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Las cuatro nanas de la poeta chilena Gabriela Mistral publicadas el 27 de abril de 1924 en el Suplemento Literario de LA VERDAD, que incluiría ese mismo año en 'Ternura', eran inéditas cuando se leyeron en Murcia. Hoy, interpretadas por la artista murciana Silvia Viñao, vuelven a aparecer en este especial de la mano de Alexia Salas. SILVIA VIÑAO
Gabriela Mistral: el misticismo ecologista llega a Murcia
100 años del Suplemento Literario

Gabriela Mistral: el misticismo ecologista llega a Murcia

LA VERDAD publicó en los años 20 una decena de poemas y textos en prosa de la autora chilena, que habría de esperar dos décadas para convertirse en la primera persona de América Latina en recibir el Premio Nobel de Literatura en 1945

Sábado, 11 de marzo 2023

En un solo año, 1924, la escritora chilena dejó impresas sus principales pasiones en la tinta del Suplemento Literario de LA VERDAD, que cumple cien años. Fueron siete sus colaboraciones, en verso y en prosa, que trasladaron a Murcia los ecos de la mejor literatura hispanoamericana, franqueados por correo transatlántico. [Ya en 1923 publicó alguno de sus textos en la 'Página Literaria' en este diario].

Por entonces, Gabriela Mistral (Vicuña, Chile, 7 de abril de 1889-Nueva York, Estados Unidos, 10 de enero de 1957) ya había dejado de ser solo una maestra rural, volcada en la alfabetización de las aldeas mexicanas. Su nombre se citaba en los círculos literarios desde la publicación de 'Desolación' (Nueva York, 1922), donde ya resonaban sus ríos temáticos interiores, así que sus originales llegaban muy recomendados por Juan Ramón Jiménez y por su secretario, el abogado murciano Juan Guerrero, uno de los artífices del Suplemento, hasta la mesa del periodista José Ballester, que sería después director interino de LA VERDAD.

Tendría que esperar 21 años más para convertirse en 1945 en la primera persona de América Latina en recibir el premio Nobel de Literatura. Durante la segunda década del siglo XX, la escritora había emprendido la que iba a ser su vida itinerante a partir de entonces, como cónsul y representante de diversos organismos en América y Europa. Con sus fervorosas palabras, se asomaba a la Región una corriente de sentimientos poderosos, enraizados con el amor y la infancia, el dolor y la muerte, pero sobre todo sostenidos por el apego a la tierra campesina y a la naturaleza viva. Tomaba cuerpo y letra esa brisa viajera de la poesía modernista iberoamericana, aunque después la escritora optaría por sus propios caminos de estilo.

Corazón cosido. «Por la Gracia, mis pensamientos tengan en vez de un orden rígido de espadas, el desorden de las hierbas vivas», escribe Gabriela Mistral. Para Silvia Viñao, la poeta es todo corazón. Silvia Viñao

Cuando los sobres con los primeros textos de Gabriela llegaron a Murcia, después de un largo viaje transoceánico, ya era conocido su particular panteísmo religioso, lo que el poeta y catedrático de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Murcia (UMU), Vicente Cervera, llama «un ecologismo traspasado en misticismo, divinizado, trascendido».

«Tú, que me afeas los martirios / Dados a tus criaturas finas/ Al copo leve de los lirios / Y a las pequeñas clavellinas», invoca a Dios en su 'Plegaria por el nido', publicado en LA VERDAD el 24 de agosto de 1924. Al filo de un siglo de aquella publicación, sufriría lo indecible con los estragos que el hombre ha infligido al planeta.

Era la poeta de la naturaleza y del amor a todos los seres vivos, en la estela de Rubén Darío y su exaltación de toda estirpe («He acariciado la naturaleza», escribió el poeta nicaragüense).

Conexión con Murcia

Cuando la poeta publicó ese 'goteo' de obras líricas en LA VERDAD, había dejado atrás su valle soleado de la infancia y la docencia rural por México, para emprender una vida viajera. La llevaron a Estados Unidos y a Europa sus obligaciones como representante de organismos culturales, pero también en huida de su país, donde se escuchaba en 'ruido de sables' de los dos golpes de estado sucesivos (septiembre de 1924 y enero de 1925) que convulsionaron el largo país austral.

Por qué no soñar que Gabriela pasó por Murcia para dejar sus primeras colaboraciones. No sería extraño, ya que en ese año publicó en Madrid su segunda obra poética, 'Ternura', que incluirá algunos de los textos impresos antes en la rotativa de LA VERDAD. Era amiga de Carmen Conde, a la que dedicó el prólogo de 'Júbilos' (Ediciones Sudeste, 1934), libro de poemas de la autora cartagenera, y estaba «conectada con la poesía modernista que se hacía en España, en esa misma búsqueda de la belleza externa que se conecta con la belleza literaria, como en la prosa de Azorín y la lírica de Gabriel Miró, como lo había estado ya con la de Amado Nervo», aprecia Cervera.

En este collage textil, la artista Silvia Viñao, inspirada en la obra de Gabriela Mistral, representa la cabeza de un indio en una rama, una reivindicación de las culturas originarias, y también de la conexión del ser humano con la naturaleza. SILVIA VIÑAO
Imagen - En este collage textil, la artista Silvia Viñao, inspirada en la obra de Gabriela Mistral, representa la cabeza de un indio en una rama, una reivindicación de las culturas originarias, y también de la conexión del ser humano con la naturaleza.

Gabriela desconocida

Empezando por su vida y siguiendo con su obra, hay mucho por descubrir aún en Gabriela. «No hay una edición crítica completa de su obra, y en su vida hay muchos capítulos velados», apunta el catedrático. El dolor, la muerte y el amor romántico de su obra, influidos por el suicidio de un primer novio, se osifican después con otra muerte trágica, la de su 'supuesto' sobrino Juan Miguel, al que ella llamaba Yin Yin, quien terminó también con su vida bebiendo arsénico a los 18 años cuando vivía con ella en Brasil.

'Canciones de madre', las cuatro nanas de Gabriela Mistral publicadas en LA VERDAD en 1924.

Se ha especulado sobre si Gabriela era la auténtica madre del joven y sobre el lesbianismo de la poeta, que dado el conservadurismo de la época, la llevó a cubrir con un velo de discreción gran parte de su vida. Las cartas publicadas con la joven estadounidense Doris Dana, convertida en albacea de la Premio Nobel de 1945, testimonian su amor.

«Es una figura en alza, por la relevancia de ser la primera mujer iberoamericana que recibió el Nobel. Hay muchas investigaciones en curso sobre su figura», revela Cervera. Mistral nació mujer, pobre, huérfana de padre y con rasgos indígenas, pero se convirtió en una de las mujeres más admiradas desde joven. Cuando publicó en LA VERDAD tenía 35 años y ya había levantado el andamiaje de una identidad social comprometida. «Por mi voz hablan muchas mujeres de clase media y del pueblo», dijo en 1925.

Canto en el valle

'Poetas de América' era la sección del Suplemento que presentaba a los autores del continente 'hermano'. Para Cervera, «la prosa poética que publicó en Murcia es de una calidad excelente». La serie mistraliana se inaugura con 'Canto en el valle', que incluyó en su libro 'Ternura', editado en Nueva York en 1922. Una evocación al valle de Elqui en el que creció, una vega soleada de frutales y viñedos, con aroma a aguardiente de uva y a cultura inca. Gabriela condensa ahí todas sus riadas interiores. «Esa fusión panteísta con la naturaleza, que es a la vez un consuelo, que calma, que serena y permite el diálogo interno», subraya el profesor Cervera. «La noche que viene se materniza», invoca la poeta el consuelo para «el día innoble en el que los hombres se odiaron». Las metáforas y prosopopeyas típicas del Modernismo respiran en el hermoso canto de Gabriela Mistral.

La venda

«Es una oración, un himno de gratitud al espectáculo de la naturaleza y cómo nos sana», señala el catedrático de esta plegaria poética, en la que Gabriela reconoce «toda la belleza de la Tierra que puede ser venda para tu herida». Cervera destaca «la búsqueda de la pureza como central en la poetisa, que lo dice todo con 'Tú no sabes (en la química de Dios) por qué es necesaria el agua de las lágrimas». En la forma, el profesor ve el influjo de su amigo Amado Nervo e incluso de Baudelaire y de Gabriele D'Annunzio, de quien Lucila Godoy Alcayaga, su verdadera identidad, asumió el nombre. Se publicó el 20 de abril de 1924.

Derechos humanos. En este collage cosido, Silvia Viñao plasma la defensa de los derechos básicos (agua y alimentación, educación y vivienda) de Gabriela Mistral en su literatura, a través de tres símbolos: la cuchara, el lápiz y la llave. SILVIA VIÑAO
Imagen - Derechos humanos. En este collage cosido, Silvia Viñao plasma la defensa de los derechos básicos (agua y alimentación, educación y vivienda) de Gabriela Mistral en su literatura, a través de tres símbolos: la cuchara, el lápiz y la llave.

Canciones de madre

«La ósmosis de la naturaleza con la maternidad y la infancia», señala Cervera en las cuatro nanas publicadas el 27 de abril de 1924, que incluiría ese mismo año en 'Ternura', por lo que eran inéditos cuando se leyeron en Murcia. En una sola columna, sobre una página tipo sábana, se deslizaban lo que ella después llamó 'canciones de cuna' en una nueva edición. Gabriela volvió a hacer un cambio, y en una antología de los años cincuenta extrae la canción 'Miedo', que expresa su sentimiento de protección maternal, y lo incluye en un epígrafe con el perturbador título de 'La desvariadora'. Ya había impactado en ella el suicidio de Yin Yin. De nuevo, un poema musical encierra la súplica por la pureza, un rezo para que nada se corrompa.

Plegaria por el nido

Su jaculatoria por los daños causados a la naturaleza brota de nuevo en un canto místico en el que pide por el 'hermano nido', recordando el nombre familiar que daba San Francisco de Asís a todo ser viviente. Gabriela lo incluyó en 'Ternura' bajo el epígrafe 'Casi escolares'. El poema 'Tres árboles' que compartía página el 24 de agosto procedía sin embargo de 'Desolación'. «Se compadece de los árboles y hasta se inmola con su muerte», señala Cervera.

Gabriela Mistral y la escritora Doris Dana, con la que mantuvo un intenso intercambio epistolar.

«Voz directa de los poetas de mi raza»

Gabriela Mistral.

«Por una venturanza que me sobrepasa, soy en este momento la voz directa de los poetas de mi raza y la indirecta de las muy nobles lenguas española y portuguesa. Ambas se alegran de haber sido invitadas al convivio de la vida nórdica, toda ella asistida por su folklore y su poesía milenarias». Es parte del discurso de Gabriela Mistral de aceptación del Premio Nobel de Literatura en 1945. «Chile guardará la generosidad vuestra entre sus memorias más puras». Mistral es hoy símbolo del feminismo, mientras que el poeta chileno Pablo Neruda, Nobel de Literatura en 1971, es cuestionado por la influencia de su filiación comunista en el jurado y por su trato a las mujeres.

Motivos de San Francisco

«Tuvo que gustar mucho a los lectores de LA VERDAD», reflexiona el catedrático. Aportaba una «prosa modernista en línea con la época, de búsqueda de la elegancia, del detalle y la armonía, aunque era un estilo novedoso que acotaba los temas como un mosaico para profundizar en él y que cada tesela tuviera su autonomía para publicar», señala Cervera. Desde el punto de vista del investigador, son los textos más interesantes porque solo se publicaron póstumamente. Gabriela emparenta con el relato de Rubén Darío sobre San Francisco de Asís. Con estos 'articulejos', como los llamaba ella, se convierte en una hagiógrafa lírica en medio de su particular tránsito de dudas de fe. La pobreza y la pureza del santo brotan como pequeños cuentos de la vida del santo, llenos de humanidad como en 'El asno' o de descripciones pasolinianas de la muerte, como le reconoce Vicente Cervera. Se publicaron varios 'Motivos' en dos ocasiones, una el 18 de mayo y otra el 21 de septiembre.

Oración del estudiante a la gracia

El 7 de diciembre de 1924 concluyó Gabriela sus publicaciones en el Suplemento Literario con «una bonita invocación a Dios, en la que expresa cómo no es posible enfrentarse a cualquier trabajo sin un estado de gracia, porque de lo contrario se convierte en castigo», analiza el profesor de la Universidad de Murcia. Al leer esta oración de la poeta chilena es posible reconocer cómo obtuvo respuesta su ruego de gracia, que atraviesa como una flecha su rezo: «Por la Gracia, mis pensamientos tengan en vez de un orden rígido de espadas, el desorden de las hierbas vivas».

Beatriz Miralles de Imperial

Beatriz Miralles de Imperial

Autora de 'Oscura deja la piel su sombra' (Balduque, 2016) y 'El viento sopla donde quiere' (Canto y Cuento, 2020). Ha publicado en las antologías 'Composición de lugar' (La Fea Burguesía, 2016), seleccionada por Luis Bagué; 'Desdoblando' (Editum, 2014) y 'Anónimos 2.1' (Cosmopoética, 2013). Ha publicado en volúmenes colectivos 'La soledad del hombre isla' (2010) y '500 micrometros: el lugar del cuerpo en vano' (2008). Ha sido traducida al inglés y publicado en las prestigiosas publicaciones anglosajonas 'Poetry Magazine' (The Poetry Foundation), 'Poetry Daily', 'Cooper Nickel' y 'Poetry London'. Dirige el proyecto editorial Ad minimum. Escribe en el blog 'Cuaderno Portátil'.

Marisa Morata

Marisa Morata

Es autora de 'Relatos' (Ed. Regional de Murcia, 2006) y 'Trayectorias' (Ed. Nautilus, 2021). Ha publicado en obras colectivas como 'Sobre tierra plana' (Gens, 2008) y 'Desarraigo' (Editorial Nautilus, 2021). 'Perspectivas del incendio' (Universidad de Murcia, 2022) es su último libro de poemas, con el que ha recibido el XX Premio de Poesía Dionisia García.

Inma Miralles

Inma Miralles

Autora del poemario 'La Hijamadre' (Editorial Cántico, 2022) y la novela 'Una de esas chicas' (LES Editorial, 2018). Ha ganado el XXXIX Concurso de Cuentos Gabriel Aresti 2022, en la modalidad de castellano.

**** Perlas del Suplemento Literario de LA VERDAD. Próxima entrega: sábado 25 de marzo. El primer poema que publicó Luis Cernuda en un periódico.

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