Borrar
«Por donde pasa Juan Ramón Jiménez, el mundo cambia». Portada de Ababol con una obra original del pintor ciezano José Lucas inspirada en las cuatro canciones que publicó en LA VERDAD Juan Ramón Jiménez, «uno de mis poetas predilectísimos». José Lucas
El paraíso de los escritores honrados
100 años del Suplemento Literario

El paraíso de los escritores honrados

Ababol rescata con ilustraciones de José Lucas las canciones que Juan Ramón Jiménez publicó en LA VERDAD el 6 de enero 1924 gracias a su amistad con Juan Guerrero Ruiz. Un contundente ejemplo de su «poesía desnuda»: simplicidad formal, profundidad sensorial y trascendencia espiritual

soledad gonzález ródenas

Sábado, 28 de enero 2023, 07:26

En una de sus numerosísimas cartas a Juan Guerrero -casi mil quinientas páginas cuenta el volumen que las contiene- escribe Zenobia Camprubí el 7 de enero de 1924: «Juan Ramón, [está] encantado con la hoja literaria y con el entusiasmo de ese grupo de amigos de Murcia». Tan solo un día antes, el Suplemento Literario de LA VERDAD abría sus páginas con un ramillete de cuatro canciones, por entonces inéditas, que el poeta había enviado tan complacido por la iniciativa cultural del mencionado Guerrero -alma mater de la empresa-, como agradecido por el apoyo público que le habían mostrado un conjunto de intelectuales murcianos en una sonada polémica que mantenía en torno a la figura de Rubén Darío.

A finales de 1923 se había pronunciado el de Moguer en contra de que se erigiera un costoso monumento en su recuerdo y pedía que se emplearan tales fondos en «la edición perfecta, sólida, sencilla, definitiva... de su obra buena». De nada servían tales homenajes, si los jóvenes lectores no tenían acceso a los versos del nicaragüense, y no había mejor tributo a su memoria que ponerlos a su disposición.

No tardaron Guerrero y otros asiduos colaboradores de LA VERDAD -José Ballester, José Cánovas, Andrés Sobejano, Francisco Galiana Uriarte, Raimundo de los Reyes, Antonio Oliver Belmás, Antonio de Urbina, Andrés Cegarra Salcedo, Gabriel Guillén, y Francisco Martínez-Corbalán- en mostrar su «fervorosa» adhesión al poeta, en cumplimiento de «un gustoso deber intelectual» en pro de la intachable ética-estética juanramoniana.

Poesía que puede ser escrita de mil formas

El protagonista: Juan Ramón Jiménez

Poesía que puede ser escrita de mil formas

En una carta remitida el 7 de marzo de 1922 por Juan Guerrero Ruiz, amigo y el mejor conocedor de la obra de Juan Ramón Jiménez, a José Ballester, responsable del Suplemento Literario de LA VERDAD, cuenta Guerrero el modo de trabajar la poesía del onubense. Su potencia creadora es «fecundísima», entonces limitada a la poesía lírica, al aforismo y al libro de prosa poemática al estilo de 'Platero y yo'. Nada de novela, ni teatro ni cuentos. Su prioridad es una: «Coge una poesía para depurarla, y pensando sobre ella le nacen una, dos, tres nuevas, multiplicándose así en progresión geométrica. Dice que cada poesía es un momento de aquella poesía que puede ser escrita de mil formas; que cada poesía es una clave, un tema, y esto es lo que la gente necesita comprender».

Labor investigadora intensa y prestigiosa

La editora: Soledad González Ródenas

Labor investigadora intensa y prestigiosa

Doctorada con la tesis 'Juan Ramón Jiménez a través de su biblioteca. Lecturas y traducciones en lengua francesa e inglesa (1881-1936)', Soledad González Ródenas es una de las mayores especialistas en el Nobel. Además de artículos, ha realizado diversas ediciones del poeta, desde 'Platero y yo' (2004) a 'Diario de un poeta recién casado' (2021). La Fundación Zenobia-Juan Ramón Jiménez premió en 2018 su labor investigadora.

Tal reacción respondía, sin duda, a la estrecha amistad que desde el 27 de mayo 1913 unía a Guerrero con el que consideraba «el poeta más espiritual de España, me atrevería a decir del universo». Lamentaba entonces «no haber dispuesto de una taquigrafía invisible que me hubiera permitido recoger, como piedras preciosas, todas las palabras del poeta».

A pesar de ello, intentó en lo sucesivo registrar -particular Eckermann- cuanto pronunciaba en las muchas conversaciones que con él mantuvo hasta el fatídico 1936, las cuales se publicaron póstumamente con el título 'Juan Ramón de viva voz'. La guerra y el exilio no pudieron, sin embargo, truncar la comunicación entre ambos, y las numerosas cartas que intercambiaron -muchas veces a través de Zenobia- dan buena cuenta de que su relación iba más allá de una simple amistad, que se extendió a Ginesa Aroca, esposa de Guerrero, y a los hijos de ambos.

Este testimonio diarístico y epistolar nos ha legado pormenores de sus vidas y la de sus coetáneos, que son hoy una fuente de datos indispensable para reconstruir la intrahistoria de esos años en los que la literatura española evoluciona del modernismo a las vanguardias y de la Generación del 27 a la del 50.

Publicadas en el Suplemento Literario de LA VERDAD. Año II. Murcia, 6 de enero de 1924. Número 1. / Herederos de Juan Ramón Jiménez

«El corazón es el cielo». José Lucas (Cieza, 1945), admirador y practicante del «arte serio», rinde en esta serie homenaje a las canciones que Juan Ramón Jiménez publicó en LA VERDAD hace una centuria. José Lucas
«Ojos que quieren mirar alegres». Para el artista es la primera vez que ilustra un poema de Juan Ramón, «porque nadie antes de LA VERDAD me lo había pedido, y si hay un poeta que merece un suplemento cultural entero es Juan Ramón». Jose Lucas

En 1921 había sido Guerrero secretario de Juan Ramón en una de sus más reconocidas empresas editoriales, la revista 'Índice' y la colección bibliográfica que la acompañaba. Desde entonces fue su hombre de confianza y, más tarde, un apoyo indispensable para gestionar su patrimonio desde América. 'Índice' abrió la puerta a una nueva generación, la que sería llamada «del 27», gracias a lo cual, Guerrero entró en contacto con lo mejor de la joven poesía española.

Esta experiencia le facilitó enormemente la gesta que supuso publicar en Murcia un «Suplemento literario», que podía presumir de contar en sus páginas con la colaboración de una nómina envidiable y que más tarde se consolidaría con la fundación de la extraordinaria revista 'Verso y prosa'.

Imagen -

Las canciones que ahora se recuperan en el centenario del Suplemento Literario de LA VERDAD formaron parte más tarde de la antología 'Canción', primer volumen con el que el poeta quiso reunir en 1936 su obra completa y que la Guerra Civil interrumpió para siempre.

Con estas composiciones reivindicaba la importancia de la lírica tradicional y la adaptaba a su nuevo ideario estético, la llamada «poesía desnuda»: simplicidad formal, profundidad sensorial y trascendencia espiritual. Pese a la brevedad de la muestra, llama la atención la huella que estas canciones pudieron dejar en poetas como Alberti o Lorca. Notará el lector en versos como «Verde es la niña. Tiene / verdes ojos, pelo verde», la pauta del célebre 'Verde que te quiero verde' del granadino y, del mismo modo, percibirá ecos de los «Ojos claros, serenos» de Gutierre de Cetina en los «Ojos que quieren / mirar alegres / y miran tristes».

«Lo que vi allí cuando llovía». Dice el artista, a propósito de este poema de Juan Ramón, que «el arte siempre te condiciona de una forma muy dura, siempre se compone de hambre y frío». José Lucas
«¡En el aire verde vienes!». La huella que estas canciones pudieron dejar en otros poetas como Alberti o Lorca queda muy clara en esta composición. JOSÉ LUCAS

Por otra parte, se reprodujeron estos poemas junto a una selección de aforismos de 'El cohete y la estrella' de José Bergamín, libro que Juan Ramón publicó en la Biblioteca de Índice. Son estos los años más fructíferos y brillantes de la provechosa relación que mantuvieron maestro y discípulos, Guerrero mediante.

El discreto, el honesto, el incansable Juan, «cónsul general de la poesía española», al que el poeta envió estas canciones con una breve carta en la que le daba la enhorabuena «por la labor ejemplarísima que hacéis con esa pájina literaria. Si en cada provincia hubiera una así -¡es pedir a lo fantástico!-, España sería el Paraíso de los escritores honrados».

LA VERDAD agradece a los herederos de Juan Ramón Jiménez la colaboración para este especial de Ababol y, muy en particular, a Carmen Hernández-Pinzón, su sobrina nieta, por proporcionar la copia de la carta original que envió el escritor a Juan Guerrero Ruiz por dar a conocer estas canciones.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

laverdad El paraíso de los escritores honrados