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Carmen Pujante / Antonio Candeloro
Sábado, 27 de mayo 2023
Nuccio Ordine, como muchos ya sabrán, ha sido reconocido con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2023. Con alegría y no menos sorpresa el 4 de mayo, saliendo de una larga mañana de clases prácticas en la universidad, me llegaron mensajes de personas cercanas y queridas haciéndome partícipe de la noticia. Sabían que acababa de regresar de una visita docente en la Università della Calabria con el fin, entre otras cosas, de abrir un convenio Erasmus para estudiantes de la Universidad de Murcia. Pensaba que esa parte de la Magna Grecia, compartiendo latitud, sería un destino muy similar a Murcia: en cambio, la bendita lluvia e incluso la nieve en la cumbre de La Sila, avistada desde nuestro apartamento en Cosenza, pintan un paisaje de verdor en las incesantes colinas que evoca más el norte que el sur de nuestra península.
Hasta allí se llega a través de una autovía que anuncia cada pocos kilómetros una vía diferente pero no menos prometedora: La Via dell'Archeologia, La Via del Mito, La Via del Mare, La Via della Storia, La Via della Fede, La Via del Caffè, La Via dello Sport o Sulle Orme di Bacco e Cerere. ¡El camino nunca debería ser menos bueno que la meta!
Además, llegábamos con una alegre confirmación: Nuccio, catedrático en esa universidad, nos decía que acababa de llegar de París y que pasaría allí unos días antes de regresar y, de ahí, poner rumbo a la Feria Internacional del Libro de Bogotá. Con toda la familiaridad, nos propuso ir a recogerlo a su casa para acompañarlo a un 'recado' antes de ir a cenar una 'pinsa'; así, de paso, nos podría enseñar su biblioteca, o mejor, ¡sus bibliotecas!: la de abajo y la de arriba, la de dentro y de la fuera; la de matemáticas, la de filosofía, la de medicina y, entre todas, la de literatura, claro. Y, con todo, quienes reinan entre esas estanterías infinitas son sus gatos y su perro: dime qué biblioteca (y qué mascotas) tienes, y te diré quién eres.
Él es Ordine, o más exactamente, Diamante Ordine: sí, así se llama él (nombre que hereda de su abuelo y que no tiene santo, como le gusta apuntar), y así se llama su pequeño pueblo (a donde fuimos, recomendados, a disfrutar de una excelente pasta con marisco junto al mar).
En esos momentos, a mediados de abril, celebrábamos reencontrarnos y charlar, pues aún no sabíamos del reconocimiento que iba a recibir desde España, a la que, junto a Latinoamérica, cada vez se siente más próximo. Brindábamos entonces con un poco de 'Jefferson' (licor típico calabrés, que no inglés) porque nos volvíamos a ver después del IV Congreso Internacional de la Asociación Española de Teoría de la Literatura, celebrado en la Universidad de Murcia en enero (hasta este año se había hecho de rogar su visita debido a la pandemia que parece estamos despidiendo). En una de las tres jornadas, con su efusividad contagiosa, impartió una conferencia en la que entonó un elogio de la literatura y la solidaridad. Porque no solo en tiempos electorales hay que hablar de solidaridad, de justicia social, sino en cualquier momento y en cualquier lugar, incluida la universidad. Por eso, muy bien estará que desde nuestra universidad se promueva el reconocimiento de quien hoy pone voz a la defensa de las Humanidades y de la Comunicación, como bien reza el premio que acaba de recibir Nuccio Ordine, doctor 'honoris causa' de varias universidades del mundo.
El profesor Nuccio Ordine invita a leer y releer los clásicos de todos los tiempos de la literatura mundial, sus grandes obras pero también breves textos que los iluminen y despierten la curiosidad. Así lo refleja en 'Clásicos para la vida. Una pequeña biblioteca ideal', donde reúne fragmentos de autores del mundo clásico (Homero, Platón, Hipócrates, etc.), italiano (Ariosto, Boccaccio, Bruno, etc.), francés (Flaubert, Maupassant, Saint-Exupéry, etc.), español (Gracián, Cervantes, García Márquez), entre otros (Calvino, Shakespeare, Rilke, etc.).
En su introducción sostiene que los clásicos no se leen para aprobar un examen, sino que se leen desde la escuela para aprender el arte de vivir. Además, defiende que la buena escuela no la hacen los programas o recursos digitales, sino los profesores, e incluso que la tendencia a la profesionalización mata la curiosidad y la creatividad. Los bienes culturales no se miden respecto al capital económico, así que no comulga con la deriva empresarial de la instrucción, ni con la burocratización.
Humanidades y comunicación, comunicación y humanidades: a través de la literatura, de la filología, así como de la filosofía o de toda rama de pensamiento, Ordine nos recuerda que la educación no se vende, que los clásicos nos ayudan a vivir, que los seres humanos no somos islas.
La primera vez que alguien me habló de Nuccio Ordine fue en la UCAM: tras llevar a cabo la primera edición de un seminario científico que llamé 'Lectores Inquietos', la entonces vicedecana de Educación, María del Mar Pintado, me dijo que lo que estábamos haciendo con esa jornada mucho tenía que ver con lo que ya había analizado en detalle Nuccio Ordine en su ensayo-manifiesto 'La utilidad de lo inútil' (Acantilado, 2013). Corría el año 2016 y -no hace falta decirlo- lo primero que hice en el viaje de vuelta a Italia para las vacaciones navideñas fue lanzarme a la primera librería a mano y comprar ese ensayo y acabarlo en dos días de lectura férvida.
Cuando, en el 2020, Laura Palomo Alepuz y yo decidimos reunir algunas de las intervenciones que los compañeros habían compartido a lo largo de los años en esas jornadas, expresamente creadas para fomentar la lectura entre los alumnos y para hablar de la importancia de los clásicos en relación con la sociedad que nos rodea, también se nos ocurrió hacernos la siguiente pregunta: '¿Por qué no pedirle a Nuccio Ordine un prólogo, ya que casi la mitad de los capítulos de ese libro llevaban citas de 'La utilidad de lo inútil' y de los demás ensayos del profesor italiano?'.
El primer correo lo envié en mayo de 2021. La respuesta de Nuccio fue inmediata. Se declaraba entusiasta por el proyecto y aceptaba concederme una entrevista vía Skype que, luego, yo traduciría del italiano al español y, entre los dos, convertiríamos en un prólogo en forma de diálogo. Y ahí está, en ese texto ('Lecturas Inquietas', Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2021), todo Nuccio Ordine, con su pasión literaria, su afán de conocimiento, su tendencia a preguntarse el porqué de ciertos mecanismos enfermos o de ciertas manipulaciones que nos impiden ver que -igual que el agua para los peces de una famosa 'parábola' de David Foster Wallace- la cultura y la literatura son el 'líquido amniótico ideal' en el que nadamos y que nos permiten defender las «ideas de democracia, libertad, justicia, laicidad, igualdad, derecho a la crítica, tolerancia, solidaridad, bien común» que están en la base de nuestro vivir en común en la sociedad occidental.
Nunca olvidaré el momento en el que, hacia el final de esa entrevista, le pregunté por la importancia que tiene para él la obra de Miguel de Cervantes y el Quijote, en particular. «Cervantes me ha permitido entender algunas cosas, ante todo, el interés de Don Quijote por las historias de los demás: cuando llega a algún sitio, pregunta a los demás y los demás le cuentan cosas. Todo el mundo tiene ganas de contarle cosas a Don Quijote y este es alguien que está siempre predispuesto a la escucha de las historias de los demás», me dijo Ordine aludiendo a esa empatía que por sí misma permite el acercamiento al otro. Y luego añadió otro aspecto fundamental: «Don Quijote nos enseña que hay fracasos estrepitosos que nos ayudan a ser mejores y a aprender. El fracaso de Don Quijote es de los más hermosos de la historia de la literatura universal porque, después de su fracaso, habrá otros que podrán seguir su estela para defender los mismos valores. Hay fracasos que tienen un valor ejemplar y que ayudan a la sociedad entera a ser mejor».
El lector de este artículo podrá imaginar la emoción que me embargó al escuchar (y, luego, al traducir y al transcribir) estas palabras. Y también podrá entender la felicidad cuando, al finalizar la IV Jornada de Lectores Inquietos, el pasado 3 de mayo, nos llegó la noticia de que Nuccio Ordine acababa de ganar el Premio Princesa de Asturias de 2023 para la Comunicación y las Humanidades. Ese galardón viene a demostrar lo que ya sabíamos: que solo alguien tan quijotesco puede conseguir transmitir esa pasión literaria y ese afán de conocer que caracteriza al personaje cervantino. Y que, igual que Antonio Machado afirma en uno de sus 'Proverbios y cantares' que aparecen 'in exergo' en 'L'ospite scomodo' (La Nave di Teseo, 2022): «¿Tu verdad? No, la Verdad, / y ven conmigo a buscarla. / La tuya guárdatela». Es lo que Nuccio Ordine aprendió de los clásicos que configuran su enciclopedia personal (la verdad hay que buscarla siempre, y nadie puede estar seguro de haberla encontrado de forma definitiva). Y es lo que aprendió de otro defensor a ultranza de las Humanidades, aquel George Steiner al que dedica las reflexiones de 'El huésped incómodo' y que le empuja a pensar sobre qué significa educar hoy, cómo podríamos construir una Universidad mejor, cómo la cultura podría cambiar nuestra condición actual.
Porque, como nos recuerda el mismo Steiner en 'Lecciones de los maestros': «Enseñar con seriedad es tocar lo que de más vital hay en un ser humano». Y Nuccio Ordine esto lo sabe bien. Y también lo saben quiénes hayan tenido la enorme suerte de escucharlo en directo, de leerlo y de entrar en contacto con su parte más vital.
***
Carmen M. Pujante Segura es profesora de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada en la Universidad de Murcia, y Antonio Candeloro es profesor de Literatura en la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM).
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