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La investigadora Lorena Albaladejo Maricó, en una finca en la que se realizan pruebas del proyecto. Cebas
Abrir el melón del retroceso del melón
Ciencia | Ababol

Abrir el melón del retroceso del melón

Una investigación del Cebas apoyada por el Gobierno regional, a través de la Fundación Séneca, busca soluciones a problemas como el rajado, agrietado o arrugado de un fruto que no está en su mejor momento

Ginés S. Forte

Sábado, 29 de marzo 2025, 07:48

El sector del melón es un melón por abrir. El cultivo estrella de los campos de Torre Pacheco, donde se concentra el grueso de las alrededor de 4.500 hectáreas que ocupan en total todos los melonares de la Región de Murcia, está en regresión. Hace una década, en 2014, la superficie total dedicada se acercaba a las 6.000 hectáreas, lo que equivale a que las plantaciones han perdido un tercio de su territorio en este tiempo. La producción, consecuentemente, también ha descendido, al pasar de más de 220.000 toneladas anuales a finales de la pasada década a no muchas más de 150.000 en el último año del que hay registros oficiales (2023), lo que también equivale a cerca de un tercio de descenso. Con estos datos, el problema está servido.

El Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (Cebas-CSIC) sí ha abierto este melón para tratar de solucionarlo y revertir la tendencia aplicando una cura de ciencia. «El consumo de melón ha disminuido un 10%, atribuido a la preferencia por variedades de mayor producción en detrimento del sabor», apuntan los responsables del proyecto de investigación 'Bases fisiológicas y moleculares del rajado del melón: estrategias de optimización nutricional para la prevención de fisiopatías', en el que participa la Consejería de Medio Ambiente, Universidades, Investigación y Mar Menor, a través de la Fundación Séneca.

En palabras de la investigadora Lorena Albaladejo Maricó, implicada en este trabajo, el objetivo que se han marcado es «entender mejor cómo ciertos factores afectan la salud del melón», de modo que se logren soluciones que mejoren el producto y derive en la buena marcha del sector. «Se sabe que las condiciones ambientales pueden influir en la forma en que la planta absorbe y distribuye los nutrientes, lo que puede provocar problemas como el rajado, agrietado o arrugado del fruto», explica la especialista. «Sin embargo, todavía hay muchas preguntas sin respuesta sobre cómo interactúan estos factores con la genética y la nutrición de la planta». Ahí es donde el proyecto, que comenzó en junio de 2023, ha puesto el foco.

La superficie y producción de melón en la Región de Murcia ha retrocedido en torno a un tercio en una década

Albaladejo, que se incorporó a la iniciativa en marzo de 2024 gracias a una beca doctoral financiada por la Fundación Séneca y la Cooperativa Agrícola Levante Sur para desarrollar su tesis doctoral durante tres años, concreta que la investigación se centra en dos aspectos clave. «Por un lado, buscamos desarrollar un protocolo de riego y fertilización específico para cada variedad de melón, ajustado a su momento de crecimiento, para reducir la aparición de estos problemas», revela. «Por otro lado, queremos identificar los genes involucrados en el rajado del melón, lo que nos permitirá detectar el problema a tiempo y ajustar la nutrición para evitarlo», añade.

Para lograr una calidad organoléptica óptima del melón, es esencial controlar su periodo de maduración. Sin embargo, como explican los expertos del Cebas, prolongar su tiempo en el campo aumenta el riesgo de daños por factores climáticos, especialmente en zonas semiáridas como la Región de Murcia, donde la salinidad, la deficiencia de nutrientes y el estrés por altas temperaturas son comunes. Estos factores se relacionan con una fisiopatía (anormalidad por una causa no biológica) recurrente en el melón: el rajado, «uno de los principales problemas observados en este cultivo».

Las claves

  • Descenso. De 6.000 hectáreas dedicadas al cultivo de melón y 220.000 toneladas de producción en la Región de Murcia, hace una década, se ha pasado a 4.500 hectáreas y poco más de 150.000 toneladas.

  • Deterioro. Una de las anormalidades que afectan a los frutos de buena calidad es el rajado.

  • Mejora. La investigación se centra entender mejor cómo ciertos factores, como la nutrición, el transporte de agua y las fases de desarrollo, afectan la salud del melón para enriquecer el producto.

Aspectos por investigar

No es la primera vez que se investiga en torno a las fisiopatías en cultivos de melón, «especialmente en lo que respecta al rajado y la influencia de las condiciones de riego y nutrición». Albaladejo aclara que sobre este asunto ya se trabajó desde su mismo grupo de investigación, si bien «aunque se han logrado avances importantes, aún hay aspectos por investigar, como la relación entre los nutrientes, el transporte de agua y las fases de desarrollo del melón».

En todo caso, continúa la especialista, «lo novedoso de nuestra investigación es el uso de una tecnología que permite realizar un análisis rápido de los genes implicados en el rajado del melón, lo que nos da la posibilidad de tomar decisiones precisas sobre la fertilización». Se busca variar la trayectoria de un sector precisado de cambios que le devuelvan al camino del crecimiento.

«La agricultura es un pilar estratégico para la economía española, pero su futuro depende de la capacidad de innovar y adaptarse a los desafíos del cambio climático, la sostenibilidad y la competencia global». En este marco, continúa la especialista del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura, «la inversión en I+D en el sector agrícola es una necesidad urgente para mejorar la eficiencia de los cultivos, optimizar el uso de recursos hídricos y desarrollar variedades más resistentes y nutritivas».

«Sin políticas sólidas de investigación y desarrollo, quedamos en riesgo de quedar rezagados frente a otros países que ya han comprendido que la innovación es la clave para una agricultura más productiva, sostenible y resiliente», concluye Albaladejo, quien define su trabajo como el desempeño de «aportar soluciones para hacer la agricultura más eficiente y resiliente». En ese melón tan delicado y dulce están.

Arriba, el grupo de investigación Aquaporinas. Abajo (i), Lorena Albadalejo. Abajo (d), trabajo en el campo dentro del proyecto. Cebas-Csic
Imagen principal - Arriba, el grupo de investigación Aquaporinas. Abajo (i), Lorena Albadalejo. Abajo (d), trabajo en el campo dentro del proyecto.
Imagen secundaria 1 - Arriba, el grupo de investigación Aquaporinas. Abajo (i), Lorena Albadalejo. Abajo (d), trabajo en el campo dentro del proyecto.
Imagen secundaria 2 - Arriba, el grupo de investigación Aquaporinas. Abajo (i), Lorena Albadalejo. Abajo (d), trabajo en el campo dentro del proyecto.

Cada gota en su dosis y momento justos

Una vez investigado qué elementos dañan al melón, especialmente los que lo resquebrajan, «el siguiente reto tecnológico, será diseñar un protocolo de fertilización personalizado que evite el rajado», avanza la investigadora Lorena Albaladejo, implicada, a través del desarrollo de su tesis doctoral, en el proyecto que el Cebas-CSIC está sacando adelante sobre la cuestión con el apoyo de la Fundación Séneca y la Cooperativa Agrícola Levante Sur. «Para ello, aunaremos el conocimiento tanto del grupo de investigación como de la empresa, lo que nos permitirá definir protocolos específicos para cada variedad de melón, teniendo en cuenta también las condiciones geográficas de las zonas productoras». La estrecha correlación entre las carencias o toxicidades en los elementos nutricionales y el proceso de absorción y transporte de agua en las plantas plantea interrogantes importantes, abunda Albadalejo. Por eso, resume, se busca investigar cómo estas deficiencias o toxicidades influyen en la aparición de fisiopatías. «El objetivo principal es desarrollar un sistema de nutrición y riego personalizado para cada variedad de cultivo, aplicado en el momento óptimo de desarrollo y adaptable a condiciones cambiantes, con el propósito de reducir pérdidas debidas a fisiopatías», especifica. La investigadora adelanta además que, en esta línea, «se llevarán a cabo investigaciones en tres áreas: la absorción y transporte de agua, la absorción y transporte de nutrientes, y la aplicación de formulaciones para corregir fisiopatías, aprovechando residuos vegetales de la industria agroalimentaria para promover una economía circular».

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