El de los abusos sexuales que sufren las mujeres, sea en el grado que sea, es un tema que responde a una vieja realidad y que merece toda la atención de nuestra sociedad, de nuestra legislación y de la propia literatura. Luego está la sensibilidad, la sensatez y el sentido del Derecho con el que ese tema se trate en el debate público o el realismo y el talento con el que se aborde en un texto de ficción. Cristina Aráujo lo hizo de manera muy conseguida y plausible en 'Mira a esa chica', la novela con la que obtuvo el Premio Tusquets el pasado año. Ahora es la escritora cordobesa Rosario Villajos la que ha ganado el Premio Biblioteca Breve de 2023 con otra novela, 'La educación física', que se adentra en la misma temática y que, aunque no aborda esta en su versión más extrema –la de la violación– sí la trata en referencia a prácticas más extendidas y frecuentes que todavía colocan a la mujer en una situación de indefensión pese al alto nivel de concienciación social que en teoría existe. La víctima y protagonista del libro es Catalina, una muchacha de dieciséis años que, en la tarde de un domingo de agosto de comienzos de los años noventa, escapa de la casa de su amiga Silvia, ubicada en una urbanización aislada en medio del campo, porque algo desagradable ha pasado en su interior que la ha obligado a tomar esa repentina y justificada iniciativa.
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Ya en las primeras páginas el lector tiene noticia de que lo que le ha pasado a Catalina tiene que ver directamente con el inesperado e impropio comportamiento del padre de esa amiga suya. A partir de esa huida que coloca a la chica en medio de un paisaje despoblado, se inicia una aventura que va a durar aproximadamente cuatro horas y que constituye el cuerpo de la novela. La obsesión de la adolescente es poder llegar a su hogar no más tarde de las diez de la noche, la hora impuesta por la autoridad paterna para la cena. El miedo a traicionar la confianza de sus padres, de no cumplir con ese horario y de recibir el consiguiente castigo se revela como superior al que le inspira hacer autostop y encontrarse con el clásico conductor rijoso que espera favores sexuales por hacer durante unos kilómetros de taxista gratuito o con algo aún peor. Y la consternación que le ha generado el episodio recién vivido en la casa de Silvia parece en esos instantes inferior a la que le inspira la excesiva y, por otra parte, ineficaz sobreprotección materna. Esa sobreprotección es la que le ha obligado muchas veces a ocultar todos sus problemas o directamente a mentir para evitar las reacciones no deseadas. Tales paradojas son especialmente sangrantes en el contexto de la época pues es preciso recordar que fue en aquellos inicios de la década de los noventa en los que se produjeron casos trágicos como el del triple asesinato de las niñas de Alcácer.
Traducción: Seix Barral.
Edición: 300 págs.
Páginas:
Precio: 19,90 euros (ebook, 9,99)
La acción que transcurre en estas páginas de accidentada travesía de regreso a su domicilio es narrada en la tradicional tercera persona omnisciente y se alterna de una manera natural, mediante el uso muy bien dosificado de las analepsis, con la evocación de otros episodios de su vida en los que la joven se ha tenido que enfrentarse a amenazas de la misma índole sexual y sexista. Particularmente logradas, interesantes y necesarias son las reflexiones que Catalina hace sobre el odio hacia su propio cuerpo al que le ha llevado en momentos ese temor a ser deseada y violentada; la vivencia de la propia anatomía femenina como un enemigo del que defenderse hasta el punto de llegar a raparse el pelo en alguna ocasión con el fin de no resultar atractiva y de ahuyentar las miradas de los hombres.
'La educación física' es una novela en la que hay que destacar el logro de un estilo ágil pero pulido y en la que se combinan la vertiente introspectiva y reflexiva del personaje con la trama argumental sembrada de peligros y planteada con una tensión verosímil que logra realmente atraer la atención del lector y mantenerle durante sus trecientas páginas en una situación de moderado suspense. Porque, aunque hay en algún momento una valiosa denostación de la enseñanza cosificadora e irrespetuosa de la gimnasia que se impartía en aquellos años finales del siglo XX, este es un texto en el que lo físico tiene una indudable presencia ya que nos va transmitiendo de una manera permanente la respiración acelerada de la protagonista. Y porque hay algo o mucho de pesadilla que no se acaba en esas horas en las que la mera vuelta a casa se convierte para la atribulada heroína literalmente en una peligrosa odisea.
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