Nacho Encabo
Viernes, 4 de octubre 2024, 00:03
Lo primero que hace Carlos Alcaraz nada más ganar un título es ir a la bolsa que tiene al lado del raquetero y sacar su Rolex para colocárselo en la muñeca. Asuntos de patrocinadores: una de las condiciones que le exige la marca suiza a sus tenistas es que el reloj luzca en todas las ceremonias de trofeos.
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El miércoles por la noche en Pekín, justo después de desarmar a Jannik Sinner en una final tremenda, el murciano siguió el protocolo. Y esta vez le vino de perlas, porque según acabó el partido empezó una contrarreloj para poder llegar a Shanghái lo antes posible. No había tiempo que perder. Cada pocos minutos, Carlitos bajaba la mirada a su muñeca para ver la hora.
«No pude hacer mucho después de la final... Fui a la rueda de prensa y me di una ducha con mucha prisa porque teníamos que coger el vuelo para venir a Shanghái. Lo hice todo lo más rápido que pude. Al final llegamos muy tarde y no he podido dormir todo lo que me hubiera gustado», señaló este jueves Carlitos en la rueda de prensa oficial del Masters 1000 de Shanghái.
Y es que el calendario tenístico, el gran foco de conflicto en la industria entre jugadores y promotores, no le ha dado ni un respiro en las últimas horas. La final ante Sinner arrancó pasados unos minutos las cinco de la tarde del miércoles en la capital china. El partido duró 3:21 horas, después se celebró la ceremonia de premios y los jugadores, después de ducharse, tuvieron que cumplir con los compromisos con prensa y patrocinadores.
Alcaraz y Sinner habían acordado viajar después juntos de Pekín a Shanghái, donde el mismo miércoles había arrancado ya el octavo Masters 1000 del calendario. Así que los mejores tenistas del planeta se subieron juntos a un avión privado en el aeropuerto de Pekín pasada la medianoche. Dos horas después estaban aterrizando en Shanghái. Fueron al hotel, durmieron algo y este jueves ya estaban en las instalaciones del torneo. No hay tregua.
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«El calendario es muy apretado, pero tenemos que acostumbrarnos a esto. Acabamos la final sobre las 21.00 horas, fueron tres horas de partido y después no tuve tiempo para hacer nada más. Fui al club antes de la final con todas las bolsas y maletas porque sabíamos que teníamos que correr después para coger el vuelo y venir aquí», indicó el tenista de El Palmar.
«Llegamos a las cuatro de la mañana y hemos podido dormir algo. Nos hemos despertado aquí para acostumbrarnos ya un poco a las condiciones. El calendario está muy apretado, vamos viajando de torneo en torneo con uno o dos días antes de que empiecen los torneos. Es difícil, pero tenemos que acostumbrarnos», añadió un fatigado Alcaraz.
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«Mañana [por hoy] entrenaré una hora o una hora y media y me intentaré acostumbrar lo máximo. Y el sábado intentaré jugar mi mejor tenis. Espero estar listo. No hay mucho tiempo para entrenar y aclimatarnos, pero tenemos que hacerlo como tenistas». Efectivamente, tiempo no hay mucho. Porque mañana le espera ya el chino Juncheng Shang, reciente campeón en Chengdu, en su debut en el torneo de Shanghái.
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