Imagen de las lagunas del Parque de Doñana. CEDIDA

El polen, un chivato microscópico

Una tesis doctoral de la Universidad de Murcia reconstruye, mediante análisis paleopolínicos, la historia de los paisajes de Sierra Nevada y Doñana durante los últimos 11.700 años

MARÍA JOSÉ MORENO

Lunes, 18 de junio 2018, 22:20

Puestos a elegir un método de estudio que permitiese contextualizar el origen de prácticamente cualquier cosa, desde el origen floral de la miel hasta el escenario de un crimen, quizá utilizar análisis de polen no es algo en lo que se piense rápidamente, pero lo cierto es que se trata de una herramienta perfecta.

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Los granos de polen son las estructuras que producen los gametos masculinos -el equivalente a los espermatozoides humanos- de las plantas, pero además tienen cuatro características que los convierten en herramientas muy útiles para muy diversos fines. En primer lugar, tienen formas distintas en función de la especie vegetal (o grupos de especies afines). Se producen en grandes cantidades, impregnando casi todo lo que deriva de material vegetal o ha estado expuesto al aire. Además, son muy pequeños y ligeros (normalmente entre 20 y 35 micras, milésimas partes de un milímetro) y su pared es de una sustancia muy resistente llamada 'esporopolenina', un polímero plástico resistente a las altas temperaturas, a la deformación elástica y al ataque de ácidos.

Gracias a estas características, los granos de polen son unos marcadores botánicos excelentes. Si se tiene en cuenta que la capacidad de dispersión del polen es limitada y que la vegetación es diferente para cada lugar del planeta (pensemos, sin ir más lejos en las plantas que encontramos en la costa y las que tenemos en nuestros parques y jardines), el estudio de los granos de polen se convierte en el método perfecto para ubicar cualquier elemento del planeta.

La elección de Sierra Nevada y Doñana se debe a que son lugares excepcionales para comprobar los efectos del cambio climático

Y a su estudio se dedica, precisamente, Saúl Manzano, doctor en Biodiversidad y Gestión Ambiental por la Universidad de Murcia. Asegura que no fue él quien eligió la palinología como especialidad, sino que se debió a la pasión transmitida por Carmina Gómez Ferreras, profesora de la Universidad Complutense de Madrid, de la que fue alumno interno durante su primer curso de carrera, hace más de diez años.

Aunque él se decantó por la paleopalinología, es decir, el estudio de los granos de polen y las esporas fósiles que quedan retenidos en los sedimentos, aunque también ha trabajado en el análisis polínico de miel (para certificar su origen floral, es decir, si es de romero, de tomillo, de azahar...) y en aereopalinología, analizando el contenido polínico del aire.

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El trabajo permitirá elaborar «información clave» para desarrollar medidas de conservación

Y también las personas tuvieron mucho que ver con su llegada a Murcia desde la capital, pues un proyecto interesante, un contrato predoctoral (financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad) y unos directores de tesis de excepción, el profesor José Sebastián Carrión (Universidad de Murcia) y la doctora Lourdes López Merino (Brunel University London) fueron resposnables de que realizara su tesis doctoral en la Universidad de Murcia.

Esa tesis, 'Paleoecología de dos puntos calientes de la biodiversidad: los parques nacionales de Doñana y Sierra Nevada', tenía como objetivo principal -según Manzano- «generar información paleoecológica capaz de ofrecer datos sobre la biología de la conservación de los parques nacionales de Doñana y Sierra Nevada: estudiando nuevos archivos paleoambientales en ambos parques nacionales; reconstruyendo la historia de los paisajes durante los últimos 11.700 años (el periodo Holoceno) e identificando los rasgos que han contribuido a la existencia y mantenimiento de altos niveles de biodiversidad».

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Ecosistemas al límite

No es casualidad que el ya doctor por la Universidad de Murcia tomase como áreas de estudio dos lugares tan diferentes entre sí. El Parque Nacional de Doñana es una de las zonas protegidas más emblemáticas de Europa y abarca una de las mayores concentraciones de humedales del continente. Además, las marismas del Guadalquivir son uno de los mayores humedales del continente. Doñana juega un papel clave en las migraciones de aves hacia y desde África y es, por tanto, un enclave de relevancia a nivel planetario. Por su parte, el Parque Nacional de Sierra Nevada protege las cumbres más altas de la Península Ibérica (Mulhacén, 3.479 metros sobre el nivel del mar), que superan los 3.000 metros de altitud a tan solo 40 kilómetros de la costa. Esto provoca un marcado gradiente altitudinal que hace que en Sierra Nevada se concentren más de 2.000 de especies de flora, muchas de ellas endémicas (exclusivas), convirtiéndolo en el lugar de mayor diversidad botánica del Mediterráneo occidental.

El trabajo busca determinar los rasgos que han contribuido a la existencia y mantenimiento de altos niveles de biodiversidad

«En definitiva -apunta Saúl Manzano- los dos parques nacionales andaluces representan situaciones en los que la vida se encuentra al límite y, por tanto, son lugares excepcionales para poder testar, refinar o desarrollar hipótesis acerca del origen de la elevada biodiversidad, los patrones de su distribución, los procesos que la mantienen, y su comportamiento frente al cambio ambiental».

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El investigador, que para la realización de su trabajo también ha contado con financiación del Organismo Autónomo de Parques Nacionales y la Fundación Séneca -Agencia Regional de Ciencia y Tecnología- señala que la elección de este tema de estudio para la realización de su tesis doctoral obedece al hecho de que «la aproximación clásica a la conservación de la naturaleza se ha basado en series temporales de datos relativamente cortas, provenientes del registro instrumental. Estos datos explican cómo las comunidades biológicas responden a los cambios ambientales a escala, en el mejor de los casos de unas pocas décadas. Sin embargo, la conservación efectiva de la biodiversidad requiere de un marco temporal más amplio, de siglos o milenios que permita conocer qué patrones y procesos promueven el mantenimiento de la biodiversidad y qué factores ambientales dirigen su dinámica y condicionan su respuesta frente a las perturbaciones a largo plazo».

«En definitiva -añade- reconstruir la historia a escala de milenios de nuestros paisajes nos permite entender cómo han respondido los ecosistemas a los cambios ambientales del pasado, explicar su configuración presente y generar marcos teóricos acerca de qué esperar de cara a los cambios ambientales del futuro. Se trata, por tanto, de información clave para el desarrollo de medidas de conservación de la naturaleza».

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Resultados

Los tres registros paleoecológicos estudiados en esta tesis ponen de manifiesto la importancia de la provisión continuada de agua líquida para el mantenimiento de las elevadísimas tasas de biodiversidad a lo largo del tiempo. En Doñana, este aprovisionamiento continuado depende de la dinámica de las dunas, que en los periodos áridos crecen y se desarrollan, aumentando la capacidad de almacenar agua en su interior. Este agua almacenada en el acuífero dunar luego es descargada hacia las lagunas y las marismas. En Sierra Nevada, sin embargo, la provisión continuada de agua está mediada por los pastizales de la alta montaña que se desarrollan más en los momentos áridos, cuando se acumula menos nieve. El desarrollo de estos pastizales de talla ínfima intercepta el agua y favorece su infiltración, que recarga los acuíferos y se descarga en forma de arroyos, manantiales y fuentes, asegurando la provisión de agua en las cotas más bajas de la sierra.

Al mismo tiempo, los hallazgos del trabajo señalan la importancia que tienen las aproximaciones paleoecológicas para la obtención de escenarios ecológicos que pueden ser usados como análogos para entender el impacto del cambio global en los bosques a escala peninsular.

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Porque, en palabras de Saúl Manzano, «la paleoecología es la ciencia que estudia las relaciones de los seres vivos del pasado con su entorno y, por tanto, tenemos que recurrir a los fósiles para reconstruir dichas relaciones. Para ello, estudiamos a los denominados archivos paleoecológicos, lugares donde de manera continua e inalterada se acumulan fósiles, por ejemplo los sedimentos que se acumulan en los fondos de lagos, lagunas, marismas... Los fósiles, fundamentalmente polen y esporas, quedan atrapados en los sedimentos del fondo de las lagunas, a lo largo de su proceso de deposición, que es continuo. De ahí los recuperamos mediante técnicas de sondeo geológico».

Así pues, los testigos sedimentarios son como un libro al que le paso del tiempo le ha ido añadiendo hojas. Según el investigador, «cuando en el laboratorio extraemos para cada nivel el polen y las esporas y las recontamos al microscopio identificando a qué especie vegetal pertenecen, y vemos como la presencia de unas y otras plantas varía con el tiempo, leemos la historia de ese paisaje».

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El valor de los resultados de esta investigación radica en que resultan útiles en la medida en la que al identificar el principal factor que contribuyen al mantenimiento de la biodiversidad, la disponibilidad continuada de agua líquida, ponen sobre el punto de mira de los gestores la necesidad de conservar los procesos que contribuyen a dicho mantenimiento. En Doñana, se pone de manifiesto una vez más la importancia del acuífero dunar para la biodiversidad del parque nacional y su entorno, y por tanto cuestiona las extracciones masivas de agua, que se vienen realizando en el entorno del parque para el abastecimiento de la agricultura del fresón. En Sierra Nevada, la protección de la provisión continuada de agua pasa por la protección de los pastizales de alta montaña, que en muchos casos se encuentran en franca regresión debido al pisoteo de los visitantes.

Además, advierte de que estos datos ponen en valor el desarrollo de actividades tradicionales como el mantenimiento de 'zacallones' (puntos de agua artificiales) en Doñana, o de las 'acequias de careo' en Sierra Nevada. Esta práctica, común en el pasado en algunas partes de Sierra Nevada, consistía en una amplia red de riego en alta montaña que favorecía los procesos de infiltración y recarga de los acuíferos del macizo. El abandono de los 'careos' supuso la disminución del caudal de algunos arroyos y la desecación estacional o total de fuentes y manantiales.

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Asimismo, esta tesis aporta nuevas evidencias acerca del tan debatido carácter autóctono del pino piñonero ('Pinus pinea') en las costas del suroeste peninsular. Lo cual puede contribuir a la elaboración de políticas de gestión o de restauración ecológica. Véase por ejemplo el caso del incendio que devastó cerca de 8.500 hectareas de pinar y monte bajo en espacio natural de Doñana en el verano de 2017. Un aspecto central del debate es el de si vale la pena hacer esfuerzos para la recuperación de la zona afectada con la plantación masiva de pinos.

Sin embargo, los resultados destacan el papel histórico del pino como diversificador de los ecosistemas terrestres desaconsejando, por tanto, su plantación en forma de monocultivo.

Futuro

Tras doctorarse, Saúl Manzano trabaja en la publicación de artículos científicos que se derivan de la tesis y que, según él, «deben salir a la luz lo antes posible para que nuestra información pueda incorporarse a las medidas de conservación de los parques cuanto antes». Su idea es seguir trabajando en la paleoecología de los puntos calientes de la biodiversidad, ya que le parece fascinante su complejidad. Para ello, está buscando financiación extranjera con el fin de poder continuar con esta línea desde un centro de investigación extranjero.

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