JOSÉ MANUEL LÓPEZ NICOLÁS
Lunes, 18 de marzo 2019, 22:31
En los últimos años se ha incrementado significativamente el número de personas que siguen una dieta vegana. Las razones esgrimidas por este colectivo para llevar a cabo este tipo de alimentación son varias y de diferente índole. En el artículo de hoy me limitaré a analizar la alimentación vegana desde un punto de vista nutricional.
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La principal diferencia existente entre las personas vegetarianas y las veganas es que las primeras no consumen carne, mientras que las segundas excluyen de su dieta cualquier producto de origen animal. En la dieta de un vegetariano no tiene cabida el pollo, el jamón o el pescado, mientras que en la de los veganos tampoco hay leche, huevos, miel, queso y mantequilla.
Siempre recomiendo que la alimentación de una persona debe ser planificada por un profesional en nutrición humana y dietética. La relación de la nutrición con la prevención y cura de determinadas patologías está más que demostrada científicamente. Pues bien, debido a las características especiales de su dieta, los veganos deben esmerar al máximo dicha planificación. En caso contrario pueden incurrir en graves errores nutricionales como realizar dietas hipocalóricas, usar fuentes de hidratos de carbono poco recomendables, ingerir cantidades insuficientes de proteína o consumir excesiva cantidad de ácidos grasos omega 6. Además, los veganos deben llevar cuidado con un tipo de productos muy especiales. Precisamente aquellos etiquetados como 'alimentos aptos para veganos'. ¿Por qué? Porque aunque no tengan ningún ingrediente de origen animal, suelen ser alimentos ultraprocesados en cuya composición hay excesivas cantidades de sal, azúcares, grasas vegetales poco recomendables y otros ingredientes nada sanos.
Tras lo que han leído es posible que ustedes piensen que la alimentación vegana no es saludable. En absoluto. Los errores anteriormente citados pueden ser fácilmente corregidos. A pesar de no consumir alimentos ricos en proteínas como carne, huevos o leche, en la alimentación vegana encontramos importantes fuentes de proteínas vegetales. Están presentes en frutos secos como los cacahuetes, almendras, anacardos, etc, en legumbres como la soja texturizada o en la levadura de cerveza. Por otra parte, la pasta y el pan elaborados con harinas refinadas deben ser sustituidos por fuentes de hidratos de carbono más recomendables. Ejemplos son las legumbres (garbanzos, lentejas, guisantes, etc.), la avena, el arroz, la fruta desecada y los frutos secos. Estos alimentos son, además, ricos en otros tipos de macronutrientes y micronutrientes saludables.
Respecto a las grasas se recomienda, al igual que para el resto de la población, el aceite de oliva virgen extra. Por otra parte, la ausencia de pescado en la dieta vegana puede acarrear un déficit en ácidos grasos omega-3. Estos ácidos grasos poliinsaturados no somos capaces de sintetizarlos los humanos, por lo que solo pueden obtenerse de fuentes alimenticias. Algunas de ellas son las semillas de lino, las pipas de girasol o la calabaza.
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También es necesario vigilar los posibles déficits en vitamina D, calcio, yodo, hierro, zinc, selenio y, sobre todo, vitamina B12. En la mayoría de los casos basta con el consumo de alimentos vegetales ricos en estos micronutrientes o de alimentos funcionales fortificados con ellos. Sin embargo, en el caso de la vitamina B12 se recomienda la toma regular de suplementos de este micronutriente.
Debo reconocer que hay un tipo de productos muy consumidos en el mundo vegano que me indigna. Me refiero a los productos detox, una serie de batidos, zumos o licuados elaborados a base de ingredientes vegetales que prometen en su publicidad eliminar toxinas. En primer lugar hay que señalar que en nuestro organismo existen órganos como los riñones y el hígado que se encargan de mantener nuestra sangre limpia. Los riñones nos ayudan a eliminar los tóxicos presentes en la sangre a través de la orina y el hígado es el filtro de numerosas toxinas y agentes patógenos. En caso de intoxicarnos, lo que debemos hacer es acudir urgentemente al médico y olvidarnos de 'chorradas detox'.
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También es necesario indicar que el consumo prolongado de zumos detox en combinación con ayunos prolongados no solo no es positivo para la salud sino que puede ser muy perjudicial. Existe una creencia popular de que ingerir un zumo de frutas es lo mismo que ingerir las piezas de frutas individualmente. Nada más lejos de la realidad. Los azúcares presentes en el zumo de fruta se consideran 'azúcares libres', un tipo de compuestos relacionados con patologías como la obesidad y la diabetes tipo 2. Las frutas y verduras contienen fibra insoluble y fibra soluble que proporcionan efectos muy saludables al organismo. Sin embargo, al elaborar un zumo detox desaparecen esas fibras, lo que facilita la absorción de los azúcares anteriormente citados y hace que el vaciado gástrico sea muy rápido. En ese momento los hidratos de carbono pasan al torrente sanguíneo y se elevan los niveles de glucosa en sangre. Para contrarrestarla el páncreas secreta insulina, lo que a su vez activa la generación de grasa o lipogénesis.
Además, la ingesta prolongada de zumos y batidos detox da lugar a un consumo excesivo de antinutrientes como es el caso de los oxalatos, que interfieren en la absorción del hierro, el potasio y fundamentalmente el calcio. También provoca una ingesta reducida de proteínas, la pérdida de masa muscular y de agua (pero no de grasa), la producción de cálculos renales, etc. Resumiendo, no pasa nada por tomar un zumo de frutas o verduras de vez en cuando, pero ni se les ocurra seguir una dieta detox tan de moda entre las 'celebrities'.
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Estimados lectores, no soy vegano. Sin embargo, no comulgo con aquellos que afirman que este tipo de alimentación es siempre insaludable. Al igual que el resto de dietas, debe ser correctamente planificada y adaptada a las necesidades de cada persona. Lo que sí me produce rechazo son aquellos productos, como los batidos detox o los alimentos ultraprocesados destinados a veganos que, aprovechándose del 'boom' del veganismo y de la falta de educación nutricional de la sociedad, producen daños irreparables en su salud.
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