![Viaje a las estrellas](https://s2.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/202103/20/media/cortadas/alfac-kCIF--1248x770@La%20Verdad.jpg)
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La voluntad por volar es más que milenaria. Habría que retrotraerse a la época en que el hombre primitivo cazaba para comer y contemplaba como volaban aves e insectos. La flecha, como lanzamiento de un proyectil, multiplicando la fuerza y manteniendo la dirección y superando ... a la lanza arrojada con el brazo fue un paso sustantivo. En Grecia hay relatos fantásticos como el de Dédalo aprendiendo a volar diseñando alas impermeabilizadas con cera para conseguir huir del Rey Minos al volar de Creta a Sicilia junto a su hijo Ícaro al que le proporcionó alas y aprendió a volar.
Aristóteles reflexionó sobre el movimiento de una flecha, argumentando que se mantiene en vuelo mientras se le aplique una fuerza y al cesar ésta, se detendrá. Por tanto, no lo haría en el vacío. Leonardo no compartió que el aire ayudaba en el movimiento y lo consideró como un medio resistente. Examina las aves y concluye que hay una relación entre la envergadura del ala y el cuadrado del peso del cuerpo. Galileo inicia el proceso de descarte de la teoría aristotélica del sustento del movimiento por el aire, al formular que el movimiento permanece sin la acción de una fuerza y que el aire tenía un efecto disipador al ofrecer resistencia al movimiento. Galileo propuso que la resistencia variaba proporcionalmente a la velocidad, que no es cuantitativa, pero establecía el hecho de que aumentaba con la velocidad. Newton, en cambio, con la propuesta de la mecánica moderna y el análisis matemático como instrumento poderoso de la razón, estableció que la resistencia de los objetos inmersos en un fluido era proporcional a la dimensión lineal del cuerpo, a la densidad del fluido, al cuadrado de la velocidad y al cuadrado del seno del ángulo de incidencia. Esta propuesta conllevaba considerar que los fluidos estaban compuestos por partículas individuales que no interaccionaban entre ellas y que al hacerlo contra un obstáculo hay una transferencia del momento lineal que sumado es la fuerza ejercida sobre el objeto. Posteriormente, Euler y Bernoulli establecieron las bases de la hidrodinámica clásica y D'Alembert, Lagrange, Helmholtz, Kelvin Rayleigh y otros establecieron la dinámica de un fluido ideal en una formulación matemática rigurosa.
En el siglo XVII se inicia el progreso del vuelo. Lourenço de Gusmao, jesuita, es el pionero de la navegación aérea con su máquina Passarola en 1709. Los hermanos Montgolf, Zepelin. Los vuelos mecánicos se sustentan en las aportaciones de Cayley, Lilienthal, Chanute, Langley; los hermanos Wright con la Wright Flyer I, que en diciembre de 1903 establecieron el que se considera primer vuelo de un hombre en una máquina voladora autopropulsada y controlada.
La nave espacial que mayor distancia ha viajado es la Voyager I, lanzada en septiembre de 1977 y aun está funcionando. Está tan lejos que la luz tarda mas de 20 horas en llegar, mucho mayor que los ocho minutos y 20 segundos que tarda la luz solar en alcanzar la Tierra. Aun así, no ha llegado muy lejos, si pensamos que los límites teóricos del sistema solar se estiman en una distancia de un año luz. Recordemos que la estrella más próxima está a 4,24 años luz, Próxima Centauri, y la Voyager tardaría 90.000 años en llegar a ella.
Si queremos llegar a las estrellas tenemos que ir más rápido. La inmensidad del Universo y la cortedad de nuestras vidas invalida los cohetes gigantescos para una empresa estelar, dado que el combustible necesario es exponencial con la velocidad y no es posible cargar con el combustible químico preciso para un viaje como éste. Como propone Michio Kaku, las primeras naves interestelares no estarán tripuladas y puede que no sean mayores que un sello de correos. El proyecto Breaktrough Starshot respaldado por Stephen Hawking, Yuri Milner o Mark Zuckerberg propusieron en 2016, nanonaves con chips instalados en velas estelares que se moverían por el impulso de una potente fuente láser situada en la Tierra. Los chips tendrían el tamaño de una pulgada y unos 25 gramos de peso y miles de millones de transistores. Una potencia de 100.000 millones de vatios aceleraría una de estas naves a un quinto de la velocidad de la luz. Hawking ya estableció la referencia en una inversión de 10.000 millones de dólares y una generación para que pudiesen enviar estas naves a Alfa Centauri. Un viaje de 20 años para llegar. El progreso es un impulso inevitable.
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