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Los materiales coloreados y brillantes que la naturaleza ofrece han llamado siempre la atención del ser humano. Así ocurrió con el ámbar, resina fósil que el hombre primitivo encontraba con facilidad en la costa del mar Báltico. El producto era llamativo por sus variados colores, ... brillo y curiosas propiedades. Ya Tales de Mileto reseña que cuando se frota es capaz de atraer algunos pequeños objetos. Recibió diversos nombres, pero los griegos le llamaban 'elektron' por su brillo que asimilaban a una de las estrellas de las Pleiades, y de este término deriva nuestro actual uso de electricidad. Su constante presencia a lo largo de la Historia denota el aprecio que se le tenía. Es mencionado como valioso en la Odisea y era muy demandado por la aristocracia romana. Nerón envió un legado al Báltico a buscarlo, y una idea de su valor viene dada por los historiadores romanos Plinio el Viejo y Tácito, quien especifica que un trozo mediano de ámbar se cotizaba más que un esclavo de complexión atlética. Por ello se le denominaba el oro del norte.

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laverdad El oro del norte