Semifinales de Roland Garros

La tierra parisina, aliada de Carlos Alcaraz para frenar al indestructible Jannik Sinner

Jannik Sinner es el hombre a batir en el mundo del tenis. El italiano levantó en Melbourne el primer Grand Slam del año, solo ha sufrido dos derrotas en 2024 y el lunes, cuando se actualice el 'ranking' ATP, hollará por primera vez la cima. Será el cuarto número 1 del legendario entrenador Darren Cahill, que ha moldeado un cíborg indestructible, casi sin fisuras anímicas ni deportivas. Parece casi invencible, pero si hay alguien que puede ponerle a prueba es Carlos Alcaraz, quien hoy le desafiará en las semifinales de Roland Garros (Eurosport y DMAX, 14.30 horas) en busca de su primera final en el Bois de Boulogne.

Apartado Novak Djokovic por su lesión en el menisco, Alexander Zverev y Casper Ruud también esperan una oportunidad que se les resiste desde la otra semifinal, pero el plato fuerte en la Philippe Chatrier será el duelo entre Alcaraz y Sinner. El enfrentamiento que deshará el 4-4 de los ocho duelos previos entre ellos. «Adoro ese tipo de partidos. Me gusta esa clase de desafío, tener una batalla realmente difícil ante él», adelantaba Alcaraz, con ambición renovada, tras meterse en las semifinales.

El murciano es, de hecho, uno de los dos jugadores que ha sido capaz de tumbar al nuevo número 1 este año, y el único sobre pista rápida, la superficie predilecta del tenista de San Candido. Esta vez, el juez será la tierra parisina, hábitat más favorable a la estrella de El Palmar. Carlitos es un jugador versátil que se adapta a cualquier pista, pero es el mayor especialista sobre arcilla de una élite del tenis plagada de cañoneros. Se mueve como nadie sobre y el efecto de sus golpes hace más daño, como volvió a comprobar el revés de Tsitsipas en cuartos.

En cambio, la tierra batida suaviza el daño de los saques más potentes y los golpes planos, mucho menos determinantes que sobre cemento. Es decir, el estilo de Sinner y otros rivales poderosos desde el fondo de pista que han hecho daño en los últimos tiempos a Alcaraz, como Zverev, Rublev y Safiullin. Además, la superficie no es el único factor que juega a favor del pupilo de Ferrero. También influyen el horario y el tiempo del partido, que se jugará de día y, según el pronóstico, con el cielo de París despejado.

«Me gusta un poquito más así», reconoció Alcaraz tras batir a Aliassime en octavos, su primer partido sin techo del torneo. Un ambiente seco y soleado provoca que bote más la bola, lo que envenena los efectos de Alcaraz. De hecho, esa táctica le permitió remontar a Sinner en marzo en Indian Wells: tras perder 1-6 el primer set, renunció al intercambio de palazos y empezó a liftar mucho la bola e imprimirle altura, lo que bloqueó al italiano. Un Roland Garros jugado con la humedad de la primera semana, que hincha la pelota y la hace más pesada, elevaría las opciones de Sinner y Zverev, pero el pronóstico del tiempo no lo prevé.

Sinner es un tenista total, con armas para conquistar cualquier territorio y que estas dos semanas ha demostrado que también es muy difícil de desbordar en tierra. Es un muro. Pero las condiciones benefician más a Alcaraz. «Es un tipo de pista en la que he sufrido a veces, especialmente al principio», reconoció el de San Candido en la previa.

Mientras que el murciano ha levantado 7 de sus 13 títulos sobre polvo de ladrillo, Sinner solo atesora uno de categoría 250 (Umag 2022). En la final, eso sí, batió precisamente a su rival de hoy.

La incógnita por despejar es si Alcaraz está preparado para subir el siguiente escalón de juego y competitividad que exigirá Sinner. «Te lleva al límite en cada bola. Creo que es lo más duro de competir con Jannik», valoró el de El Palmar, consciente de que, entre tenis y físico, la asignatura clave es mantener la concentración. «Todo lo hace de manera perfecta», añadió el murciano, que suma ya 50 triunfos en Grand Slam, los mismos que Sinner pero en 60 partidos, seis menos. Hoy, el desempate con la tierra de París como posible aliada.

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