![Arriba: Zarcilla de Ramos, una de las pedanías donde trabaja la Fundación Espartaria. Abajo: Casimiro García Paco, vecino del paraje de Las Terreras, y Marcos Sánchez Ibáñez, habitante de La Paca.](https://s3.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/202011/16/media/cortadas/combooooo-kJc-U120775595072B9-1968x1216@La%20Verdad.jpg)
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Leo en una entrevista que sin memoria no hay identidad, y que si se pierde la memoria también lo hace la identidad. Suscribo estas palabras que menciona en una entrevista al diario LA VERDAD el actor y director de escena Eusebio Lázaro.
Si algo he pretendido mostrar en este proyecto fotográfico y narrativo de un puñado de memorias subjetivas, ha sido precisamente dar voz a una época, a una tierra desprendida de la ciudad que podría ser nuestra España vacía o vaciada tan en boga en estos tiempos.
Pero es que es así. Yo lo he visto en este trasiego de pedanía en pedanía en la que se observa mucha gente mayor y eso será por la gran calidad de vida de esos parajes.
Son gentes que nacieron, se criaron, y tras emigrar como casi todos, volvieron a estas tierras duras y secas, y en muchos casos yermas en la actualidad.
Estas personas que aquí posan rezuman recuerdos, transpiran memoria y esto no debe quedar en los cuentos de alrededor de un buen fuego o de un vino de la tierra en el bar del pueblo. Yo he querido que algunos, ya que no están todos los que son y tampoco son todos los que están como hace referencia el dicho, me contasen sus recuerdos que no son pocos, buenos algunos y otros tantos no tan buenos, rodeados de tantas faltas que sufrieron y padecieron, y que se les alumbrase la cara en el momento de retrotraerse en ese pequeño 'flashback' de sus vidas.
Hoy, estas tierras que para algunos son recuerdos de veranos felices en su infancia y para otros paisajes de leyenda negra van transformándose en lo que un día debe de ser tierra de futuro sin ambages ni medias tintas. No solo en tierras para el ocio, que también, sino para una agricultura e industrias sostenibles que fijen a la población y busquen su bienestar.
Y Espartaria está trabajando en ello. Me consta que lo hace en serio. Y yo desde estas líneas no puedo por menos que felicitarlos y animarlos a que sigan por ese camino y labor. Y si este libro [editado por Fundación Espartaria, los fines son benéficos para proyectos en el territorio y contiene textos de Pedro Felipe S. Granados, Tere Martínez, Manuel Muñoz Clares, Eduardo Sánchez y Melchor Guerrero] ayuda a eso, mejor que mejor. Las obras se podrán ver desde el lunes en el Centro Cultural José María Campoy Camacho de Lorca.
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
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