El duelo que veremos esta tarde en la pista central del All England Club entre Carlos Alcaraz y Jannik Sinner (no antes de las 16.00 horas, #Vamos) se presenta apasionante. Ambos son buenos amigos y están llamados a dominar el circuito en el futuro. Hoy alcanzarán un récord de precocidad, y es que será el partido más joven en octavos de final (suman 40 años y 4 meses de edad entre ambos) en un torneo de Grand Slam masculino desde el que disputaron el argentino Juan Martín del Potro y el japonés Kei Nishikori en el US Open de 2008. En Wimbledon, el dato es aún más relevante, ya que el murciano y el transalpino conseguirán superar hoy al partido que midió en 1973 al estadounidense Jim Connors con el sudafricano Bernard Mitton.
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Jannik Sinner y Carlos Alcaraz están empezando a construir una bonita rivalidad, que seguramente irá a más a lo largo de los años. El italiano explicaba su relación con el tenista de El Palmar el pasado viernes: «Espero que seamos parte de esa rivalidad, por supuesto, pero cada uno tiene su camino. Aún tengo trabajo por hacer, así que veremos lo que el futuro nos brinda a mí y a Carlos. Somos jóvenes, somos grandes tenistas y buenas personas. No pienso demasiado en eso. Tenemos una buena relación fuera de pista, somos amigos. Dentro todo el mundo quiere ganar, así que será un partido emocionante», apuntó Sinner, un italiano que no lo parece. Ni por su aspecto. Ni por su nombre. Ni por su apellido.
Nacido hace 20 años en San Cándido (provincia de Bolzano), es de una zona que está pegada a Austria, dominada por las montañas del Tirol del sur. De hecho, Sinner iba para esquiador. Y de los buenos. Sus padres tenían un restaurante en una zona de montaña donde el esquí lo domina todo. «Fui campeón italiano de slalom, en 2008, con los chicos de mi edad. Más adelante, en 2012, terminé segundo», contó Sinner cuando dio el salto a la élite del tenis mundial, con solo 18 años.
En su momento, el serbio Novak Djokovic explicó que uno de los secretos de su elasticidad y desplazamientos correspondía a haber practicado esquí de niño en las montañas de Serbia. «Son deportes muy diferentes, pero el equilibrio es muy importante, tanto en uno como en el otro. Puedo llegar a entender por qué Novak dijo que haber esquiado lo ayudó para jugar al tenis», explicó el transalpino. Y añadió, en una entrevista concedida el periódico británico 'Daily Mail' que ya «solo esquío en Navidad, pero voy despacio, aunque mis amigos siempre me incitan a que vaya más rápido».
Sinner se comprometió verdaderamente con el tenis en 2013, al incorporarse a la academia del experimentado entrenador italiano Riccardo Piatti, quien trabajó, entre otros, con Novak Djokovic, Richard Gasquet, Milos Raonic e Ivan Ljubicic. «No fue fácil salir de mi casa, pero estaba feliz de poder vivir en un entorno tan familiar y gracias a Riccardo [Piatti] soy tenista profesional», ha contado en varias ocasiones un Sinner que recientemente ha firmado un contrato de diez temporadas con Nike a cambio de 150 millones de euros.
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Mientras tanto, en la jornada de ayer, la española Paula Badosa venció en su primer partido en la central de Wimbledon ante una doble campeona como Kvitova (7-5 y 7-6 (4)). Badosa se enfrentará en octavos a la rumana Simona Halep.
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