'La oración del huerto en las Agustinas', de Garay. Incluido en el libro que Antonio Oliver Belmás publica con pseudónimo en 1944 en Madrid. L. G.

Un libro sobre Salzillo con el pseudónimo de Andrés Caballero

Miércoles, 30 de septiembre 2020

Carmen Conde y Antonio Oliver Belmás hicieron «un librico muy murciano», con dibujos de Luis Garay, sobre Salzillo. Ella estaba en la editorial Alhambra y gestiona con su marido la publicación de esta obra, que Oliver firma con pseudónimo, Andrés Caballero, «muy cervantino, tomado de ... la novela ejemplar 'La gitanilla'». Es un volumen de 102 páginas, titulado 'El escultor Francisco Salzillo' (1944), «una verdadera joya bibliográfica», acredita Díez de Revenga. Está dirigida a un público juvenil y cuenta de forma novelada la vida de Salzillo, a través de 21 capítulos. El «gran Garay» fue contratado «en penuria total». El libro de Díez de Revenga desvela todos los detalles del proceso de edición y las cartas del matrimonio al ilustrador y a ilustres personajes del momento. Como dijo Oliver, era el libro mejor presentado por la editorial hasta el momento. Poco después publicaría otro en la misma colección sobre Cervantes.

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Obra titulada 'Esculpiendo San Gerónimo', en la que Garay pinta al escultor murciano en su taller. | Motivo que inspiró 'La Dolorosa'. Uno de los dibujos de Garay para un libro de éxito. | Portada del libro 'El escultor Francisco Salzillo', de Oliver, pero firmado con pseudónimo. L. G.

¿La relación que tuvo con la Región de Murcia fue constante? «Con Cartagena», dice Díez de Revenga, «siempre tuvo problemas porque la persiguieron, pero con Murcia no. En la guerra ella donde se refugia es en Murcia, con su madre, trabaja en la emisora EAJ-17 Radio Murcia, ahí lee cuentos y hace programas... La Diputación antigua la hizo Hija Predilecta. Pero su problema era con Cartagena». La primera vez que Díez de Revenga vio a Carmen Conde fue un Jueves Santo por la tarde, que vino a oír a los auroros, «e iba con Antonio Segado y con Amanda Junquera, de modo que las conocí a las dos al mismo tiempo. Amanda era mayor, estaba más viejecica, y Carmen estaba en su esplendor, aún no era académica».

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