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Conjunto palaciego más antiguo que queda en pie en Granada. El alto se cree que fue levantado en época de Muhammad I y el bajo es del siglo XIV. Zacarías Cerezo
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'Granada. Acuarelas de viaje'. El pintor murciano Zacarías Cerezo y la arquitecta Blanca Espigares Rooney proponen un recorrido por los lugares más universales y por otros desconocidos desde la época nazarí a nuestros días

Sábado, 12 de noviembre 2022, 14:32

Granada es mucho más que la Alhambra, y Zacarías Cerezo (Guadalupe, Murcia, 1951) ya lo sabía, pero en 'Granada. Acuarelas de viaje' (Anaya Touring, 2022) el pintor murciano y la arquitecta, restauradora y gran viajera Blanca Espigares Rooney nos llevan de la mano por la mítica ciudad andalusí, con más encanto que nunca y desde todas sus perspectivas. Un volumen para lectores exquisitos que tiene como fin disfrutar «de manera inmediata» a través de las acuarelas del artista murciano. «La ciudad se percibe y se disfruta en ellas: los miradores, las diversas y sugerentes vistas de la Alhambra, su arquitectura, las callejuelas y plazoletas, siempre acompañadas del impresionante fondo escénico de Sierra Nevada», aprecia Espigares Rooney: «Cuando se aprende a leer la estructura y la particular realidad territorial y topográfica de esta ciudad, Granada entonces adquiere otras dimensiones. Y todo ello lo encontramos bellamente seleccionado en las acuarelas de Zacarías Cerezo». El murciano dedica esta obra «a mis nietos Daniel y Mario, que son inspiradores».

Zacarías Cerezo

Granada enseñó a mirar a Blanca Espigares Rooney, que cuenta en este libro que su familia es alhambreña y que creció sintiendo la Alhambra como un barrio más de Granada, «un barrio familiar y cercano». Fue precisamente para la elaboración de su tesis doctoral en la Universidad de Sevilla cuando tuvo que analizar la cartografía de Granada a lo largo de los siglos, convencida de que la manera en que habían mirado este lugar en otras épocas podía encerrar muchas claves para su trabajo. «Cuanto más conocimientos adquiramos, cuanto más viajemos y nos nutramos estaremos mejor capacitados para viajar», afirma.

Es la primera vez que Blanca Espigares y Zacarías Cerezo colaboran juntos, si bien ambos ya tienen experiencia en esta colección de Anaya Touring. Cerezo en 'El Camino de Santiago. Acuarelas de viaje', con textos de Antón Pombo; Espigares en 'Sevilla. Acuarelas de viaje', con ilustraciones de Alicia Aradilla. En 'Granada. Acuarelas de viaje' descubrirán gozosamente los lectores la sutilidad del agua que esculpe el territorio sobre el que se asienta.

«El ansia de poder, las envidias y los recelos hicieron que en unos cien años se sucedieran al menos diecisiete golpes de Estado y hasta doce asesinatos», descubre la autora del volumen

«Las ciudades de Medina Elvira y Garnata fueron construidas sobre promontorios de la Vega no solo por razones defensivas, sino también para vigilar la que históricamente sería la fuente de mayor riqueza», que es el agua, incide la autora, que recuerda que el «carmen», la casa tradicional del Albaicín, tiene origen en esta particular manera de apoderarse del espacio, rico en valles y vaguadas labradas por las corrientes de agua, lo que da pie a la aparición sorpresiva de jardines, muchas veces ocultos a la vista, en este laberíntico entramado. En las acuarelas de Zacarías Cerezo, insiste Blanca Espigares, tiene el paisaje una presencia dominante y transmite ese carácter tan peculiar de su urbanismo.

'Granada. Acuarelas de viaje'

  • Género. Álbum de viajes ilustrado

  • Editorial. Anaya Touring

  • Autores. Textos: Blanca Espigares Rooney. Acuarelas: Zacarías Cerezo.

Algo que aprendemos en este volumen es que Granada toma asiento sobre cuatro colinas: «La del Albaicín -origen de Granada-, la de Sabika -sobre la que se asienta la ciudad de la Alhambra-, la del Mauror o de Torres Bermejas y la colina de Cervantes». Entre ellas reconocemos algunos lugares, románticamente evocados por tantos viajeros (Owen Jones, Washington Irving, Anne Harrison, Richard Ford, Apperley, David Roberts...), como el paseo de los Tristes, la carrera del Darro, la vaguada de Gomérez, la Puerta de Elvira -por ella entró victorioso Muhammad I, al-Ahmar, primer edil nazarí-, la Alcaicería -mercado de la seda en el corazón de Granada-, la abadía del Sacromonte, el monasterio de Santa Isabel, o la silla del Moro. Puntos en el mapa mitificados a lo largo de siglos que, amén de los jardines y palacios andalusíes, han conformado esa imagen buscada por los turistas. Granada, en este libro, provoca hondos sentimientos. El asombro puede ser algo incontrolable.

En pleno esplendor nazarí, esta obra recuerda que Granada destacó en todos los campos del conocimiento, «arquitectura, decoración, matemáticas, literatura, artesanía, agricultura... Y la Alhambra», incide Blanca Espigares, «será precisamente el espacio donde plasmar todo este amplísimo potencial de sabiduría». Es más, «en los más de dos siglos y medio del reino nazarí vieron sucederse las cinco etapas que caracterizan toda la civilización: fundación, establecimiento, construcción, esplendor y decadencia». Pasado el tiempo glorioso protagonizado por Muhammad V y sus antecesores, cuenta la arquitecta, se inicia un ciclo de malos gestores y golpes de Estado.

Granada, en este libro, provoca hondos sentimientos; el asombro puede ser algo incontrolable

«El ansia de poder, las envidias y los recelos hicieron que en unos cien años se sucedieran al menos diecisiete golpes de Estado y hasta doce asesinatos -probablemente más pero algunos son difíciles de calificar como tales al tratarse quizás de envenenamientos-». Esta obra, con todas las ventajas que ofrece la ilustración en clave didáctica, nos lleva también a conocer aspectos de la occidentalización de la Granada conquistada, y recuerda un dicho muy extendido, «Graná lo soporta 'to'». «Es que, pese a ciertas actuaciones poco meditadas, Granada sigue conservando», a ojos de Blanca Espigares Rooney, «la belleza, la magia y el encanto que hacen de ella una de las ciudades más hermosas del mundo».

Zacarías Cerezo

Algunos rincones que no podemos dejar de advertir en una visita a la cuna de García Lorca, si es con este álbum de viajes ilustrado mejor, son el valle del Darro, con el Sacromonte -«en 1499 se pobló de familias gitanas cuando se promulga la pragmática que les obligaba a adoptar la vida sedentaria o abandonar la vida nómada»-, las Casas del Chapiz, la Casa del Horno de Oro, el Bañuelo o la Real Chancillería de Granada; la colina del Albaicín con sus aljibes, patios, plazas y callejones como el de las Vacas, «cada uno con su personalidad», y sitios casi desconocidos como el palacio de Dar-al-Horra -fue casa de la madre de Boadbil, la sultana Aixa-; el territorio de la Alhambra, tantas veces soñado, con sus macizas puertas, la Alcazaba, la Torre de la Vela, el Mexuar, el Patio del Cuarto Dorado, las cúpulas de la sala de los Abencerrajes y de las Dos Hermanas, y tantos inolvidables detalles en pilares, yeserías y capiteles, los miradores, paradores y acequias... Hay que volver siempre a 'Graná'.

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