Al escribir 'Dolorosa' y 'Granada' en un buscador de internet, lo normal debería ser que aparecieran páginas web sobre procesiones en la ciudad de la Alhambra e imágenes de la Virgen María sufriendo por su Hijo. Pero no, se trata de una banda de música granadina llamada Dolorosa que, de hecho, suena muy bien y que forma parte del kilométrico cartel del festival Microsonidos y actuará este viernes, 8 de marzo, a partir de las 23.00 horas, en la Sala Musik, donde presentará 'Un gran presentimiento'.
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Supone su segundo álbum –el primero se titula 'Que el mañana sea bueno'– y contiene diez canciones hechas con una enorme meticulosidad en las que, en ocasiones, predominan los teclados por encima de las guitarras, como en 'Yo no tengo nada' y 'Pasar la tarde', y que según detalla la cantante, Natalia Muñoz, es perfecto para escuchar con los auriculares al salir de casa por la mañana. «Es un disco para el día, muy luminoso», destaca. Y es que a pesar de que los temas poseen un halo melancólico y nostálgico, tanto musicalmente como en las letras, también inspiran un sentimiento de ilusión, por lo que al final deja un regusto más bien optimista.
Aunque el grupo tiene una trayectoria relativamente corta –poco más de un lustro–, cuenta en sus filas con músicos curtidos en mil batallas, como el polifacético multiinstrumentista y compositor murciano Raúl Bernal, quien ha tocado con José Ignacio Lapido, Quique González y Loquillo, entre otros muchos, además de tener una interesante carrera en solitario bajo el nombre de Jean Paul, y Antonio Lomas, exbatería de Lori Meyers. Ellos dos, aunque fundamentalmente el primero, son el motor musical de Dolorosa, y encontraron en Natalia la voz perfecta para transmitir el mensaje agridulce de las canciones. «Para mí fue mucha responsabilidad cuando Raúl me pidió que cantara sus composiciones, porque no había hecho nada antes y era empezar directamente con músicos de primera categoría. Eso hizo esforzarme más para estar a su nivel», confiesa la vocalista.
Pero lo que comenzó un poco como una especie de experimento, terminó funcionando. «Lo hice un poco por probar y fue algo natural. Hay veces que por mucho que quieras, no se puede, y otras que, de repente, todo cuadra. Nos juntamos Raúl, Antonio y yo y todo funcionó», señala. La banda se completa con Chesco Ruiz (bajo), Fran Ocete (guitarra acústica) y Carlos Marqués (teclados), músicos habituales de la escena granadina, y suena a pop –en ocasiones se compara en los medios a Dolorosa con el dúo Amaral–, un género algo desprestigiado en los últimos años, en buena medida debido a los 'realities' musicales y el tedio de las radiofórmulas, y eclipsado por el 'indie'. «Los Beatles hacían pop», recuerda Natalia, quien añade que quizás los primeros discos del cuarteto de Liverpool tenían «canciones más simplonas», pero «supieron evolucionar a discos muy complejos». Pero no solo los Beatles. El cantante de Pet Shop Boys, Neil Tennant, aseguró hace unos años que grupos como Franz Ferdinand, The Killers y Arctic Monkeys también hacen pop, aunque ellos digan que es rock para molar más.
Debido a esa denostación del género, a Dolorosa se le añade siempre a su pop el apelativo de 'adulto', aunque la música no tenga edad. «Lo que hacemos es cierto que puede parecer sencillo, pero la sensación y el producto final no es el del típico grupo de festivales porque, aunque sea una letra sencilla, expresa muchas cosas y es muy ambigua. Habla de lo que sentimos cualquiera de nosotros e intentamos que haga pensar y que cada persona saque su lectura. En los estribillos siempre cambiamos algo, aunque sea una palabra o una frase de orden. Todo muy sutil al oído. Y las guitarras y el teclado no son muy complejos, pero la mezcla de todo crea algo diferente. Es música que tiene un punto más adulto», argumenta la cantante, quien añade que el grupo tiene como referentes la música francesa, italiana y española de los años 60.
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Ahondando en el tema de las letras, las canciones de Dolorosa no solo hablan de amor y desamor, sino que poseen un punto reivindicativo que, según comenta, puede ayudar a que «la gente se plantee ciertos cuestiones que quizás pensaban que no eran importantes, y a lo mejor lo son, y mucho», como puede suceder con el movimiento feminista actual. Uno de sus mejores temas, 'Canción protesta', del primer álbum, recopila con acierto los textos de las pancartas de las manifestaciones –'el próximo parado que sea un diputado'; 'más profesores, menos asesores'; 'nosotras parimos, nosotras decidimos'…–.
Y el toque final a la mezcla de música y letra es la voz de Natalia, que suena dulce y melancólica a la vez. «Es algo que me sale de forma natural. Cuando empecé no sabía cuál era mi manera de cantar, porque no lo había hecho nunca. Hay veces que intento hacer versiones de otros grupos y pienso: '¡Joder!, suena a Dolorosa!'. Qué le voy a hacer», bromea.
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En lo que respecta al nombre de la banda, asegura que fue idea de Raúl. «Yo no lo veía para el grupo, porque al principio me propuso que se llamara La Dolorosa. Era como muy fuerte y muy personificado en mí. Pensaba que la gente me vería a mí como La Dolorosa, pero un amigo nos sugirió que por qué no Dolorosa a secas. Y me pareció una buena idea, porque era más evocador y ambiguo. No era estrictamente yo, o una virgen. Es un nombre muy sonoro y del que la gente no se olvida», revela.
La otra etiqueta que acompaña al grupo es la de ser granadinos. «Cuando te preguntan de dónde eres y contestas que de Granada, la respuesta automática es que 'vaya grupazos hay en Granada'. Pero no hacemos bandera de que somos granadinos. Allí lo normal es ir a hacer la compra y encontrarte a un componente de los Niños Mutantes. En todas las ciudades hay grupos, pero sí que es cierto que en Granada hay más para lo pequeña que es. Quizás desde fuera parece más de lo que es», asegura.
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Y es que la escena de la ciudad de la Alhambra ha nutrido en gran medida los carteles de los festivales españoles en los últimos años –aunque el foco parece que poco a poco se mueve a otros lugares como Murcia–, con grupos clásicos como Los Planetas, 091, Lori Meyers, Lagartija Nick y Niños Mutantes, pero a Dolorosa, al no ser estrictamente el típico perfil 'indie', se le cierran en muchas ocasiones esas puertas. «Nos encontramos un poco en el limbo. Parece que no encajamos en los grandes festivales de música independiente ni en los supermodernos de ahora, con todo ese movimiento trap. Aunque considero que nuestras canciones son convencionales en el buen sentido, y les puede gustar a cualquiera», expone.
Para el festival Microsonidos, sin embargo, Dolorosa sí encaja, y para el concierto en la Sala Musik –completa el cartel los murcianos Bobito, banda formada por músicos de Clara Plath–, el grupo promete mucha más intensidad de la que se escucha en el disco. «Sonamos más cañeros. Es normal teniendo a Antonio Lomas en la batería, que siempre tira para arriba, y Raúl le sigue con la guitarra. Es lo que me gusta, que el grupo sea igual que en el álbum, pero con más fuerza».
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Dolorosa se encuentra preparando el lanzamiento de un nuevo EP, con cuatro canciones que decidieron no incluir en el último disco para publicarlas posteriormente, y otros proyectos que pronto anunciarán.
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