Los dos debutan este viernes en un partido de tercera ronda de Wimbledon, pero todos los focos apuntan en una sola dirección, la de Carlos Alcaraz, el tenista murciano que está llamado a marcar una época en el tenis mundial. No obstante, mal haría el pupilo de Juan Carlos Ferrero en confiarse en su duelo de este viernes frente al germano Oscar Otte (Colonia, 28 años), un jugador de maduración lenta que vive en estas semanas los mejores momentos de su carrera deportiva.
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Viene de hacer semifinales sobre hierba en Halle (perdió con Medvedev) y en Stuttgart (cayó con Berrettini) y ha superado las dos primeras rondas en el All England Club desgastándose muy poco. En su debut hizo lo que quiso con su compatriota Peter Gojowczyk (6-1, 6-2 y 6-1) y ayer apenas estuvo 20 minutos sobre la pista, ya que su rival, el estadounidense Christian Harrison, se retiró por lesión tras el cuarto juego del primer set (3-1 a favor de Otte).
Otte ha mejorado mucho en su juego este año y donde mejor se mueve es en las pistas de hierba. Hace unas semanas, con su puesto de semifinalista en Halle, subió a la posición 36, su puesto más alto en el ranking ATP. A Otte se le espera desde hace años y parece que, por fin, ya ha llegado.
El espigado tenista de Colonia ya ha sido capaz de ganar partidos en los cuatro torneos del Grand Slam, siendo el mejor resultado de su carrera los octavos de final del US Open 2021, cita en cuyo cuadro final se coló procedente de la fase previa. Otte está jugando muy suelto en esta gira de hierba, dando vía libre a su tenis imaginativo y haciendo daño a sus rivales con un esquema de juego similar al del también alemán Jan-Lennard Struff, quien tan complicado se lo puso el pasado lunes a Alcaraz en Londres. Tuvo que remontar cuando se vio fuera del torneo a las primeras de cambio el jugador murciano.
El juego de Otte, que ayer debutó con derrota en el cuadro de dobles de Wimbledon haciendo pareja con el neerlandés Tallon Griekspoor (última víctima de Alcaraz), está basado en su buen servicio y en una enorme capacidad para cambiar ritmos, velocidades y efectos, con una gran habilidad a media pista. Le falta contundencia en su derecha y sufre con el revés, algo que hace de Otte un jugador bastante vulgar en tierra batida. No obstante, el año pasado estuvo a punto de dar la campanada ante su paisano Alexander Zverev en Roland Garros, en un durísimo partido que se decidió en cinco mangas.
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Otte es un tenista de sangre fría y que depende mucho de su servicio. Se podría decir de él que es una mezcla entre Struff y Griekspoor, aunque posiblemente sea más similar al primero, por aquello de insistir mucho en el juego de saque y red. Es algo más innovador y no tan primitivo, pero Otte, que disfruta más en hierba que en ninguna otra superficie, le pondrá a Alcaraz trampas similares a las usadas el pasado lunes por Struff, en un partido que el murciano tuvo que remontar a base de garra, determinación y, sobre todo, de un estupendo servicio (30 aces). Carlitos, como hizo el lunes, tendrá que estar hoy muy atento a las subidas recurrentes a la red que hará su rival e intenar dominar en todo momento desde el fondo de la pista.
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Antonio Gil Ballesta
Otte se lo tomó ayer con mucha calma en su partido de dobles. Fue un entrenamiento más, de hecho. Junto a Griekspoor, cayó con claridad ante la pareja de estadounidenses formada por Max Schnur y Robert Galloway (6-1, 6-4 y 6-2). Lo de esta tarde, desde luego, será muy distinto. El número 36 del mundo, al que el murciano nunca se ha enfrentado, está confirmando el mejor año de su carrera con una gira sobre césped notable. Y es peligroso. Muy peligroso.
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«Me divierte cada segundo que paso en una pista de tenis. Me divierto mucho. Y los resultados vienen así», confesó Carlos Alcaraz tras su triunfo del pasado miércoles frente a Griekspoor. La derrota ante Zverev en cuartos de final de Roland Garros, adonde llegaba con el impulso de los dos títulos consecutivos en Barcelona y Madrid, con la dimensión de sus triunfos en la Caja Mágica frente a Nadal, Djokovic y el propio Zverev, y los problemas físicos en el codo derecho que le llevaron a borrarse del torneo de Queen's, lo que había generado ciertas dudas. Las está borrando de un plumazo en Wimbledon un chico que acaba de cumplir 19 años.
«Me sentí cómodo en la pista 2. Obviamente, el primer partido [el pasado lunes, en la 1] se jugó bajo techo. Fue realmente distinto. Noté la cancha más lenta. Pero necesito más horas en pista para encontrarme todavía mejor. Lo más difícil en hierba es moverse bien y eso no se aprende de un día para otro», comentó Alcaraz el miércoles.
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Este viernes vuelve a la pista 1. Jugará en el tercer turno, alrededor de las seis de la tarde. En su primera tercera ronda en Wimbledon (ya ha llegado tan lejos como en el Open de Australia), volverá a partir como favorito, pero esa condición no supone un hándicap para Alcaraz, que lleva 23 victorias y solo una derrota este año ante rivales con ránking inferior. No se arredra el tenista de El Palmar, quien sobrevive en un torneo donde las sorpresas y las bajas por contagios de coronavirus están dejando fuera de combate a muchos de los favoritos.
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