Fernando Oreste Nannetti (1927-1994) padecía esquizofrenia y permaneció encerrado la mitad de su vida en el manicomio de Volterra. En el muro patio del pabellón penitenciario, escribió un 'libro' de más de 70 metros de longitud, ayudándose para ello de la hebilla del chaleco ... de su uniforme. Ejemplo extremo del 'arte brut', de la creatividad marginal, el enorme grafiti de Nannetti ha servido a Raúl Quinto (Cartagena, 1978) para componer uno de los libros más deslumbrantes de los últimos años: 'La canción de NOF4'. Este texto híbrido construye un laberinto de incertidumbres del que lector solo puede salir desnortado, perdido en su instintiva búsqueda de respuestas. En tanto que ensayo, 'La canción de NOF4' es brillante; como novela, sumerge en una hipnosis sin retorno; entendido como proyecto poético, destroza todos los estándares del género y obliga a su reconsideración suicida.
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Afirmaba André Breton, en su 'Primer Manifiesto del Surrealismo', que los locos «son gente de una escrupulosa honradez». Iluminar la honestidad de Nannetti es el objetivo que persigue agónicamente Quinto. Y, en un marco experiencial en el que la lógica es tragada por el abismo, la única forma de acometer esta tarea no es mediante un proceso de reducción, sino mediante una estrategia entrópica de multiplicación. El yo del autor es destruido en paralelo a la recogida –casi arqueológica– de los escombros de la identidad de Nannetti. Desde el principio, Quinto entiende que es imposible acercarse al muro de Volterra desde la coherencia y la linealidad ontológica. De ahí que, página tras página, practique un sabotaje de su voz, dinamitando lentamente cada una de sus coordenadas reconocibles. Los pasajes testimoniales mutan en descripciones científicas, para, pocas páginas después, contenerse en rigurosos relatos históricos o perturbar al lector con quirúrgicos discursos directos. Las apropiaciones del libro de Nannetti –que entregan prodigiosos 'readymade literarios'– se encadenan con intervalos de metaescritura que dejan impracticable el terreno para la determinación de un nivel cero sobre el que el autor se impulsa. Raúl Quinto ha llevado la escritura performativa hasta un punto en el que el puro acto anula cualquier realidad preexistente. El libro –el de Nannetti y el de Quinto– es el único universo existente. La inmanencia del gesto es tan radical que asusta el exceso de vida y la falta de un punto externo hacia el que fugar. 'La canción de NOF4' es un absoluto que abrasa.
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