Con el oído absoluto del alma más introspectiva, sin desafinaciones ni estridencias, respira creando la partitura de su vida en clave propia y por momentos delicada, sorpresivamente épica, siempre cuajada de matices, adictiva. Con nombre propio y un oficio labrado al compás de lo cinematográfico, ... la compositora murciana Alicia Morote reclama -sin pedirlo- un lugar aún más rotundo en la música, segura de que el secreto del éxito reside en mantener la curiosidad creativa de la niñez. Con la maleta preparada para establecerse donde la lleve su exploración sonora, vive a caballo entre Salamanca, Madrid y Murcia, a la espera de desgranar un 2024 en el que vivirá tres estrenos para los que ha compuesto banda sonora. 'La estrella azul', largometraje dirigido por Javier Macipe, doblemente premiado en el Festival de Cine de San Sebastián y en el que comparte créditos musicales con Peteco Carabajal, llegará a la pantalla el próximo viernes, 23 de febrero.
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Como creadora en solitario, le seguirá más avanzado el año el corto de terror sobre la masculinidad tóxica 'Puedes tú solito', de la aragonesa Silvia Pradas, y de nuevo un largo, 'Mr. Nadie', dirigido por Miguel Ángel Calvo Buttini y protagonizado por Félix Gómez. Orquestadora para Disney y para el laureado Alberto Iglesias, ha participado en proyectos de calado internacional como 'Madres paralelas', de Pedro Almodóvar, nominado al Oscar por su banda sonora, o 'Figurante', que rozó las mieles del Goya al Mejor Corto Documental en 2022. Sin embargo, el reconocimiento que asegura que ha supuesto un antes y un después en su carrera es el Premio Alfonso X de la Cultura 2023 por la música de 'Emilia', de Calvo Buttini, grabada por la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia. Graduada en Composición Musical con Matrícula de Honor en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, en 2015 obtuvo un primer sueño: la beca de Berklee College of Music para realizar el Máster en Composición de Música para Cine, TV y Videojuegos, en Berklee Valencia. Sus estancias en ambas ciudades tienen mucho que ver con su madurez, impropia de la treintena y que suaviza con un sentido del humor algo friki, imprescindible para ella a la hora de relativizar sus continuas conversaciones internas. En permanente búsqueda, recuerda aquellos primeros teclados Yamaha, en los que con seis años sacaba de oído canciones del álbum 'Noches de blanco satén'. Cada vez más plena, ya no es esa niña a la que tuvieron que sacar de la Academia Keta, de Enriqueta Moya, por pura timidez. Preparada ya para abrirse al mundo de par en par, escamotea tiempo al cine y trabaja en su propio proyecto musical: una ambiciosa obra para orquesta en cuya experiencia en directo planea participar, ya sea tocando el piano o manipulando sintetizadores.
Lunes
10.30 horas. He sido parte del equipo de muchas bandas sonoras que se han llevado reconocimientos o han estado nominadas a premios muy importantes, como 'Madres Paralelas', pero el Premio Alfonso X me hizo sentirme muy acogida por mi tierra y supuso un antes y un después. Estos galardones proyectan una imagen cultural de una altísima calidad. Es impresionante cómo la Región está tan arriba, y es una pena lo poco que nos lo creemos, lo poco que se conoce del talento murciano fuera. Queda camino pendiente para establecernos como lugar de referencia donde la cultura se mueva en el ámbito educativo. Falta una escuela de cine, más escuelas de música moderna… Es un problema más de infraestructuras que de falta de talento, y es necesario que se invierta dinero en proyectos que tengan permanencia y hagan que la gente se quiera quedar en la Región.
Martes
19.00 horas. Hacer deporte me resulta sanador. Me abstraigo y compongo en mi cabeza, aunque suene música 'maquinera' de fondo en el gimnasio. Otra de mis grandes aficiones para desconectar es el teatro. En Salamanca me he formado en la escuela Lombó, de la asociación 'La nómada'. Me olvido del mundo cuando interpreto en un escenario.
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Miércoles
13.00 horas. No he sentido que no se me hayan dado proyectos por el hecho de ser mujer, pero sí he sufrido tratos paternalistas dentro de la profesión. He vivido el 'mansplaining', eso de que se me explique cómo se tienen que hacer las cosas cuando soy yo la que lo tendría que explicar. Me duele decirlo, y no quiero mirar demasiado sobre este tema no por negación, sino porque es algo real. Ahora que estamos alzando la voz es ya tan real, que mi dolor es fuerte al respecto. No hay nada que hacer ante estas mentes del pasado. Tenemos que hablar, plantarnos y caer mal, que digan «qué cabrona» o «qué zorra». No es ser cabrona o zorra, es decir: «No me toques las narices».
Jueves
10.00 horas. Mis referentes son personas que han conseguido contar lo que querían contar sin querer complacer a otros, como Teresa Catalán, compositora y profesora en el Conservatorio Superior de Madrid, y Alberto Iglesias. No bajan la guardia en la creación, en el autoconocimiento, y viven como en 'Matrix', habiendo tomado la píldora roja. Fuera de la música una mujer a la que admiro es Blanca Portillo. Me gustaría ser ese tipo de mujer en un futuro o, por qué no, ahora.
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21.00 horas. Siempre tengo un libro entre manos. Me gustan los libros sobre sociología y economía, más los ensayos que las novelas, como 'La forma de la multitud', de Agustín Fernández Mallo, o 'La utilidad de lo inútil', de Nuccio Ordine. Me sirvió de mucho porque hay que dejar de preguntarse el 'para qué' de las cosas. Ahora estoy leyendo 'El camino del artista', una guía para desbloquear la creatividad, quitarte los fantasmas del autoboicot y dejarte las tonterías. No quiero volver a caer en el miedo a no tener encargos, a pensar solo en producir y no tanto en disfrutar. Tengo miedo a volver a tener miedo, en realidad.
Viernes
22.00 horas. Intento rodearme de gente que no se quede en lo superficial, personas autocríticas que se puedan reír de sí mismas y me acepten como soy, honestas, que no tengan ases bajo la manga y puedan hablar lo mismo de feminismo o la guerra de Ucrania que de Martes y Trece o cualquier cosa friki.
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Sábado
11.30 horas. En el Café Alcaraván, en Salamanca, me tomo todos los sábados ese segundo café después de desayunar en casa. Cojo 'El País' para ponerme al día, pero lo que más me interesa es el 'Babelia', el suplemento cultural. Es algo que me gusta hacer sola. Cuando estoy en Murcia, tengo mis dos cafeterías clave, el Café de Alba y el CaféLab, sitios fundamentales para mi día a día. No tengo muy claro dónde viviré a medio plazo, porque, salvo por reuniones puntuales en Madrid, mi trabajo lo puedo hacer desde donde yo quiera. Para mí no es relevante el dónde sino el cómo quiero estar en un sitio y de qué personas me quiero rodear. Me imagino viviendo en un lugar donde haya mucho movimiento cultural, con gente con constantes ganas de crear, como Madrid o Bilbao, aunque moviéndome donde sea necesario para mantener mi trabajo en activo. Me cogeré los trenes y aviones que hagan falta para que mi trabajo siga vivo.
Domingo
15.00 horas. Mantengo contacto diario con mi familia, y además tengo la suerte de que es muy divertida. Nos gusta bailar, hablar y compartir momentos. La familia es un sí, siempre.
19.00 horas. Me encanta ir al karaoke, aunque sé que juego con ventaja. Hay momentos para cantar bien y momentos para berrear. Salgo casi todos los fines de semana. Suelo juntarme con personas con las que tengo una conversación muy rica y muy viva, en lugares acogedores con ambiente más bien alternativo, como el Café Ficciones, en Murcia.
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