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Carlos Alcaraz ya ha entrado de lleno en su exigente tramo final de temporada. Tras liderar el fin de semana al equipo europeo para conquistar la Laver Cup, ahora le toca embarcarse en la gira asiática, en la que disputará el Masters 1000 de Shanghai y el ATP 500 de Pekín, que empieza este mismo jueves.
El murciano aterrizó en Pekín este martes, horas después del sorteo del cuadro del China Open, que le plantea una primera ronda trampa contra Giovanni Mpetshi Perricard. El francés, de la misma edad que Alcaraz, es un jugador que aún está verde, un proyecto por hacer lejos de la madurez del murciano. Pero este año ha ascendido hasta el top 50 del 'ranking' y ya ha demostrado las cualidades que le convierten en un tenista a tener en cuenta en el futuro.
La principal arma de Perricard, un jugador de 2 metros y 3 centímetros de altura, es el servicio. El de Lyon no es un especialista más, sino que aspira a convertirse en el gran sacador de la próxima generación. Es por ello que este año se hizo un nombre durante la gira de hierba, donde Wimbledon alcanzó la cuarta ronda y conectó 115 aces. En un partido superó los 50. Sin embargo, desde entonces se ha estancado y solo ha sumado dos victorias en los últimos ocho partidos.
Si Alcaraz se adapta al cemento chino sin problemas, debería sortear las primeras rondas sin excesivos agobios, ya que en la segunda estación aparecerán Griekspoor o Kecmanovic y en cuartos, probablemente Cerúndolo o Khachanov. La semifinal más dura sería contra el ruso Medvedev, compañero de equipo en esta Laver Cup, pero también podrían dar la sorpresa tenistas como Bublik y Cobolli, con quien también compartió fin de semana en Berlín.
El duelo estrella entre Alcaraz y Sinner solo podría celebrarse en la final, ya que los dos son los principales cabezas de serie. No tiene un camino benévolo el italiano, defensor del título, que en cuartos podría cruzarse con Dimitrov. También han caído en su mitad del cuadro tenistas como Rublev, Musetti y Struff.
Llega Alcaraz a China con el objetivo de quitarse el mal sabor del año pasado, cuando compitió por primera vez en estos torneos de Extremo Oriente que frenaron su actividad por la pandemia. El año pasado, aunque no empezó mal, fue superado en las semifinales de Pekín por Sinner y no pudo pasar de octavos en Shanghai, donde Dimitrov dio la sorpresa.
Del mismo modo, es una oportunidad propicia para sumar puntos, ya que no defiende grandes cifras de la temporada pasada. El Masters 1000 empieza inmediatamente después de la final del China Open, que tiene la peculiaridad de jugarse un miércoles, el 2 de octubre.
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