nuestra familia a vivir solos (o con pareja) y disminuye nuestro tiempo de ocio con los otros. Además, a estas edades nuestros intereses vitales están más definidos y no necesitamos tanto del grupo de iguales para construir nuestra identidad. Por lo general, tenemos también más capacidad para seleccionar amistades y poner límites. Por ello, no es de extrañar que muchas personas rompan con sus amigos de la infancia o de la adolescencia llegados a esta década. No tiene por qué haber surgido ningún conflicto previo: a veces te das cuenta de que hay personas que ya no te aportan, que han cambiado o que tú has cambiado.

Otro de los motivos por los que se puede finalizar una relación de amistad es por un exceso de 'red flags' (banderas rojas). Llega un momento en la vida donde el 'soy así y me tenéis que aceptar' pesa y ya no lo pasas. Como la mala educación, las visiones contrapuestas de la vida, las mentiras, el victimismo y el maltrato. Hay quien cree que solo las relaciones románticas pueden convertirse en relaciones tóxicas o que los patrones de comportamiento que tenemos en los afectos sexuales no ocurren cuando se trata de afectos sociales, como es el caso de la amistad o la familia. Sin embargo, las relaciones de amistad no son ajenas a la manipulación, el chantaje emocional, la culpabilización y comparación constante, la desvalorización de los propios logros o capacidades, las actitudes pasivo-agresivas, la humillación (en algunas ocasiones, camuflada como 'sarcasmo' o 'ironía') o el egoísmo (hay quien solo sabe de algunas amistades cuando necesitan algo de ti, pero cuando tú les necesitas a ellos nunca están, siempre tienen una excusa o se encuentran en estado de desaparición).

Quizá muchos adultos hoy tengamos que preguntarnos no solo sobre los amigos que tenemos sino cómo los cuidamos y cómo nos cuidan ellos a nosotros

Cuando la forma en la que te trata una persona te hace sufrir porque no respeta tus límites o te usa como un cubo de basura, ahí no es. Al menos, ahí no es una amistad bonita y confiable. Ahí no hay lugar para un apego seguro, para sentir paz. Lo que te une a esa persona es, por el contrario, una amistad tóxica y prescindible. La amistad, al igual que el amor o la familia, no es algo que deba considerarse transcendental, sagrado o un auténtico 'tesoro'.

Publicidad

Valor y confianza

Canta Joan Manuel Serrat que «decir amigo es decir juego». Pero en el juego, escribo yo, hay muchas posibilidades para la traición. La amistad es y debe ser condicional. No puede existir una amistad sana si nos relacionamos con los demás (o los otros se relacionan con nosotros) sin una responsabilidad social o bajo la creencia de que 'todo vale porque es mi amigo'. La amistad, como otros afectos, es valiosa porque es humana, pero para que ese valor sea asimismo un gozo es necesario de un compromiso firme y un sistema de cuidados basado en el reconocimiento y apoyo mutuo, la autonomía, la confianza y la intimidad. Y todo ello es competencia social y nunca es ajeno a nuestro modelo de crianza. Quizá muchos adultos hoy tengamos que preguntarnos no solo sobre los amigos que tenemos, sino cómo los cuidamos y cómo nos cuidan ellos a nosotros.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Infórmate con LA VERDAD: 1 año x 29,95€

Publicidad