La hípica como forma de vida

Francisco J. Moya

Miércoles, 25 de diciembre 2019, 09:47

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Tenía 28 años y toda la vida por delante cuando las cosas cambiaron de forma radical, en un solo instante. A Carmen López García, promesa de la hípica desde que empezó a montar siendo muy niña, le cayó una puerta encima en un desgraciado accidente que le «reventó» varias vértebras y la dejó postrada en una silla de ruedas. El silencio. La oscuridad. La tristeza absoluta. Era el final. Eso parecía. Pero la Carmen López que diez meses después salió del hospital nacional de parapléjicos de Toledo era una mujer totalmente cambiada, absolutamente distinta a la joven hundida tras el fatídico día en que el camino se puso cuesta arriba. El proceso de rehabilitación fue durísimo, en lo anímico y en lo físico, con fuertes dolores que aún hoy, doce años después del siniestro, persisten. Ella nunca se rindió. Al revés. Se creció ante la adversidad. «Cuando una puerta se cierra, una ventana se abre. Es mi frase favorita», repite ella, risueña, cada vez que puede.

Su vida era la hípica. Y decidió que lo seguiría siendo. Primero, se hizo juez de doma clásica. Luego, se sacó el segundo curso de Técnico Deportivo, convirtiéndose en la primera persona discapacitada que tuvo acceso a este Grado en España. Se abrió camino. Siempre. Estuvo siete años sin montar, pero en 2016 llegó a su cuadra y se subió a 'Batman' para dar un paseo. «Conecté con él desde el primer momento y me lo quedé», confiesa Carmen. Y pronto le picó el gusanillo de volver a la competición. Conoció la modalidad de doma clásica adaptada y ahí encontró su lugar. Regresó a lo grande. La amazona de Pozo Estrecho, sin patrocinadores ni ayudas, ha sido campeona de España de esta especialidad en 2018 y 2019 y el pasado verano debutó en un Campeonato de Europa. Su sueño es conseguir una plaza en los Juegos Paralímpicos de París 2024. El resultado, no obstante, ya no es lo más importante. «Si antes la hípica ya era mi pasión y mi forma de vida, pues imagínate ahora. Montar es lo más parecido a andar de nuevo. Montar a caballo me da lo que la lesión medular que sufro me quita», explica.