El catedrático de la Universidad de Murcia (UMU) Joaquín Gadea, suma ya diez años en el cambo de la edición genética de cerdos con técnicas Crispr-Cas, en la que su grupo ha desarrollado una metodología con la que es posible gestar una cabaña porcina más residentes a enfermedades víricas, entre otras ventajas.
Publicidad
–¿Qué ventajas tiene el método con el que trabajan?
–La edición genética mediante el uso de técnicas Crispr-Cas permite la modificación precisa y dirigida del código genético. La gran ventaja de la edición genómica es su precisión para producir cambios en el genoma, y con una relativa simplicidad del procedimiento. Permite obtener resultados con mayor seguridad y en menos tiempo que con tecnologías anteriores. Esta técnica permite generar animales modificados genéticamente que no son transgénicos, ya que no necesariamente implican la inclusión de material genético de otras especies. Esta es una distinción técnica fundamental.
–¿Qué esperan lograr?
–Nuestro objetivo es optimizar las técnicas de edición genética y desarrollar la clonación de células editadas previamente. Utilizaremos las técnicas con la mayor eficiencia y seguridad posibles. También nos interesa aplicar esta tecnología para generar en el ámbito biosanitario modelos como los de enfermedades humanas o para xenotrasplantes [como se denominan a los trasplantes de órganos animales a personas]. Si los médicos disponen de un cerdo que mimetiza de forma precisa una grave enfermedad humana, como el cáncer, el párkinson o la esclerosis lateral amiotrófica [ELA], tendrán una herramienta perfecta para estudiarla y desarrollar nuevos tratamientos. En el ámbito de la ganadería, nuestro objetivo es generar animales resistentes a enfermedades víricas porcinas o a enfermedades que puedan transmitirse a la población humana, como la gripe. Esta técnica se utiliza actualmente en porcino por un reducido número de grupos de investigación en todo el mundo y todavía queda mucho camino por recorrer.
–¿En qué más se puede utilizar esta técnica dentro del sector ganadero?
–En el sector porcino se puede utilizar para obtener animales que aprovechen mejor el alimento, produzcan mejor carne, generen purines de menor contaminación, etc. Las técnicas de Cripr-Cas9 pueden ayudar a diseñar nuevas vacunas más eficientes y seguras frente a enfermedades virales porcinas como la peste porcina africana. En el sector bovino se han generado animales sin cuernos, que facilitan su manejo y reducen el riesgo de lesiones, y animales que se adaptan mejor a climas cálidos y húmedos, con mayor resistencia a la exposición solar, etc.
–¿Ha levantado ya Europa la cortapisas que había impuesto sobre este método?
–Está en camino de cambios. En estos momentos se está debatiendo un documento de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria que afirma rotundamente que los riesgos del uso de las técnicas de edición genética son equivalentes a los de la cría tradicional, al tiempo que que diferencia las técnicas de transgénesis, que tienen un riesgo que debe ser evaluado de modo diferente. Por tanto, la UE deberá regular estos productos de origen animal editados genéticamente de manera diferente a como se regulan los transgénicos. Espero que esa decisión se tome pronto en el seno de la UE, antes de que lleguemos tarde a la aplicación de esta tecnología y perdamos la oportunidad.
Publicidad
–¿De dónde vienen esos recelos?
–La generación de conocimiento avanza mucho más rápido que la legislación, y es lógico. Lo que no es normal es que el legislador no cuente con un grupo de expertos científicos que le permitan actualizar o diseñar nuevas regulaciones adaptadas a la realidad de cada momento, como está haciendo ahora la EFSA. Por otra parte, existe otra cuestión relacionada con la aceptación de la ciudadanía, que tiene dificultades para entender cuestiones biológicas o biomédicas básicas relacionadas con su salud. Deberemos esforzarnos por mejorar nuestro nivel de cultura científica, porque eso repercutirá positivamente en nuestro bienestar. En la medida de nuestras posibilidades hacemos un gran esfuerzo por difundir los avances que conseguimos en los laboratorios.
–El mundo está cambiando a pasos agigantados, ¿cómo cree que va a influir el nuevo entorno en el desarrollo científico?
–El avance acelerado en biomedicina, con técnicas como las omicas, la edición genética y la terapia celular, junto con la mejora en el análisis de datos mediante 'Big Data' y la inteligencia artificial, abren un panorama muy prometedor. Sin embargo, la situación de la investigación en Europa, en España y, particularmente, en el sur del país y Murcia, puede ser menos alentadora. Para contrarrestarlo es crucial establecer líneas estratégicas a largo plazo que potencien la investigación como base de una sociedad del conocimiento y el bienestar. Hay que involucrar también a la sociedad civil en su conjunto.
Publicidad
–¿Nos estamos tomando la ciencia lo suficientemente en serio?
–Considero que no es así. Para ilustrar este punto, planteo algunas preguntas sobre la incidencia de la ciencia en nuestra sociedad: ¿cuántos programas de ciencia existen en televisión, radio y otros medios durante horarios preferentes? ¿Cuántas personas conocen a los investigadores María Luz Cayuela, Juan Carlos Espín y Francisco Tomás-Barberan, del Cebas, y a Marino Bañón, de la UMU, que están entre los científicos más citados del mundo? A mi juicio, la sociedad española, especialmente en Murcia, no vincula adecuadamente el desarrollo científico con su propio bienestar ni el de sus hijos y las futuras generaciones. Si cada ciudadano percibiese que su bienestar y salud y la de su familia depende de los desarrollos científicos, estoy seguro de que la situación cambiaría. Invirtamos en ciencia y cuidemos a nuestros jóvenes científicos, nuestras familias vivirán mejor.
–¿No dedicamos en la Región de Murcia todo el esfuerzo que precisa la investigación en el área agroalimentaria?
–La Región de Murcia hace un esfuerzo considerable en la investigación en esta área, pero permítame que haga una reflexión crítica sobre la situación. La colaboración público-privada presenta un margen de mejora considerable. Las inversiones públicas en I+D+i no están generando el máximo retorno posible, y se requiere una colaboración más efectiva y estratégica entre empresas y organismos públicos de investigación. Un enfoque a largo plazo es esencial para consolidar esta colaboración y potenciar su impacto. Las investigaciones requieren una perspectiva a medio y largo plazo, lo que se dificulta con unas convocatorias de proyectos de corta duración (uno a tres años). Además, la retención de talento es un desafío crítico. Para lograrlo es imprescindible ofrecer seguridad laboral, bienestar y salarios competitivos. La disponibilidad de equipos multidisciplinarios de apoyo es también fundamental para el éxito de los proyectos. La gestión burocrática excesiva representa un obstáculo significativo. Los investigadores se ven obligados a dedicar una proporción excesiva de su tiempo a tareas administrativas y económicas, en detrimento de su labor investigadora principal. Existe un potencial significativo para mejorar la transferencia del conocimiento a la sociedad transformando las investigaciones en productos y servicios concretos, y fomentando la creación de empresas de base tecnológica.
Primer mes por 1€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Una moto de competición 'made in UC'
El Diario Montañés
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.