Antonio Lario, el práctico que evitó una colosal catástrofe

Lario estaba de turno cuando el 'Front Siena', de 275 metros de eslora, cargado con 150.000 toneladas de crudo, se aproximó a la dársena de Escombreras errático, con exceso de velocidad y una tripulación negligente. Su capitán, un georgiano de 40 años que arrastraba problemas personales, pilotaba aquella mole sin rumbo fijo y a una velocidad superior a la establecida para que el práctico -el marino mercante habilitado en cada puerto para realizar las maniobras de atraque y desatraque de un barco- pudiera subir por la escala lanzada por uno de los costados a la lancha del servicio de practicaje. En la oscuridad de la noche, Lario trepó hasta la cubierta jugándose el tipo, alcanzó sin demora el puente de mando, donde esperaba un capitán absorto y una tripulación desgobernada, e inició desesperadas maniobras para detener aquella inmensa mole lanzada contra la costa.

Como si fuera una película, en aquella escena no faltaron las chispas ni el denso humo que salieron al fondear las anclas. Él, con casi veinte años de experiencia en puertos y otras dos décadas gobernando petroleros por medio mundo, le quita importancia a su acción, reconocida por distintas autoridades, y dice que cualquier otro compañeros hubiera actuado de la misma forma: «Es nuestro día a día, una profesión tan apasionante como complicada para velar por la seguridad y el medio ambiente del puerto».