Con el crecimiento económico al ralentí, la inflación aún por las nubes, el precio del dinero en escalada, la guerra de Ucrania camino de convertirse en un desastre estructural y duradero y España inmersa en una profunda crisis institucional de los poderes del Estado, nos asomamos a 2023 con mucho vértigo y escaso optimismo. Ahora que parece que por fin hemos dejado atrás la pandemia de coronavirus que ha marcado nuestras vidas, el futuro inmediato viene impregnado de incertidumbre, de un desasosiego que no logramos sacudirnos del todo en un escenario de inseguridad cuyos protagonistas deambulan sin rumbo cierto, a la espera del siguiente sobresalto.
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Pero aparquemos el pesimismo y lancémonos a este nuevo año con arrojo en busca de soluciones, con altura de miras, unidad de acción y consenso, aunque nos suene a utopía pura y dura. Hagámosle caso al cineasta Woody Allen, que dice: «Me interesa el futuro porque es el sitio donde voy a pasar el resto de mi vida».
Y, nos guste más o menos, el futuro, el que nos deparará este 2023, vendrá marcado por la política, en concreto por dos procesos electorales, los comicios autonómicos y municipales del último domingo de mayo y los generales, previstos para final de año, siempre que Pedro Sánchez no decida adelantarlos, que todo es posible tal y como discurren los acontecimientos.
En la Región, las encuestas coinciden en que el PP, con Fernando López Miras como cabeza de cartel, ganará las elecciones de manera holgada y se quedará muy cerca de la mayoría absoluta (23 escaños). La incógnita está en saber si necesitará el apoyo de Vox para poder gobernar o incluso si el partido de Abascal, que a día de hoy aún no ha revelado quién será su candidato a la presidendia de la Comunidad, exigirá entrar en el Ejecutivo en caso de que sus diputados resulten decisivos para que los populares mantengan el poder. Por su parte, el PSOE, ganador de las elecciones en 2019, vería reducida su representación en la Asamblea Regional, a tenor de los citados sondeos, y no sumaría junto al resto de formaciones de izquierdas escaños suficientes para desalojar al PP de San Esteban.
Está por ver si la sentencia del 'caso Auditorio', prevista para antes de los comicios, puede menoscabar las expectativas electorales del Partido Popular. El expresidente de la Comunidad Pedro Antonio Sánchez se enfrenta a una petición de pena del fiscal de 2 años y 6 meses de prisión y 9 años de inhabilitación especial para empleo o cargo público por el delito de fraude y prevaricación, además de otros 10 años y 1 día de inhabilitación por prevaricación continuada. Pero no es el único caso de presunta corrupción que atenaza al PP, pues el también expresidente Ramón Luis Valcárcel se encuentra a un paso de sentarse en el banquillo por la desaladora de Escombreras, acusado de presunta prevaricación, malversación y fraude de subvenciones. Con este panorama judicial, sería de ingenuos pensar que los demás partidos no van a utilizar ambos escándalos como munición para atacar la línea de flotación de los populares. Blanco y en botella.
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El superaño electoral que se inaugura mañana también amenaza con inundar las redes sociales de bulos y noticias falsas. Lo más lamentable es que buena parte de esas 'fake news' serán promovidas por algunos partidos políticos que serían felices sin medios de comunicación que desmonten sus falacias.
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