La importancia de STEM (acrónimo de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), no parece discutible. No lo ha sido a lo largo de la Historia de ... la Humanidad y su impacto en vocaciones, escasez de profesionales y aportaciones, está sumergido en todos los análisis de progreso presente y futuro de nuestras sociedades.
El caso es que su importancia es manifiesta en la Historia y en el futuro de la Humanidad. Las áreas que integra no sólo son campos del conocimiento, sino motores esenciales de innovación, desarrollo social, progreso económico y resolución de problemas complejos. No es fruto de los tiempos contemporáneos y ya en Egipto y Mesopotamia se desarrollaron la aritmética, la astronomía y la arquitectura (pirámides, acueductos). Los griegos como Arquímedes o Pitágoras formalizaron los principios matemáticos y físicos. En China e India, se gestaron importantes avances en medicina, metalurgia, álgebra y óptica. En la Edad Media y Renacimiento hay que destacar el mundo islámico, que preservó y expandió el saber antiguo, como el álgebra, algoritmos (Al-Juarismi) y óptica (Ibn al-Haytham). En Europa, figuras como Leonardo da Vinci y Galileo Galilei conectaron ciencia, arte y tecnología. La invención de la imprenta por Gutenberg revolucionó la transmisión del conocimiento.
En la Revolución Científica e Industrial, Newton, Kepler, Boyle y otros impulsaron el método científico. El siglo XVIII y XIX marcaron una aceleración sin precedentes, con la electricidad, máquinas de vapor, ferrocarril, etc. La Ingeniería se profesionalizó y se convirtió en la columna vertebral del mundo moderno. En los siglos XX y XXI, tuvieron lugar los descubrimientos en física cuántica, computación, genética, espacio y tecnologías digitales. Internet, el ADN, los satélites, la inteligencia artificial y la energía nuclear son fruto de la convergencia STEM. En pleno siglo XXI, STEM no solo transforma industrias, sino que redefine la educación, la salud, el medio ambiente y las relaciones humanas.
Las vocaciones STEM impulsan la formación y encaran el desafío. Están en la base de la formación temprana y la curiosidad, pues el interés por STEM suele comenzar en la infancia, con experimentos, juegos de construcción, observación de la naturaleza. La escuela juega un papel clave en despertar la curiosidad científica y el pensamiento lógico. No obstante, se detecta una brecha de vocaciones, pues a pesar de su importancia, muchos países enfrentan una escasez preocupante de profesionales STEM, por razones como la percepción de dificultad, la falta de modelos referentes, especialmente en niñas y grupos infrarrepresentados y la ausencia de conexión entre la teoría escolar y la aplicación práctica.

Al margen de todo, las contribuciones de STEM a la Humanidad son muy notorias: en medicina y salud, entre otras está la respuesta en vacunas, antibióticos, técnicas de imagen, cirugía robótica, genética. En medio ambiente y sostenibilidad, en el modelado climático, energías renovables, eficiencia energética o el desarrollo de materiales biodegradables, agricultura de precisión, sensores ecológicos. En comunicación y conectividad, desde la radio hasta los smartphones, internet, 5G, satélites y la democratización del conocimiento y acceso a la educación digital. En Infraestructuras y transporte tenemos los puentes, túneles, trenes de alta velocidad, sistemas de agua potable y la ingeniería civil como pilar de las ciudades modernas. En automatización e inteligencia artificial, robótica, aprendizaje automático, sistemas autónomos, así como la optimización de procesos industriales, atención médica, transporte y seguridad.
Todo ello nos lleva a considerar que fomentar vocaciones STEM es una necesidad urgente y probablemente las claves para incentivar el interés, radican en un aprendizaje activo y experimental, la inclusión de mujeres y minorías con campañas específicas y la vinculación con problemas reales y retos globales, así como programas de mentoría y orientación vocacional. Hay que considerar que STEM no solo es técnica, también es ética, pues las decisiones tecnológicas afectan al medioambiente, la equidad y los derechos humanos. Se habla también de STEAM (añadiendo la A de Arte y Humanidades), para fomentar una visión ética, creativa y socialmente comprometida del conocimiento científico.
STEM no es solo el lenguaje del futuro, sino el motor del presente. Desde la construcción de los templos antiguos hasta la exploración de Marte, desde el álgebra hasta los algoritmos, STEM ha acompañado cada paso de la Humanidad hacia su superación. Hoy más que nunca, formar mentes críticas, curiosas y capacitadas en estas disciplinas es vital para afrontar los desafíos globales. Invertir en STEM es invertir en humanidad. Se da solo un 4.8% de mujeres en puestos STEM. Sin comentarios.
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