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D e Miguel Delibes (Valladolid, 1920-2010), el Nobel español que no fue, el mismo que rechazaba lisonjas y gentilezas cuando se le emparentaba con ... el mismísimo Cervantes, todo está en los libros. Su palabra, como la de Cervantes, tampoco ha enmudecido. Gracias a las dos exposiciones que pueden verse en Murcia estos días [en la planta baja de la Casa Consistorial, en La Glorieta], uno puede hacerse a la idea de su humanidad y de su grandeza literaria. Tenía 30 años y era redactor de 'El Norte de Castilla' cuando escribió de un tirón, en 30 días, 'El camino'. Nada que ver con 'El hereje', que le llevó tres años enteros. En Murcia están las veinte ilustraciones que realizó Delibes para la edición norteamericana publicada en 1960, por encargo de la editorial Henry Holt and Company de Nueva York, y una más que se añadió a la edición publicada en Londres en 1963.
Delibes siempre creyó que su afición a la caricatura obedecía a «un impulso de la juventud», y ni en un sueño imaginó que le pagarían por ello (300 dólares) con un cheque americano: «Nunca pensé ganarlos con el lapicero».
Después de estar preparando unas oposiciones a cátedra durante cinco años y estudiando 14 horas diarias, contaba Delibes en una entrevista en Televisión Española, «el día que gané la cátedra me encontré en la situación esta que es normal en el país de un hombre libre y mal retribuido. Tenía dos horas de clase, pero el resto del día lo tenía por mío. Y entonces, casualmente, había empezado en 'El Norte de Castilla' a hacer caricaturas». Mucho antes de ejercer como redactor de noticias y durante un tiempo como director (1959-1963), su primer trabajo en el diario de Valladolid fue de dibujante. Hacía de caricaturista del actor que llegaba o de la película que se estrenaba. Y en un momento dado, recordaba el escritor, «Franco echó a tres redactores de 'El Norte de Castilla' y ante el temor de que nos impusieran otros tres amigos suyos me preguntaron a mí si quería ser periodista. Yo dije que sí, me fui a Madrid a hacer unos cursos intensivos para obtener el carné, y allí me quedé, sin quererlo ni beberlo, yo nunca había pensado ser periodista ni ser escritor». Aquel cotidiano liberal fue su casa, y sería en esa etapa como periodista cuando realiza estos dibujos a plumilla que ilustraron 'El camino', novela sobre las andanzas de Daniel El Mochuelo, que le salió a capítulo por día. La historia rememora la cotidianeidad de un niño de 11 años en su pueblo y en su valle la noche antes de irse a estudiar a la ciudad. Delibes guardaba nítidamente en su memoria la infancia vivida en Molledo Portolín (Cantabria), un tiempo que le sirvió de inspiración para esta novela de espacios abiertos sobre la añoranza de los tiempos perdidos, historia de historias sobre la infancia, la muerte y la naturaleza. No hay tantas voces literarias contemporáneas que hayan manejado la pluma. Federico García Lorca era otro ejemplo.
En la segunda exposición que ofrece el inmaculado espacio de l aplanta baja del Ayuntamiento de Murcia, de acceso gratuito, encontramos alimento para saciar todas las curiosidades que uno pueda sentir sobre 'Cinco horas con Mario'. El 4 de marzo de 1967, desde Nueva York, el murciano Gonzalo Sobejano, alma llana y viajera, maestro de filólogos, orgullo de la intelectualidad española, escribe por carta a Delibes: «Recibí anteayer 'Cinco horas con Mario', leí ayer el libro, y te escribo hoy para darte las gracias por el envío y decirte que, en tan difíciles términos relativos de competencia con otras tuyas, me parece tu mejor obra, y, en términos absolutos, una obra maestra. Mi más expresiva enhorabuena».
Sobejano, catedrático de Literatura Española de la Universidad de Columbia, en Nueva York, le hace saber que se siente en la necesidad de escribir un comentario en la 'Revista Hispánica Moderna': «La hechura –entiende el prestigioso hispanista– es de una perfecta sobriedad y eficacia en todo momento, y ese imposible estar en sí la mujer y ese no comprender al hombre ni vivo ni muerto necesitando solo la expansión de su hablar y hablar no entendiendo nunca nada, de una concreción impresionante, y todo de una verdadera trascendencia actual a la vez que eternamente española. En fin, tendría que escribirte cinco horas por lo menos para decirte lo bien que está revivida esa historia tan conocida y que tú has sido el primero en plasmar de un modo insuperable. ¡Magnífica obra! La más sincera felicitación y un abrazo de Gonzalo». Ni que decir tiene que si a Gonzalo Sobejano le entusiasmó esta historia, ya podía imaginar Delibes que llegaría lejos. Tanto que 'Cinco horas con Mario' ha sido una de las novelas que mejor han envejecido con el paso de los años. Eso decía Carmen Martín Gaite en 1992, en su conferencia titulada «Sexo y dinero en 'Cinco horas con Mario'»: «Cada relectura regala, por lo menos a mí, un nuevo hallazgo. Pocos textos españoles han dado más pretextos a tantos estudios nacionales y extranjeros como han metido en él la cuchara».
Esta muestra completísima sobre 'Cinco horas con Mario', en la que pueden consultarse numerosas cartas de felicitaciones de grandes nombres de la literatura española, como Rosa Chacel («¡qué perfección!, ¡qué análisis!, no se puede lograr mayor desnudez, una enormidad de libro», 15 de mayo de 1972), descubre al lector algunas peculiaridades. Por ejemplo, su adaptación teatral [«estreno sonado en Madrid», anticipaba Mari Cruz Soriano, en la pequeña pantalla] fue el 26 de noviembre de 1979, en el Teatro Marquina, con dirección de Josefina Soria, producción de José Sámano e interpretación de Lola Herrera, en el papel de Menchu. En 1981, la misma obra ya había cumplido las mil representaciones. En 2004 festejaron 25 años de puesta en escena. El 13 de diciembre de 2019 saltaba la noticia a los periódicos: Lola Herrera se había desmayado sobre el escenario representando a su personaje. Más de cuatro décadas lleva la actriz vallisoletana dándole vida, a costa de la suya propia, una cosa insólita que llevó al propio Delibes a decir que Lola Herrera «hizo del personaje una Menchu rediviva, era la Menchu que yo había creado». En 1982 la prensa [en concreto, el diario 'Ya'] se hizo eco de esa especie de misteriosa apropiación de un personaje de la actriz que lo interpreta: «A Lola Herrera su médico le aconseja que abandone agotada física y psíquicamente». Pero el soliloquio de la viuda no ha podido con ella.
De 'Cinco horas con Mario' (1966), dedicada a José Jiménez Lozano, de la que se han vendido más de un millón y medio de ejemplares, con traducciones a más de 17 idiomas (la primera al rumano, en 1970), dijo el editor de Destino, Josep Vergés, que el monólogo no se hace «ni fatigoso, ni repetido o falto de interés o autenticidad», y la consideró «una pequeña pieza maestra de observación psicológica femenina y el retrato de una sociedad y unas ideas que por desgracia y vergüenza nuestra son muy reales». Delibes y Vergés tuvieron sus diferencias, y así lo pusieron de manifiesto en seis misivas que se pueden leer en Murcia, con numerosas citas más, así como recortes de críticas, portadas de libros y un puñado de fotografías de su paso por el teatro. Josefina Molina también dirigió la adaptación al cine, 'Función de noche' (1981), con Lola Herrera y Daniel Dicenta. Y más recientemente también se hizo la adaptación a la ópera, por Jorge Grundman.
Decía Delibes [en 'Un año de mi vida'. Barcelona, Destino, 1972, pp. 92-93] que «el novelista auténtico se nutre de la observación y la invención tanto como de sí mismo» y tiene dentro de sí, «no un personaje, sino cientos de personajes. De aquí que lo primero que el novelista debe observar es su propio interior. En este sentido, toda novela, todo protagonista de novela, lleva en sí mucho de la vida del autor. Vivir es un constante determinarse entre diversas alternativas».
Al referirse a Cervantes creía que no queda otra que proclamar su alto magisterio. Pero, en Murcia, gracias a la Fundación Miguel Delibes, presidida por Elisa Delibes, quien acaricia la cumbre no es más que uno: el vallisoletano.
El centenario del nacimiento de Delibes se está celebrando en todo el país con exposiciones –como la de la Biblioteca Nacional de España que recientemente inauguraron los Reyes– y el lanzamiento de nuevos títulos relacionados con la obra del autor de 'Las ratas', 'Los Santos Inocentes' y 'La primavera de Praga'. No hace tanto que se publicó un cuento infantil escrito en verso y de corta extensión protagonizado por una bruja que se cuela a través de la chimenea. Fue escrito e ilustrado por Delibes con 18 años, durante los últimos compases de la Guerra Civil española, pero publicado después de su fallecimiento. 'La bruja Leopoldina y otras historias reales', editado por Destino, la editorial por excelencia del vallisoletano, recoge el cuento inédito del autor y relatos autobiográficos que muestran al Delibes «más jovial, optimista y entrañable». En 'Mi vida al aire libre' y 'Tres pájaros de cuenta' ya habían aparecido las narraciones autobiográficas del vallisoletano, un Delibes niño y adulto acompañado de familiares y amigos, en la ciudad y en el campo. En este volumen encontramos, además de la naturaleza, los deportes tan presentes e importantes en su vida.
También acaba de aparecer el libro 'Derecho y literatura en la novela de Miguel Delibes', escrito por 21 profesores y expertos en Derecho bajo la coordinación de Noemí Serrano. Ha sido editado por Aranzadi y la Diputación de Valladolid. En este volumen se analiza la presencia del Derecho en célebres obras de Delibes como 'La sombra del ciprés es alargada', 'La hoja roja', 'Las ratas', 'Cinco horas con Mario', 'Parábola del Naufrago', 'La mortaja', 'Las guerras de nuestros antepasados', 'El disputado voto del señor Cayo', 'Los Santos Inocentes', 'El tesoro', 'Madera de héroe', 'Señora de rojo sobre fondo gris', 'Diario de un jubilado' o 'El hereje'. Entre otros aspectos se aborda desde la adecuación a la legislación laboral del salario de la Desi en 'La hoja roja' y la propiedad de la cueva del ratero en 'Las ratas' a la violación de los derechos individuales que se abordan en 'Señora de rojo sobre fondo gris', según destaca la Fundación Delibes.
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