Carlos Alcaraz, el nuevo rey del mundo

Entonces, cuando todo estaba negro, el nuevo número 1 mundial, el tenista que ha roto todos los registros de precocidad, hizo de nuevo lo que casi nadie es capaz de hacer: jugar bien cuando todo estaba mal. Salvó dos bolas de set que hubieran puesto el partido muy de cara para Ruud. Fue valiente en ambos puntos, tremendamente críticos. Se fue a la red y se jugó dos voleas muy puñeteras. Y metió las dos. Y forzó el tie break, ese que siempre perdía. Hasta ayer. Lo ganó cuando tenía que ganarlo. 7-1, con un recital de golpes solo al alcance de un elegido como él. El nórdico se derritió de una forma tan inesperada como inexplicable. Creció Alcaraz y bajó Ruud. Ahí, en ese desempate de la tercera manga conquistada por el murciano, se decidió la final.

El partido arrancó de lujo. La cosa iba sobre ruedas. Alcaraz empezó como un tiro y en el tercer juego ya le rompió el saque a Ruud. El murciano lo tenía claro. Saque y red. Mucha subida a la cinta y buenas voleas. Todo eso, trufado de buenas derechas y algunas dejadas muy efectivas. Era una roca con su servicio y solía generarle problemas a su rival al resto. El primer set fue para el jugador de El Palmar porque se pareció mucho al jugador que ha deslumbrado durante estas dos semanas en Nueva York. 6-4 para Alcaraz.

Nadie esperaba –posiblemente ni siquiera el propio Ruud– un bajón como el que sufrió Alcaraz en la segunda manga. Se precipitó el pupilo de Juan Carlos Ferrero, queriendo acortar demasiado los puntos y renunciando a los intercambios largos que tan bien se le dan.

Esa ansiedad del murciano contrastaba con la serenidad del noruego. Ruud crecía y crecía, mostrando mucha decisión y ejecutando a la perfección su plan de partido. Se apagó de una manera súbita el de El Palmar y se le fue el set de mala manera. 6-2 para Ruud.

En el tercer parcial, se dispararon las hostilidades con puntos increíbles por parte de los dos tenistas hasta llegar al tie break, en el que el murciano se impuso con autoridad. Esto le dio mucha confianza para el cuarto set y hundió a rival, que apenas pudo plantar cara en la última manga del partido. Del 7-6 para Alcaraz en el tercero se pasó a un cómodo 6-3 en el cuarto. La clave estuvo en ese tie break que ya es historia del tenis.

Con su conquista en Nueva York, Alcaraz se proclama como el más joven en ganar un Grand Slam desde Rafa Nadal en 2005, y el más precoz en la historia en ser considerado como el mejor tenista del mundo. A sus 19 años y 129 días, solo seis jugadores más jóvenes triunfaron en un gran escenario. Desde Michael Chang, pasando por Boris Becker, Mats Wilander, Björn Borg y Rafael Nadal, hasta Sampras.