El cava De Nariz es un espumoso de Monastrell de un viñedo muy próximo al Mediterráneo, con un mínimo de azúcar residual natural y burbujas sugerentes, finas y delicadas
Los vinos De Nariz expresan los matices de cada zona en la que se elaboran
El suyo es un arte que domina a la perfección. Pedro Martínez, la epónima nariz detrás de la firma, cuyo objetivo es la puesta en valor de grandes viñedos de Monastrell de la cuenca mediterránea, ha lanzado al mercado un vino espumoso con esta variedad de uva. Bajo el paraguas de la marca, comercializa unos vinos con personalidad propia y que expresan los matices de sus zonas de producción: viñedos de Cehegín, su pueblo natal, Jumilla y Yecla.
Sus vinos se dividen en gamas muy diferenciadas, pero con un denominador común: la variedad de uva Monastrell, así como el amor y respeto por los viñedos de los que proceden.
La gama De Nariz Edición Limitada está formada por tres vinos que interpretan de forma individual las tres grandes zonas vinícolas de la Región de Murcia: el Noroeste, Jumilla y Yecla. Por su parte, la gama Terroir Monastrell ofrece vinos parcelarios, procedentes de viñedos viejos y singulares de Yecla y el término municipal de Cehegín. La gama Pedro Martínez, a la que se refiere como 'Mi locura', cuenta una historia distinta cada añada, siempre en una botella magnum.
Su última incorporación es este espumoso elaborado con la variedad de uva tinta Monastrell. «Cuando decidimos hacerlo, buscamos una parcela que nos permitiera conseguir un vino base muy ácido, de cara a una segunda fermentación en botella de manera natural, con su levadura autóctona», explica el enólogo, agregando que este último paso se alarga durante 24 meses «para conseguir una burbuja más fina, un poquito más esférica y de mucha más calidad, dando como resultado un cava Brut Nature de guarda superior».
Este vino espumoso, además, no utiliza licor de expedición: «Decidimos no poner nada de licor de expedición rellenando las botellas con el mismo vino base para conservar la mayor naturalidad posible y reducir el contenido en azúcar», afirma.
La primera sensación que da en boca, describe Martínez, «es ese toque salínico», que se debe a la cercanía de los viñedos con el mar. «No hemos querido esconderlo, sino destacarlo por encima de todo».
En cuanto a la burbuja, se presenta fina, esférica y elegante, complementando un balanceo y una sequedad en boca que invita a seguir bebiendo, gracias a su muy bajo contenido de azúcar y a la ausencia de licor de expedición.
En lo que a su maridaje respecta, el cava De Nariz se recomienda consumir, principalmente, con el aperitivo o los platos principales. «Lo podemos tomar con una hueva, unas quisquillas, una marinera, pulpo, salmón, paella...», aconseja Pedro Martínez, al tiempo que también lo prescribe, como otra opción, para el final de la comida, «porque al tener poco contenido en azúcar, se va a complementar muy bien con el postre, aportando más aromas y sabor».
«Estamos muy contentos», confiesa, subrayando que es la copa de vino la que tiene que hablar. «Creo que en este espumoso se han dado todas las circunstancias para que se entienda nuestra idea, guste y que la persona que lo pruebe, quiera repetir y lo recomiende», reconoce.
La versatilidad de este Cava lo convierte en la elección perfecta para estas próximas fiestas «muy frío, en torno a los 8º, y en copa de vino», recomienda Pedro.
Pedro Martínez lleva más de 20 años trabajando la Monastrell, y otros tantos años más en el mundo del vino, una trayectoria que le respaldó en 2018 cuando salió al mercado con De Nariz, su proyecto vinícola personal. Otro de sus hitos profesionales fue alzarse con el título de ‘Nariz de Oro’ en 2001, con tan sólo 27 años. «Cuando hacíamos cata de vino, veía que tenía una facilidad para apreciar sabores y aromas, y a raíz de ahí descubrí cuál era mi pasión y vida. Este conocimiento lo complementé con una parte teórica y otra práctica, que son muy importantes para mí», confiesa. A esto se suma, tal y como apunta Pedro, «abrir un poco la mente», una moraleja que conlleva desde conocer los propios vinos y saber dónde querer llevarlos hasta catar diferentes referencias de otros productores y zonas del mundo.
Con todo, hace balance positivo de la trayectoria de De Nariz en este lustro en el mercado, sin olvidar su filosofía: poner en valor parcelas de Monastrell de la cuenca mediterránea, teniendo en cuenta su tipo de suelo, altitud, orientación y edad, interpretando cada año climático para adaptarse a cada añada y zona. De esta manera, «cada botella de vino se identifica con nosotros y seremos capaces de transmitir lo que nos proponemos», incide.