PPLL
Martes, 21 de junio 2016, 01:29
A sus 90 años, Ignacio López mantenía su ilusión por seguir pintando, con esos trazos vigorosos y esos colores intensos que le gustaba inyectar. Empeño inútil, porque los destinos de la vida y de la naturaleza son capaces de imponerse a los más fervorosos o juveniles entusiasmos. Ignacio se marchó la semana pasada sin hacer ruido, como le gustaba actuar, también cuando presentaba alguna de sus exposiciones con las que, muy de tarde en tarde, nos sorprendía. Los últimos han sido para él unos años cargados de sufrimiento y de melancolía, ante la imposibilidad que le atenazaba. Se fue un buen artista, que pensaba en su familia a la hora de decidir su futuro.
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