Es un prodigio. Con solo 18 años, Carlos Alcaraz se ha colado en la final de un Masters 1.000. El de Miami concretamente, ese que ningún español ha conseguido ganar en los 37 años de historia del torneo. Y lo ha hecho dando ... una lección de tenis en cada partido, derrotando a figuras de la talla de Tsitsipas y mostrando al mundo su extraordinario talento. El joven tenista murciano no quiere despertar del sueño y el domingo, ante el noruego Casper Ruud, seguirá el consejo que le dio su abuelo para llevarse el título: «Siempre me ha dicho que me enfoque en las tres 'C': cabeza, corazón y cojones».
Publicidad
La cita será este domingo, a las 19.00 horas (en España). No será un partido más, pero Carlos Alcaraz quiere tomárselo como si de una primera ronda se tratara. «Trato de ver el partido como cualquier otro. Mi objetivo es divertirme y hacerlo lo mejor que pueda», dijo el murciano tras derrotar a Hubert Hurkacz en semifinales.
De momento, Alcaraz lleva divirtiéndose, y haciendo disfrutar a todo el mundo, desde que comenzó el torneo. Y desde que empezó el año, porque el murciano ha conseguido 22 triunfos en sus últimos 24 partidos y lleva un 2022 prácticamente inmaculado. Su última 'master class' la dio en la pasada madrugada, la de este sábado, y le sirvió para superar el último obstáculo antes de la final.
«Carlos está jugando demasiado bien». Esas fueron las palabras de su rival en la semifinal, Hubert Hurkacz, tras acabar el partido. Una frase que define el camino de Carlos Alcaraz en Miami, una ciudad y un torneo de los que el murciano se ha enamorado: «Es fantástico poder jugar mi primera final de Masters 1000 aquí. Me encanta jugar aquí. Hay un público y un ambiente increíble».
Dos 'tie-break' tuvo que ganar el de El Palmar para tumbar a su rival. El reto ante el polaco, último ganador del torneo, no era fácil, pero Carlos Alcaraz tenía claros sus movimientos. «Al principio, el plan era restar cerca de la línea de fondo sus segundos servicios, pero durante el partido, vi que tenía más oportunidades de ganar el punto cuando se jugaba. Decidí devolver los segundos metiendo la bola en pista. Simplemente me centré en poner el resto dentro», señaló el murciano tras el encuentro, justo antes de esbozar la que pudo ser una de las claves de la victoria: «Gestioné mejor los nervios y los momentos difíciles».
Publicidad
El último en rendirse al juego del tenista de El Palmar fue el estadounidense Andy Roddick, quien está retirado desde 2012 y llegó a ser número 1 del mundo. «Este tipo se mueve como... es increíble. La mayoría de los tenistas con grandes golpes de derecha necesitan dos pies debajo de ellos para darles la vuelta. Este tipo arranca muy rápido, como Andre Agassi», subrayó. «Alcaraz juega como un animal. Es una barbaridad», añadió.
El pupilo de Juan Carlos Ferrero, que tuvo que viajar a España tras el fallecimiento de su padre, Eduardo, y no está en Miami, echa de menos a su técnico. A pesar de estar bien arropado por su mánager (Albert Molina), readaptador y fisio (Juanjo Moreno) y algunos de sus familiares, como su padre y varios, Carlos Alcaraz se acuerdo de Ferrero tras cada encuentro y le dedica las victorias, tal y como se puede ver en la firma que hace a las cámaras después de cada partido.
Publicidad
Precisamente las cámaras fueron las que captaron un gesto que demuestra que Alcaraz no es solo un deportista con un talento sobrenatural, sino que su forma de ser también encandila a los seguidores del mundo de la raqueta. En un momento en el que los malos gestos y las protestan parecen estar de moda, el murciano fue un ejemplo de deportividad con su compañero de profesión y rival, Hubert Hurkacz.
Con 5-6 en el primer set y 30-0 arriba, el murciano hizo una dejada y su rival sprintó para alcanzarla. Lo hizo, pero el árbitro del partido decretó punto para Carlos Alcaraz justo cuando el polaco devolvió la bola. Este recriminó al asistente su decisión y, lejos de aprovecharse para empatar el encuentro, el murciano corrigió al árbitro y reconoció que su rival había llegado a tiempo a golpear la pelota. Así, Alcaraz aprobó la repetición del punto.
Publicidad
Este gesto sirvió para que toda la grada y el propio tenista polaco, Hubert Hurkacz, aplaudiesen al murciano. Es, en definitiva, un gesto que demuestra la calidad humana de Carlos Alcaraz, un chico de 18 años que sigue metiéndose en el bolsillo tanto a los amantes del deporte de la raqueta como a aquellos que nunca lo fueron.
Infórmate con LA VERDAD: 1 año x 29,95€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.