Dos operarios trabajan en el palmeral de Santiago y Zaraíche, en Murcia, en una imagen de archivo. Ros Caval / AGM

PRIMERA PLANA

Ciudades verdes contra el envejecimiento biológico

Un estudio científico indica que vivir junto a parques y jardines ralentiza la acumulación de fallos genéticos en las células

Miércoles, 28 de junio 2023, 20:03

Se sabe por múltiples estudios realizados en las últimas décadas que vivir cerca de espacios verdes en las ciudades proporciona años de vida y reduce la mortalidad prematura. Sin embargo, no se conocen bien los mecanismos biológicos responsables de este positivo efecto. Una hipótesis ... interesante es que la disponibilidad de zonas verdes en las áreas residenciales urbanas podría retrasar el envejecimiento biológico de las células, según un estudio que publica la revista Science Advances.

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Los autores de este trabajo son investigadores de la Universidad de Northwestern y de otros centros superiores de Estados Unidos, que pusieron el foco en la epigenética, el conjunto de modificaciones en nuestro ADN que son causadas por factores ambientales y por nuestros estilos de vida.

Todas las instrucciones para el funcionamiento de nuestras células están escritas en el genoma, la secuencia de ADN que, a efectos biológicos, constituye una especie de libro de instrucciones. Ahora bien, la interpretación de ese código genético que hace las veces de partitura para orquestar la vida celular está condicionada por factores externos que actúan a través de varios procesos. Uno de ellos lleva el nombre de metilación de ADN. Básicamente se produce cuando moléculas llamadas metilos se adhieren al exterior de los genes como si fueran minúsculos moluscos, lo que hace que los genes sean más o menos propensos a activarse y a producir las correspondientes proteínas.

Los científicos tienen evidencias de que estos patrones de metilación cambian en respuesta al estilo de vida. Por ejemplo, el consumo habitual de determinadas dietas, o la exposición persistente a ciertos compuestos contaminantes, pueden cambiar los patrones de metilación en algunos genes, afectando las proteínas que expresan. No pocos estudios han demostrado también que algunas enfermedades cardiovasculares, tumorales y metabólicas están relacionadas con alteraciones en los procesos de metilación del ADN, que se van acumulando y provocando el envejecimiento de las células. En paralelo se había comprobado cómo el ejercicio físico ralentiza ese envejecimiento biológico.

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En definitiva, la edad biológica de una persona puede ser mayor o menor que su edad cronológica, en función de cómo y dónde se viva. A tenor del estudio que hoy publican estos investigadores, estarían relacionados con este proceso bioquímico celular los potenciales beneficios para la salud que los espacios verdes, como parques y los jardines comunitarios de las ciudades, proporcionan a las personas.

En este estudio, los investigadores estadounidenses constataron que a mayor cercanía a espacios verdes más lento es el envejecimiento epigenético de las células. Este equipo utilizó como muestra un grupo de 924 individuos de ambos sexos (376 afroamericanos y 548 blancos), que participan desde hace veinte años en un estudio llamado Cardia, iniciado hace dos décadas para explorar el riesgo arterial coronario en adultos jóvenes de cuatro ciudades de Estados Unidos (Birmingham, Minneapolis, Chicago y Oakland).

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Cruzando información biomédica de estos individuos, con datos de sus niveles socioeconómicos y del índice de vegetación a cinco kilómetros de sus residencias, constataron que el envejecimiento celular es más lento entre los individuos blancos del estudio, que son los que más cerca vivían de espacios verdes. Los individuos que residían en barrios más deprimidos y con menor acceso a zonas verdes mostraban por el contrario signos de mayor envejecimiento celular. Según estos investigadores, una exposición a largo plazo a más vegetación en el lugar donde se reside podría estar proporcionando una media de dos años y medio de vida.

Como todo este tipo de estudios, esta investigación se topa con limitaciones metodológicas, pero por primera vez se aportan pistas científicas sólidas que permiten vislumbrar el mecanismo biológico que convierte en más saludable a los vecindarios urbanos con buenas zonas verdes. Y también cómo es posible favorecer la mejora de la salud en los barrios más pobres de las ciudades, a través de la creación de parques y jardines para sus vecinos.

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