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La actriz Asunción Balaguer y el actor Paco Rabal posan en su casa 'Milana Bonita' de Calabardina en junio de 1990. Juan Leal
Paco Rabal y Asunción Balaguer, más vivos que nunca
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Paco Rabal y Asunción Balaguer, más vivos que nunca

La polémica en Alpedrete sirve para resucitar la devoción por los actores, siempre dispuestos a ayudar sin importarles a quién

Sábado, 18 de mayo 2024, 14:00

La única batalla que se pierde es la que no se da». Con esta frase, sin duda sacada de las enseñanzas que recibió de sus cabales progenitores, Paco Rabal y Asunción Balaguer, resume Benito Rabal el nudo y el desenlace de una historia que bien podría encontrarse en un guion berlanguiano o formar parte de uno de los que hubiera rodado en su exilio mexicano el aragonés Luis Buñuel con Paco como protagonista.

Así se refiere el escritor, director de cine y guionista a la última peripecia revisionista que protagonizó el Ayuntamiento de Alpedrete (PP-Vox) al decidir retirar a la plaza Francisco Rabal -el actor aguileño residió los últimos años de su vida en la localidad de la sierra madrileña- y a la Casa de Cultura Asunción Balaguer -también vecina muy querida entre los más de 14.000 habitantes, además de extraordinaria actriz- sus nombres para sustituirlos por los anodinos plaza de España y Casa de Cultura La Cantera. Y, aunque «el revanchismo político o la venganza revisionista» no llegó a durar tres semanas ni llevó la sangre al río -tras el serio tirón de orejas de la lideresa popular Isabel Ayuso al PP de Alpedrete-, consiguió, sin embargo, soldar un frente común contra unos «borrados», una «cultura ideológica» que últimamente se frecuentan más de lo que se debieran en una democracia consolidada.

Como en Águilas, pueblo natal de Paco y adoptivo de Asunción, donde la familia Rabal-Balaguer es casi religión, en Alpedrete salir a la calle era una fiesta para los insignes actores españoles (murciano él, catalana ella) a los que niños y adultos se acercaban puntualmente a saludar y repartirles besos cada vez que ponían un pie en la calle, cuenta el poeta lorquino y profesor emérito de la UMU Pedro Guerrero, amigo íntimo de la familia desde antes de la mayoría de edad.

Paco le entrega en el año 2000 a Asunción una rosa en el recital del Festival de Teatro y Danza de Badajoz. EFE

Además, prestos a ofrecer su ayuda a todo aquel que lo precisara, sin importar quién fuera, qué pensara y de dónde viniera, contaban también con el respeto de toda la profesión. Y fue eso lo que convirtió en un tsunami popular el movimiento que finalmente obligó a dar marcha atrás al regidor de Alpedrete, Juan Rodríguez, nada «arrepentido» pero obediente tras la reprimenda de su superior y la masiva movilización de vecinos, actores, directores e intelectuales de toda España.

Generosos con todos y coherentes con sus principios, no fue sin embargo su bonhomía lo que llevó el nombre de Paco Rabal -«el actor español más internacional», le define su estudioso Miguel Ángel Blaya- y de Asunción Balaguer -la actriz española decana: «No habido actriz española que haya trabajado tanto tiempo y recibido tantos premios», resume Guerrero- a calles, plazas, teatros, bibliotecas y centros culturales de toda la geografía no solo regional sino nacional; sino su valía profesional, reconocida en todo el mundo a través de premios y homenajes de festivales como Cannes, Berlín, Venecia, Montreal, San Sebastián, Río de Janeiro, Valladolid, Chile, Cuba, las academias de cine europeo, italiano y, por supuesto, española, entre otras muchas distinciones que reconocieron tanto su capacidad interpretativa como su contribución como profesional a las artes cinematográficas. Lo mismo que se puede decir de Asunción Balaguer, cuya carrera, quizá con menos proyección internacional que la de Paco, también fue reconocida con los premios nacionales más prestigiosos como el Max de Honor y a Mejor Actriz de Reparto, la Biznaga de Plata, el Ondas o los reconocimientos de la Unión de Actores, pese a que durante buena parte de su vida renunció a su carrera de actriz por acompañar a Paco y a su familia.

Valgan estos apuntes como justificación a la presencia de ambos insignes intérpretes por toda la geografía nacional, pasando de Orense a Málaga y de Elche a Córdoba, con mayor profusión tanto en la Comunidad de Madrid como en la Región de Murcia.

Arriba: Premio Donosti. Tras su muerte repentina en 2001, lo recogió Liberto Rabal, aquí con Saura, Suárez, Sevilla y Ana Belén. Abajo: Goya con su Goya. El aguileño recibió en el año 2000 el premio al Mejor Actor por su papel de Goya con Carlos Saura. Marisa Paredes entrega a Asunción el Premio Ciudad de Huelva a Rabal a título póstumo en 2001. EFE / Reuters
Imagen principal - Arriba: Premio Donosti. Tras su muerte repentina en 2001, lo recogió Liberto Rabal, aquí con Saura, Suárez, Sevilla y Ana Belén. Abajo: Goya con su Goya. El aguileño recibió en el año 2000 el premio al Mejor Actor por su papel de Goya con Carlos Saura. Marisa Paredes entrega a Asunción el Premio Ciudad de Huelva a Rabal a título póstumo en 2001.
Imagen secundaria 1 - Arriba: Premio Donosti. Tras su muerte repentina en 2001, lo recogió Liberto Rabal, aquí con Saura, Suárez, Sevilla y Ana Belén. Abajo: Goya con su Goya. El aguileño recibió en el año 2000 el premio al Mejor Actor por su papel de Goya con Carlos Saura. Marisa Paredes entrega a Asunción el Premio Ciudad de Huelva a Rabal a título póstumo en 2001.
Imagen secundaria 2 - Arriba: Premio Donosti. Tras su muerte repentina en 2001, lo recogió Liberto Rabal, aquí con Saura, Suárez, Sevilla y Ana Belén. Abajo: Goya con su Goya. El aguileño recibió en el año 2000 el premio al Mejor Actor por su papel de Goya con Carlos Saura. Marisa Paredes entrega a Asunción el Premio Ciudad de Huelva a Rabal a título póstumo en 2001.

Murcianía por bandera

Si alguien llevó la Región de Murcia al resto del mundo fue, sin duda, Francisco Rabal, que premiado por la Asociación de la Prensa con el Laurel de Murciano del Año escribía «...y porque yo lo que quiero/ no es ser murciano del año,/ sino lo que he sido siempre/ desde que nací: murciano», recordaba Miguel Ángel Blaya, presidente de la Asociación Milana Bonita, en su libro sobre el célebre aguileño 'Paco Rabal. Genio y figura'.

Además, era habitual que el actor aprovechara sus papeles en películas para retocar los guiones y nombrar alguna localidad de la Región, algún bar de su querida Águilas o aprovechar para murcianizar a sus personajes. Fue el caso de 'Belle de Jour', en la que Luis Buñuel transformó el personaje sirio de Kessel en un murciano que cantaba una cartagenera en pantalla; su Ginés de 'Truhanes', murciano de Bullas, para más señas; el célebre 'Juncal', que, además de ser natural de Carmona, Sevilla, estaba «enraisao con Masarrón, provinsia de Mursia»; o incluía morcillas como «todas las mujeres sois iguales, lo mismo da que seáis de Brujas que de Calasparra». Y, como recordaba su sobrino, también Benito Rabal, a LA VERDAD el día de su fallecimiento: «Era muy peculiar en eso, llegaba hasta el extremo. A más de un director le dijo: 'Yo, o hablo en murciano, o no salgo en la película'. Y lo peor es que la historia transcurría en Francia, así que el director tenía que reinventar al personaje, convertirlo en un emigrante o un exilado para justificar su acento. Su amor por su pueblo era muy grande».

«No conozco en Murcia a nadie que me odie o que me tenga manía», decía el actor aguileño

Son muchas y muy curiosas las anécdotas mediante las que la pareja dio a conocer la Región y también los reconocimientos con que los murcianos quisieron pagar ese cariño: Hijo Predilecto de la Región de Murcia (1990), donde 8 diputados del PP votaron en contra pese a las indicaciones del entonces líder de filas en la oposición, Ramón Luis Valcárcel, y que 'a posteriori' tachó su voto contrario de «postura reaccionaria»; Doctor Honoris Causa por la Universidad de Murcia (1995), «cuando por primera vez una universidad hacía recaer este galardón en un actor» y Paco agradecía diciendo: «No solo me dignifica a mí, que no tengo ni Bachillerato, sino que lo concibo como reconocimiento a toda una profesión»; e Hijo Predilecto de Águilas (1999).

Sin embargo y con el cariño de los murcianos ganado a pulso, el intento de Alpedrete no ha sido único ni original. En 2020, el equipo de gobierno de Albudeite, formado por Cs y PP, presentó una moción para retirar a la Casa de Cultura el nombre de Paco Rabal y de su callejero los nombres del poeta murciano Vicente Medina, de Rafael Alberti y de La Pasionaria, sin motivos aparentes ni sustitutos célebres con los que paliar el borrado.

Sea como fuere, los murcianos, con su presidente López Miras a la cabeza, entonces sí, pararon el golpe y empujaron al regidor albuitero a una sabia rectificación.

Arriba: Amigo de Rafael Alberti, consiguió que viniera por primera vez a Murcia en 1989, a la lectura de la tesis de Pedro Guerrero 'La pintura en la poesía de Rafael Alberti' para la que el poeta pidió «matrícula de honor», y repitiera en 1990, 1991 y 1992. Abajo: El chileno Lagos saluda a Rabal y Víctor Manuel, condecorados con la Orden Gabriela Mistral y el director Fernando Solanas abraza a Rabal tras recibir ambos el premio especial del Festival de Montreal. Tito Bernal / EFE
Imagen principal - Arriba: Amigo de Rafael Alberti, consiguió que viniera por primera vez a Murcia en 1989, a la lectura de la tesis de Pedro Guerrero 'La pintura en la poesía de Rafael Alberti' para la que el poeta pidió «matrícula de honor», y repitiera en 1990, 1991 y 1992. Abajo: El chileno Lagos saluda a Rabal y Víctor Manuel, condecorados con la Orden Gabriela Mistral y el director Fernando Solanas abraza a Rabal tras recibir ambos el premio especial del Festival de Montreal.
Imagen secundaria 1 - Arriba: Amigo de Rafael Alberti, consiguió que viniera por primera vez a Murcia en 1989, a la lectura de la tesis de Pedro Guerrero 'La pintura en la poesía de Rafael Alberti' para la que el poeta pidió «matrícula de honor», y repitiera en 1990, 1991 y 1992. Abajo: El chileno Lagos saluda a Rabal y Víctor Manuel, condecorados con la Orden Gabriela Mistral y el director Fernando Solanas abraza a Rabal tras recibir ambos el premio especial del Festival de Montreal.
Imagen secundaria 2 - Arriba: Amigo de Rafael Alberti, consiguió que viniera por primera vez a Murcia en 1989, a la lectura de la tesis de Pedro Guerrero 'La pintura en la poesía de Rafael Alberti' para la que el poeta pidió «matrícula de honor», y repitiera en 1990, 1991 y 1992. Abajo: El chileno Lagos saluda a Rabal y Víctor Manuel, condecorados con la Orden Gabriela Mistral y el director Fernando Solanas abraza a Rabal tras recibir ambos el premio especial del Festival de Montreal.

Perdón y amistad

No tuvieron nunca en cuenta ni Asunción Balaguer ni Francisco Rabal todos estos deslices, de paisanos y amigos o no, que repetía siempre, quitando hierro a cualquiera de estos asuntos, no conocer en la Región a «nadie que me odie o que me tenga manía». De hecho, donó a la Universidad de Murcia, cuando creó la Semana del Cine Español, buena parte de los guiones que había interpretado, con sus apuntes y rectificaciones manuscritos; y también la mayoría, si no todos, los premios recibidos a lo largo de su carrera; una estela que siempre siguió Asunción, que entregó al pueblo de Águilas el último premio recibido en el Festival Internacional de Cine de Montreal, apenas cuatro días antes de su repentina muerte, «por un trombo y no por el enfisema», apunta Guerrero, en el vuelo que lo traía de vuelta desde Montreal, con escala en Londres y que el destino quiso que tuviera que hacer parada de emergencia en Burdeos para prestarle una atención que ya de nada sirvió. El que «siempre ha sido y siempre será Goya» -como le recordó Marisa Paredes el día de su muerte-, al que interpretó hasta en tres ocasiones, dejo de ser carne en Burdeos, paradojas de la vida, y regresó convertido en cenizas a habitar el suelo del poblado minero que le vio nacer, la Cuesta de Gos, y a reposar para siempre, luego junto a su amor, en el cementerio de Águilas.

Arriba: Paco Rabal es investido doctor 'honoris causa' de la UMU en 1995. Abajo: junto a Margarita Lozano y Joaquín Cánovas, catedrático de Historia del Arte de la UMU, en el homenaje que organizó al actor en 1992; y Paco Rabal con el Premio Los Mejores de LA VERDAD 1992. Martínez Bueso / Juanchi López / Juan Leal
Imagen principal - Arriba: Paco Rabal es investido doctor 'honoris causa' de la UMU en 1995. Abajo: junto a Margarita Lozano y Joaquín Cánovas, catedrático de Historia del Arte de la UMU, en el homenaje que organizó al actor en 1992; y Paco Rabal con el Premio Los Mejores de LA VERDAD 1992.
Imagen secundaria 1 - Arriba: Paco Rabal es investido doctor 'honoris causa' de la UMU en 1995. Abajo: junto a Margarita Lozano y Joaquín Cánovas, catedrático de Historia del Arte de la UMU, en el homenaje que organizó al actor en 1992; y Paco Rabal con el Premio Los Mejores de LA VERDAD 1992.
Imagen secundaria 2 - Arriba: Paco Rabal es investido doctor 'honoris causa' de la UMU en 1995. Abajo: junto a Margarita Lozano y Joaquín Cánovas, catedrático de Historia del Arte de la UMU, en el homenaje que organizó al actor en 1992; y Paco Rabal con el Premio Los Mejores de LA VERDAD 1992.

Grandeza que pisa tierra

Con más de un centenar de papeles, tanto en obras de teatro como en series y películas de televisión, ella; y con unas 250 interpretaciones él -«no he logrado saber con exactitud cuántas rodó, alguna vez le pregunté a Asunción por películas extranjeras que encontré y que no conocía, y me contestó: 'Ay, hijo, si es que se iba a rodar a Italia dos películas y cuando volvía me decía que había rodado 5 porque le habían llamado de Austria, de Francia... Y ya que estaba allí...', recuerda Blaya-, ninguno de los dos se sintió nunca por encima de nadie, conservaron una grandeza que siempre pisó tierra y que les hizo defender, ante todo, la libertad y a los vulnerables.

  1. Impulso mundial a la carrera de Rey

Cuenta Blaya, presidente de Milana Bonita, que el primer trabajo de Rabal ante la gran pantalla fue el que le cedió como figurante, en una silla de espaldas a la cámara, Fernando Rey cuando trabajaba de electricista en los Estudios Chamartín. Luego, amigos, Rabal le devolvió con creces el favor al pasarle a Fernando Rey el papel de villano en 'The French Connection' que el director William Friedkin le ofreció a él.

  1. Sevilla y Lola Flores contra la nuclear en Cabo Cope

Advertido por su primo Pedro Costa Morata y por su hermano postizo Pedro Guerrero en la Navidad de 1973, Rabal trabajó para frenar la construcción de una central nuclear en Cabo Cope, para la que firmó artículos junto a su primo en LA VERDAD y medios nacionales. Además, aprovechó su fama para recoger firmas de estrellas como Lola Flores y Carmen Sevilla, y convencer a los alcaldes de municipios cercanos de que se opusieran. Ganaron la batalla.

Un galán comunista favorito del régimen

Nunca desdeñó ni eligió a sus amigos por su ideología y mantuvo estrechas amistades con reconocidos franquistas como el director Rafael Gil o los 'Cuatro plumas' del Hornillo. «Es falangista, pero es muy buena persona», decía. Y aunque en 1959 se afilió al PCE, disfrutó de un salvoconducto de 1951 para cruzar a Francia. Y, tras su exilio voluntario en los 60, al retirarle el carné del Sindicato Nacional del Espectáculo, fue Adolfo Suárez, al frente de RTVE, el que se lo devolvió.

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