Una factura muy cara

Una situación agravada, además, por la recuperación mundial de la demanda, que ha dejado los estocajes tiritando y que ha lastrado, particularmente, a sectores como la construcción y el metalmecánico, pero sin dejar de salpicar a otros muchos, incluido el agroalimentario. Porque los cuellos de botella generados en la producción -afectados igualmente por las tensiones en el tráfico marítimo-, han impedido atender todos los pedidos en los plazos requeridos, y con ello han impulsado más si cabe los precios al alza, disparándose los costes hasta el punto de poner en riesgo la rentabilidad.

Ningún constructor murciano, por ejemplo, se libra de estos desajustes, con continuos retrasos a la hora de hacerse con los materiales imprescindibles para sus obras. Una encuesta reciente de Frecom revelaba que el 96% de los empresarios habían notado en los últimos tres meses un incremento inusual en el precio de compra de los materiales, con un 68% que alerta de retrasos en la ejecución debido a las carencias. La revalorización media del 40% en el último año de las principales materias primas da una idea del impacto económico de esta problemática sobre el conjunto del tejido empresarial, lo que se traslada definitivamente al consumidor final.