Miguel Motas: «La política regional es más inhóspita que la Antártida»
El que fuera consejero de Investigación y Universidades ha retomado su carrera académica y ha vuelto a estudiar la contaminación con pingüinos
Cuando era estudiante de Veterinaria jamás se imaginó trabajando con pingüinos, y mucho menos en la Antártida. Pero un día, cuando ya trabajaba en la Universidad de Murcia y se dedicaba a la Toxicología, el teléfono de Miguel Motas sonó desde la Estación Experimental de Zonas Áridas del CSIC, en Almería. Al otro lado estaba el investigador Andrés Barbosa, quien estudia la evolución de organismos en ambientes extremos y los efectos del cambio global, especialmente centrado en pingüinos.
Y es que la Antártida es el lugar más seco del planeta (por delante del desierto del Sáhara), y su equipo necesitaba incorporar a alguien que les ayudase a medir contaminantes en la zona, algo que Motas ya llevaba haciendo algún tiempo, en otros lugares, con excelentes resultados; además, a partir del estudio de plumas de aves: una técnica no invasiva que permite recoger las plumas que han mudado para posteriormente analizarlas y así estudiar su exposición a contaminantes y sus respectivos biomarcadores, sin necesidad de manipular a los animales.
Han pasado unos 15 años, desde entonces, y tres expediciones a la Antártida. «Sin duda, esta experiencia es un regalo que me ha dado la vida y una de las mayores satisfacciones de mi carrera. No solo el hecho de haber podido trabajar en la Antártida, sino incluso de haber podido repetir. Jamás me lo hubiera imaginado», exclama Miguel Motas.
«Incluir el estudio de la personalidad en el contexto de cómo las poblaciones de pingüinos se enfrentarán a cambios ambientales es crucial para la comprensión de sus efectos, considerando el carácter de los pingüinos antárticos como centinelas del ecosistema»
Tras hacer un paréntesis para ejercer como consejero de Empleo, Investigación y Universidades de la Región de Murcia (hasta que la fallida moción de censura, con la que Ciudadanos quiso sacar al PP del gobierno regional, truncó su camino) retomó su carrera investigadora y asegura que «sin duda, la política regional es mucho más inhóspita que la Antártida. Allí hay ciertas reglas que no se infringen y eso en política no siempre es así».
Hace unas semanas que ha vuelto de su último viaje, en el que ha estado dos meses y medio lejos de casa. Claro que ahora, siendo padre, no lo ha vivido del mismo modo: «La verdad es que se ha hecho muy duro a nivel personal. Sin el apoyo de mi mujer habría sido imposible, obviamente; pero, aun así, me he perdido momentos muy importantes de la vida de mi hijo, que apenas cuenta dos años, y tengo claro que no puede volver a ocurrir. No lo he llevado nada bien».
Personalidad y supervivencia
En esta ocasión, ha participado en el proyecto 'Consecuencias Ecológicas y Evolutivas de la Personalidad en Pingüinos Antárticos en un Mundo Cambiante (PERPANTAR), financiado por la Agencia Estatal de Investigación, en el que también han colaborado el Museo Nacional de Ciencias Naturales, CSIC; la Universidad de Alcalá de Henares; el Instituto de Salud Carlos III y la Universidad de Oxford.
Dentro del contexto de la investigación sobre la respuesta de los pingüinos antárticos al cambio climático, el proyecto PERPANTAR aborda las consecuencias ecológicas de las variaciones entre los diferentes individuos que constituyen rasgos de personalidad. En concreto, la personalidad se define como los rasgos de la conducta que son consistentes en el tiempo y en diferentes contextos y que difiere entre los individuos de la misma especie.
La caracterización como un síndrome donde los diferentes rasgos de comportamiento están presentes a la vez, definen estas personalidades. Así pues, en este caso, los investigadores relacionan: que los pingüinos proactivos son más agresivos, tienden a ser más audaces, intrépidos y exploradores, mientras que los reactivos que son menos agresivos, tienden a ser tímidos y menos exploradores.
«Esta experiencia es un regalo que me ha dado la vida y una de las mayores satisfacciones de mi carrera. No solo el hecho de haber podido trabajar en la Antártida, sino incluso de haber podido repetir. Jamás me lo hubiera imaginado», destaca Motas
Según Motas, «esas diferencias de la personalidad tienen consecuencias en la adecuación biológica que afectan a diferentes factores comportamentales y ecológicos, como las relaciones depredador-presa, interacciones parasito-hospedador, competencia, sociabilidad, apareamiento, crianza, cuidado parental, demografía, dispersión, colonización, distribución en los hábitats, entre otros». En resumen, se puede decir que los pingüinos más proactivos tendrán más posibilidades de perpetuar la especie ya que serán capaces de defender sus nidos y a sus crías, mientras que los más reactivos tenderán a la huida, por lo que sus genes tienen probabilidad de ser transmitidos.
Los pingüinos son un grupo de 18 especies de aves marinas distribuidas en el hemisferio sur que enfrentan problemas específicos de conservación. Las principales amenazas identificadas son el cambio climático y las alteraciones de la cadena alimentaria junto con las molestias humanas, la destrucción del hábitat, la contaminación y las enfermedades emergentes.
Consumo de krill
A todo ello hay que sumar que se trata de uno de los seres vivos más importantes del ecosistema antártico. «Hay que tener en cuenta que se trata de un ecosistema muy frágil, donde los pingüinos dominan la avifauna (son la especie más abundante) y, además, la cadena alimentaria se basa en el krill; se puede decir que allí todos consumen krill (pingüinos, ballenas, peces...). Debido a eso y teniendo en cuenta que se trata de un microcrustáceo exclusivo de esa zona, todo lo que le afecte puede repercutir directamente en el resto de especies antárticas», explica el profesor de la Universidad de Murcia.
Los estudios de personalidad en pingüinos son muy escasos, de hecho, solo hay unos pocos basados en pingüinos africanos. Si se demostrase que la personalidad es lo que está beneficiando la supervivencia de algunos tipos de pingüinos sobre otros, se podría explicar si algunos fenotipos se ven afectados de manera diferencial por los cambios ambientales, lo cual tiene gran importancia para predecir las respuestas de las poblaciones y las especies en un escenario de grandes cambios, extremos y rápidos.

La península Antártica es una de las regiones del planeta donde las temperaturas han aumentado más, y más rápidamente. El aumento de la temperatura ha afectado a la dinámica oceánica produciendo una disminución de la extensión del hielo marino que está afectando a la cadena alimentaria mostrando una reducción de la producción de fitoplancton, una disminución en la abundancia de krill y una contracción de su distribución hacia el sur que afecta a los principales depredadores como los pingüinos provocando una reducción de las especies que se alimentan preferentemente de este crustáceo.
«Por tanto –apunta Motas– incluir el estudio de la personalidad en el contexto de cómo las poblaciones de pingüinos se enfrentarán a cambios ambientales, es crucial para la comprensión de sus efectos, considerando el carácter de los pingüinos antárticos como centinelas del ecosistema». Precisamente, en la última campaña el proyecto PERPANTAR ha estudiado estos aspectos en las tres especies de pingüinos que habitan la península Antártica: pingüino barbijo en isla Decepción y con el pingüino papúa y pingüino de Adelia en diversas islas del archipiélago de las Shetlands del Sur.
«Encontrar estas sustancias en zonas tan remotas demuestra que lo que contaminamos con nuestro estilo de vida poco sostenible, tarde o temprano llega»
En este sentido, destaca la colaboración con investigadores de la Universidad de Oxford, que ha permitido estudiar las relaciones de la personalidad con la optimización de la obtención del alimento a través del empleo de cámaras fotográficas de alta resolución y de dispositivos GPS adosados a los animales.
Debido a las complicadas condiciones climatológicas y a la necesidad de aprovechar al máximo la estancia en la Antártida, los investigadores han dedicado su tiempo allí a recoger toda la información posible. Ahora, de vuelta en España toca analizar todas las muestras, las grabaciones, etc. Y en unos meses tendrán sus conclusiones.
Presencia de contaminantes
La principal aportación de Motas al proyecto radica en su experiencia en la biomonitorización de contaminantes ambientales. La Antártida es la zona más prístina del planeta y extremadamente sensible a los efectos de los contaminantes ambientales que, principalmente por la actividad antropogénica, son liberados al medio ambiente, llegando por vía atmosférica y vía oceánica al remoto continente.
En la Antártida dichos contaminantes tienen efectos perniciosos sobre un ecosistema tan frágil no acostumbrado a la presencia de estas peligrosas sustancias y con una cadena alimentaria tan frágil y dependiente del krill. Todo ello se ve agudizado en un entorno de cambio climático, donde el derretimiento del hielo libera los contaminantes allí acumulados desde la revolución industrial. «Los estudios sobre bioacumulación de metales en fauna son importantes debido a los múltiples efectos tóxicos que pueden llegar a producir sobre todo en los organismos situados en las partes altas de la cadena trófica como los pingüinos. Esta acumulación de contaminantes puede tener efectos inmunodepresores, reproductivos, comportamentales, entre otros que afectan a la supervivencia de los animales», en palabras de Miguel Motas.
Metales pesados
Como en anteriores proyectos, el investigador de la UMU ha realizado mediciones de metales pesados en cinco tipos de tejidos (plumas, hígado, riñón, músculo y hueso) de los cadáveres localizados en las pingüineras visitadas. Dichos estudios se fundamentan en la escasez encontrada de krill debido al cambio climático, lo cual provoca una variación en la dieta de los pingüinos, siendo fundamental el estudio de la carga de metales por el consumo de otras presas como peces o calamares, para ver el efecto del cambio climático en la exposición a contaminantes.
Por otro lado, indica, «si bien los ecosistemas antárticos no están directamente expuestos a contaminantes orgánicos persistentes (POPs), estos compuestos pueden ser transportados vía atmosférica desde regiones cálidas hasta zonas más frías, donde se condensan e incorporan a las cadenas tróficas». De hecho, la presencia de estos compuestos ha sido evidenciada en las regiones polares y estudios sobre bioacumulación en fauna son importantes debido a los múltiples efectos tóxicos que pueden llegar a producir en organismos situados en las partes altas de la cadena trófica como los pingüinos.
Pioneros
La escasez encontrada de krill en ecosistemas antárticos, debido al cambio climático, provoca una variación en la dieta de los pingüinos, que hacefundamental el estudio de la carga de POPs por el consumo de otras presas como peces o calamares, a fin de determinar el efecto del cambio climático en la exposición a contaminantes. «Se miden compuestos organoclorados y PCB's y somos uno de los grupos pioneros en medir compuestos perfluorados, bromados, así como ftalatos y bisfenol A», destaca Motas.
El uso del pingüino como biomonitor de la contaminación ambiental de la Antártida, reporta muchas ventajas por su posición en la cadena trófica, «además de ser vital ya que la Antártida es la que nos permite testar el estado de salud del planeta», declara. «Al final los niveles que vamos encontrando de contaminantes en la Antártida año tras año son preocupantes, pues estamos en datos semejantes a los encontrados en el Mediterráneo, en determinados compuestos alcanzan niveles tóxicos para las especies estudiadas y desde luego son responsables de problemas comportamentales, inmunológicos y reproductivos que pueden poner en peligro la supervivencia de los pingüinos», añade.
El encontrar estas sustancias en zonas tan remotas demuestran que lo que contaminamos con nuestro estilo de vida poco sostenible, tarde o temprano llega a todas las zonas del planeta, incluido este paraíso para la ciencia y laboratorio de la humanidad que supone la Antártida, una región que, según considera Miguel Motas, «debe ser conservada para la ciencia por encima de intereses energéticos, políticos o territoriales».
Investigación con pingüinos antárticos en un entorno de cambio climático
Hasta el 16 de mayo se puede visitar en el Claustro de Derecho de la Universidad de Murcia, en el Campus de la Merced, la exposición 'Investigación con pingüinos antárticos en un entorno de cambio climático' que el Ilustre Colegio Oficial de Veterinarios de Murcia, junto a la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Murcia y la Academia de Veterinaria de la Región de Murcia, han promovido.
Se trata de una muestra itinerante, protagonizada por material gráfico proporcionado por el investigador Miguel Motas Guzmán a raíz de su reciente estancia científica antártica. La muestra, que recoge más de 40 fotografías y cubre aspectos de la investigación científica en zonas polares, la vida en una base científica, así como la agreste naturaleza antártica. Más adelante estará expuesta en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Murcia, en el Campus de Espinardo.
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