Atanor

Por una vez, humanos

Sábado, 15 de julio 2023, 10:58

Vivimos en cierta tensión pendientes del itinerario que la inteligencia artificial sea capaz de desarrollar. Se suceden declaraciones, pretendidamente tranquilizadoras, por parte de los industriales implicados. No dudan en reunirse con dirigentes de países avanzados impartiendo valoraciones que colocan en la órbita de la preocupación ... por aspectos de intimidad y respeto al derecho de imagen y de la propiedad intelectual. Ciertamente se están vulnerando casi todos los enclaves de derechos y manejando datos con dudosa legitimidad, amparándose en la política de hechos consumados.

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El problema es más amplio, por cuanto tiene que ver con los aspectos de la ciencia y la tecnología que ponen en manos del ámbito del capital, soluciones de bajo coste de la producción en comparación con el actualmente en vigor, basado en la fuerza de trabajo físico e intelectual humanos. Ya ha ocurrido anteriormente. La revolución industrial tuvo que resistir el embate de la componente humana que no se avenía con docilidad a la sustitución del factor físico humano por el de la máquina, sabedor de que esa sustitución no reportaba más que perjuicio personal, salvo para unos pocos. Los pasos de avance del maquinismo fueron cruentos. La automatización ha supuesto la desaparición de millones de puestos de trabajo, con la promesa de que se crearían nuevos nichos de actividad. Todo se pintaba como una mejora en la preparación para el trabajo, que exigía nuevas alfabetizaciones. No todos alcanzaron la cualificación, al parecer, porque habitual es la pérdida de trabajo sin solución de recolocación posterior.

Ahora el panorama es bastante más sombrío. Sustituir las capacidades intelectivas humanas tiene mayor alcance cualitativa y cuantitativamente considerado. No hay sector de actividad a salvo. Simultáneamente al avance de la inteligencia artificial sigue la estela la producción de leche, carne y pescado en abundancia, pero sin animales. En Israel se ha exhibido, con el primer ministro de protagonista, hacer uso de una pantalla táctil, similar a una tableta, que accede a una gran máquina productora de carne, donde se elige el porcentaje de grasa que desea para su filete de carne y al dar a imprimir, logra en unos minutos disponer del pedido. Si es pescado, en un solo minuto se genera y listo para llevar. De ahí a disponer de carne y pescado sintéticos en los supermercados, hay un paso muy pequeño. La leche sigue el mismo derrotero. Pruebas médicas exitosas avalan los productos. Un sueño logrado: consumir proteína animal, sin animales, sin necesidad de matarlos. Un nuevo reto para la subsistencia de los puestos de trabajo que suponen los actuales supervisores religiosos, que algunas religiones mantienen como garantía de cumplimiento de sus ritos. La producción mecánica masiva de carne, pescado y leche, puede ser un salvavidas de muchos países desfavorecidos.

Dadas las peculiaridades de la naturaleza humana, no cabe duda alguna de que algunos se adelantarán y aprovecharán la oportunidad para ganar más dinero, explotar y abusar de más gente amparados en nuevas formas, adaptadas al caso. Casi seguro que la Humanidad desaprovechará la oportunidad de terminar con la miseria y, de nuevo, los ricos, algunos nuevos, lo serán más e incrementarán su poder, mientras que los pobres dispondrán de menos.

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Bueno es saber que la sociedad puede mitigar la explotación potencial de las novedades que pudieran cambiar la vida. En Noruega se ha creado un fondo de riqueza social, destinado al bien común, no solo de unos pocos, de parte de las ganancias de la industria petrolera. Otra alternativa es que los Estados recauden a través de las regalías impuestas a los fabricantes de proteínas cultivadas o del empleo de la inteligencia artificial. Es patente que el único producto verdaderamente valioso y exportable es la unidad y cohesión social. Por mucho avance del conocimiento y la tecnología sofisticados, lo único que el mundo precisa es unidad. La cohesión social es el único producto al que se debe aspirar. Los fondos de riqueza social son una forma de garantizarlo. El fondo de pensiones lo es; los fondos comunitarios que, por ejemplo, becan a estudiantes u otras iniciativas comunitarias lo es; los fondos cooperativos o de participación de los trabajadores, por el que pueden percibir una parte de las ganancias, al ser también dueños de las empresas, lo son; los fondos de inversión socialmente responsable, que invierten en empresas con ciertos estándares éticos o de sostenibilidad, lo son. Objetivo: generar riqueza o beneficios distribuidos a la sociedad. Por una vez, humanos.

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