Es indiscutible la estratégica posición del sector agroalimentario. De su viabilidad depende nuestro futuro. La realidad estratégica del concepto Región de Murcia como referente agrario mundial queda reflejado, año tras año, en las cifras que todos los profesionales perseveramos en visibilizar (las actividades agroalimentarias suman más del 50% del PIB regional).
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El sector, avezado en la continua resiliencia, se encuentra atravesando una coyuntura desfavorable en forma de tormenta perfecta: cambio climático, subida de costes críticos, escasez de recursos, permisividad de exportación de productos de terceros países en desigualdad de exigencias productivas, emergencia de nuevas plagas y enfermedades, reaparición de algunas ya controladas, sequía, etc. Y hay que añadir los asfixiantes y continuos cambios normativos, a nivel nacional y europeo, que no sólo en muchos casos no disponen de viabilidad ni argumentación técnica suficiente en su redacción para su posterior implantación real, sino que, además, en ocasiones, hacen caso omiso a las propuestas argumentadas que se realizan desde distintos colectivos, incluido el de los ingenieros agrícolas y los graduados en agronomía a los que represento.
En nuestra región el sector avanza estoicamente, y no sólo ha consolidado su liderazgo, sino que además lo hace como pionero y referente tecnológico en el desarrollo de nuevas tecnologías agroalimentarias, y de optimización hídrica, demandadas por un número 'in crescendo' de países que desean adoptar los modelos tecnológico-productivos murcianos.
La cara positiva de esta situación es que ha potenciado que las nuevas tecnologías agrícolas (las Ag Tech) se conviertan en una fuerza transformadora sin precedentes. No es opcional, ya que son las que preservarán y consolidarán eficiencia, sostenibilidad, predicción, gestión de riesgos, personalización de productos, aseguramiento de la calidad y trazabilidad, seguridad alimentaria, rentabilidad de las operaciones, competitividad internacional y optimización de recursos, entre otros aspectos.
La digitalización, la agricultura de precisión y la inteligencia artificial, en todas las etapas de la producción agrícola, están permitiendo esas mejoras. Sensórica y monitoreo remoto, sistemas de información geográfica, drones, imágenes satelitales, internet de las cosas, tecnologías de aplicación variable, gemelos digitales, 'blockchain', 'machine learning' y genómica son una muestra de estas tecnologías ya en uso.
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Los ingenieros y graduados agrícolas colegiados son parte de la revolución que está experimentando el sector, diseñando soluciones y tecnologías, participando en toda la cadena agroalimentaria y actuando como facilitadores de la adopción tecnológica.
Encima de la mesa tenemos retos y herramientas para superarlos, pero la adopción de soluciones tecnológicas requiere de un esfuerzo económico adicional que, de no ser compartido, no será posible. Los grupos de opinión del sector con influencia en Europa deben unirse a los grupos tecnológicos de Ag Tech, para demandar con una única voz medidas económicas adicionales a las existentes, al objeto de preservar a nuestro sector permitiendo que su digitalización sea una realidad.
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