Lola López Mondéjar Martínez Bueso
Psicoanalista y escritora

Lola López Mondéjar, escucharla y leerla es un disfrute

Molina de Segura, 1958. Galardonada con el Premio Anagrama de Ensayo 2024 por 'Sin relato. Atrofia de la capacidad narrativa y crisis de la subjetividad'

Martes, 24 de diciembre 2024, 00:05

De la psicoanalista y escritora Lola López Mondéjar, con cuyo primer ensayo en Anagrama, 'Invulnerables e invertebrados. Mutaciones antropológicas del sujeto contemporáneo', ya logró un gran éxito de crítica, dice su amiga, la también narradora Clara Obligado: «Es una de las personas más inteligentes y ... sensibles que conozco. Une su capacidad para análisis finos con la de escritora y divulgadora. Escucharla y leerla es un disfrute».

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Y si en su primer ensayo ofrecía a los lectores una reflexión aguda, amena y muy oportuna sobre lo que sucede en esta época «de hiperconectividad, desafección e individualismo», en 'Sin relato. Atrofia de la capacidad narrativa y crisis de la subjetividad', se adentra en las «causas y las consecuencias de una enfermedad» cuya propagación y universalización constata a diario en la práctica clínica: «La dificultad de contarse y explicarse».

López Mondéjar es consciente de que un crepitar extraño que le mantiene alerta sacude los sentimientos del lector que se adentra en sus narraciones, como lo es también de que está dotada para retratar con hermosa ferocidad la felicidad y el horror que encierra la vida. De sí misma reconoce: «He vuelto a constatar que soy vulnerable, que cada libro me expone a mis inseguridades más profundas, a mi miedo a ser criticada y rechazada; pero también, y como dice un hermoso poema de Regina José Galindo, que 'soy una piedra, en mí la historia del mundo'». La escritora, siempre en lucha «contra la tristeza», la tempestad en la que se confrontan sus sueños con el mundo real, considera que «lo más importante son los otros. Vivimos en una ficción de individualismo. Me parece que ahora mismo hay una filosofía muy promocionada del quiérete a ti mismo, como si uno fuese autosuficiente. Se niega mucho la necesidad tan grande que tenemos de los otros». Afirma que «toda persona es una mezcla de bien y mal. El mal puro no existe... mas que en la literatura». Un día me dijo: «Los hombres se aman entre ellos; nosotras sólo les interesamos de forma tangencial».

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