Carlos Alcaraz exhibe su derecha para meterse en la final de Montecarlo

La tierra batida como refugio espiritual para volver a creer en uno mismo. De paso, también para recuperar la confianza en algunos golpes que parecían opacados en los últimos meses, como por ejemplo la derecha. Esa arma que ha encumbrado a Alcaraz y que, desde hace unos meses, había desaparecido del repertorio. 16-1 son los registros de Alcaraz en tierra batida desde que comenzara su andadura por Roland Garros, donde acabó levantando el título. Después llegaría la medalla de plata, también en la Philippe Chatrier. Hoy la arcilla le vuelve a dar una alegría, con la opción de ganar por primera vez la copa en Montecarlo.

La pista Rainier III, la más importante del imponente Montecarlo Country Club ubicado entre las montañas y la Costa Azul, albergaba el duelo español entre Alcaraz y Davidovich Fokina. Murciano y malagueño, cara a cara. Dos buenos amigos, cada uno a un lado de la red, buscando un billete para la final. Palabras mayores. La última vez que Alcaraz pisó una última ronda de Masters 1000 fue hace exactamente 391 días, en Indian Wells. A pesar del largo período de ausencia en esas instancias, el murciano ya sabe lo que es alcanzar los cuartos de final en caso todos los Masters 1000 que ha disputado. Tan solo falta en su álbum el de Roma, objetivo marcado para dentro de un mes.

Precisamente la capital italiana fue el lugar elegido por Davidovich Fokina para pedirle la mano a su pareja. A esa boda está invitado Alcaraz, cuya mentalidad estaba clara desde antes de saltar a la pista: dejar las amistades fuera de la pista para inclinar a su rival. Tan solo un duelo previo entre ambos, saldado con triunfo del murciano en el Godó hace dos años. No es Carlos el único miembro de la familia Alcaraz al que se ha enfrentado Davidovich Fokina, que también chocó con Álvaro, el hermano mayor, en su etapa formativa.

Primoroso Alcaraz de partida en la semifinal. Nada que ver con los precedentes durante el torneo. Por delante de inicio, controlando el juego desde el fondo de pista ante un errático Davidovich Fokina, el de El Palmar tomó rápidamente ventaja. Siempre con la iniciativa, hasta que llegó el momento de cerrar el set. Ahí se hizo un lío Alcaraz, de esos a los que tanto acostumbra y que juegan con la salud de su equipo y sus familiares. Tuvo opciones de cerrar el set al resto y también con el saque, pero se fue embarullando tanto que tuvo que definiwrse en el desempate. Ahí no hubo partida. Volvió el Alcaraz mandón del inicio del partido para cerrar todas las vías al malagueño.

El segundo set fue un calco del primero. Más suelto Alcaraz, imponiendo el ritmo y mandando desde el fondo con mucha soltura ante un Davidovich Fokina que no encontraba pista. De nuevo, rotura temprana de Alcaraz para abrazar la iniciativa y encauzar la manga. La sangria pudo ser aún peor para Fokina, al que le tocó salvar hasta 13 opciones de rotura para darle vida a la semifinal. Una de las mejores noticias que arroja este partido es ver a Alcaraz otra vez suelto con la derecha. Golpeando sin miramientos, con violencia, para desbordar a su rival. Con ese golpe de derecha, precisamente, selló Alcaraz su billete para la final de un Masters 1000 cerca de 400 días después de hacer cumbre en Indian Wells 2024. Séptima final en este tipo de torneos para Alcaraz, que supera con esta cifra a su entrenador Juan Carlos Ferrero. El murciano se enfrentará este domingo por la mañana, a las 12.00 horas, a Lorenzo Musetti.